Robert Redford y Albacete: cuando el chico de oro de Hollywood llenaba el Teatro Circo

Sus películas se vivían como grandes estrenos en la ciudad, con colas que daban la vuelta a la manzana

La muerte de Robert Redford a los 89 años ha supuesto un golpe sentimental para millones de cinéfilos en todo el mundo. Pero en Albacete, su pérdida se ha sentido de una forma muy especial. Porque aquí, en los años 70 y 80, las películas del actor llenaban las salas de cine como pocas otras, especialmente en el mítico Teatro Circo, con colas que daban la vuelta a la manzana.

Desde El Digital de Albacete hemos querido recuperar esos recuerdos de la mano de Javier López-Galiacho, jurista, escritor, académico de la RAED y presidente de la Asociación Nacional de Amigos de los Teatros Históricos de España (AMIThE), que relata con detalle cómo se vivieron aquellos estrenos.

«Yo creo que el cine de los años 70 y 80 no se puede entender sin Robert Redford. Era uno de los actores más demandados en Albacete. Las mejores películas suyas se estrenaban en el viejo Teatro Circo, que era la mejor sala de la ciudad, y siempre con entradas gloriosas de público», recuerda.

Grandes éxitos de taquilla

Entre las películas más recordadas por el público albaceteño de entonces están clásicos como Los tres días del cóndor, donde Redford interpreta a un analista de la CIA atrapado en una trama de conspiración; o Todos los hombres del presidente, sobre los periodistas que destaparon el caso Watergate. Ambas fueron, según López-Galiacho, auténticos acontecimientos cinematográficos en la ciudad.

«Recuerdo las colas que salían de la taquilla del Teatro Circo y llegaban hasta donde hoy está el Hotel San Antonio. Era impresionante. La gente esperaba con ilusión, porque no había otra cosa que hacer, y el cine era lo más», explica.

El binomio Redford–Newman también hizo historia en la ciudad. Películas como El golpe y Dos hombres y un destino fueron grandes éxitos de taquilla en Albacete. «Eran como Joselito y Belmonte en el toreo», bromea Galiacho. «Siempre actuaban juntos, y la gente los adoraba».

Pero no solo como actor brilló Redford. En 1980 debutó como director con Gente corriente, una película que le valió el Oscar a la mejor dirección y mejor película. «Se estrenó también en el Teatro Circo con un grandísimo éxito», asegura Galiacho. Aunque él no actuaba, la gente acudió en masa porque ya era una figura total.

Un legado imborrable

Robert Redford fue mucho más que un actor. Fue activista, director, productor, fundador del Festival de Sundance y referente del cine independiente. Pero para los cinéfilos albaceteños que vivieron la época dorada del cine en salas como el Teatro Circo, Redford era el rostro del mejor cine de Hollywood, y su muerte ha removido emociones profundas.

«Creíamos que una persona tan bella por dentro y por fuera no iba a morir nunca», reflexiona Galiacho. «Pero, como decía Shakespeare, de esta comedia no se escapa nadie».

Con su eterna sonrisa, su talento y su compromiso con el arte, Robert Redford ha dejado una huella imborrable en la historia del cine, y también en la memoria de Albacete, donde sus películas fueron durante años grandes acontecimientos sociales.

María López

Nacida en Albacete (1996). Graduada en Periodismo por la Universidad de Castilla-La Mancha. He pasado por Cadena SER, Castilla-La Mancha Media y El Español.
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