ASÍ SUENA | Corre, hijo de puta, corre

Artículo de opinión de Humberto del Horno

((Corre como Sísifo, corre por tu dolor qué pudo haber sido, corre por lo que se perdió, corre por el horror, el horror, el horror… corre, hijo de puta, corre       Corre, hijo de puta, corre – Egon Soda))

   Que no les confunda la letra del himno de Egon Soda que da el paso a mi rincón de los miércoles en este noble espacio, nada tiene que ver la canción de este grupo catalán que roza el góspel con el tema de mismo título que acuñaron los metaleros italianos Dope Stars Inc allá por 2011. En cualquiera de los casos, ambos estribillos y esta tribuna comparten hilo conductor. Hablemos de hijoputismo.

   ¡Insulta el que puede, no el que quiere! Era un traqueteo habitual en el patio del recreo cuando dos niños, (varones en casi el cien por cien de las veces, por qué será), se peleaban por algún motivo seguramente sin relevancia pero con toda la importancia del mundo. Si me aceptan el paralelismo, ampliemos ahora el foco colocando en la metáfora el tablero político nacional como el patio del recreo para convenir, si lo desean, en que ambos contextos son cada vez más parecidos. 

   Reduciendo al absurdo, la situación vigente del día a día de lo que entendemos por actualidad política es de un Gobierno precario que, cual funambulista de semáforo, necesita seguir buscando conejos en cualquier chistera y aprendiendo otro malabar más con el que mantener al paciente conductor embelesado mientras el disco rojo se torna a verde para volver a abrir el paso. 

   Una situación que, caprichos de la ley d’Hont, se alarga desde julio de 2023, justo con el punto de partida fijado en aquella noche donde se contaron los votos y se perpetraron los pactos con compañeros de cama que ya lucían la letra escarlata en la frente antes de la boda. 

   Y mientras Pedro Sánchez no termina de caerse del monociclo desde el paso de cebra donde ejecuta a diario su función, a los del otro bando solo les queda esperar que la Ley de la Gravedad haga su trabajo sin dejar de hacer todo lo posible por acelerar el desenlace. 

   Para ello, ya lo ven, nada sobra, al menos en la teoría. Sobre este encofrado del ‘todo vale’ donde el PP y su cúpula intentan levantar el edificio de lo que se atrevieron a hacer pasar por oposición constructiva en algún tiempo pretérito, bien vale de ladrillo cualquier insulto o descalificación, armas puntiagudas, sí, pero blandas. 

   De toda esa artillería se ha armado hasta los dientes un Partido Popular al que ya poco le importa mentar a los muertos asesinados del contrario elevando a chascarrillo la dañina imagen de las cunetas que pesa sobre este país. El mismo partido que monetizó el célebre ‘hijo de puta’ verbalizado por Díaz Ayuso en sede parlamentaria contra un presidente del Gobierno, cancioncilla que acabó estampada en llaveros y camisetas una vez pasada por el tamiz del ‘Me gusta la fruta’. 

   El mismo ‘Me gusta la fruta’ que ha servido de pie de foto a una publicación en redes sociales del líder de la oposición, qué mas da si en la imagen aparece con el centro de gravedad desfigurado por el cansancio o por lo que sea. Un triste cromo del taco de los ‘repes’ que viene a certificar la pleitesía que el gallego le debe a la presidenta madrileña mientras ésta no se decida a bajar el pulgar que termine por ajusticiarle como ajustició a su antecesor. 

   Que la fuerza más votada de este país se instale en el insulto como as en la manga y al mismo tiempo no se desprenda de un victimismo casi paralelo a la frustación de que  no gobiernan porque no quisieron no deja de ser peligroso. Porque en eso ni siquiera son los mejores de la clase. Que miren a su derecha.

   Elevar el insulto a estrategia política nos hace un poco peores a todos. Deshumanizar es un camino solo de ida que tiene difícil retorno. Tanto que ya ni escandaliza que al alcalde de Madrid no le salgan las cuentas y no le valgan 15.000 niños asesinados para considerar que lo que ocurre en Gaza es un genocidio. Tanto que amortizamos que el partido que aspira a gobernar desde la moderación aplauda como ‘hit del verano’ los coros que revisten a Pedro Sánchez de hijoputismo en las plazas de los pueblos. 

Humberto del Horno

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