En pleno verano, los incendios forestales acaparan toda la actualidad.
Ahora que toda la culpa la tiene el cambio climático en cuanto a los desoladores incendios que se están viviendo, es necesario no olvidar el dato de la intencionalidad, que según algunas fuentes fiables está en casi el 90 % de todos los que se declaran. Otras fuentes, también periodísticas, dependiendo de a quién quieren que el fuego le afecte en las urnas, aportan otros datos, por lo que estamos inmersos en una confusión asombrosa. Otros hablan de incendios provocados, a saber, todos los incendios son provocados por algo. Parece que la mano del hombre, ya sea por negligencia, imprudencia o intencionalidad está muy presente.
El debate se enreda cuando entran en juego los intereses políticos y mediáticos. Algunas fuentes recalcan las cifras de intencionalidad; otras, en cambio, las matizan según a quién pueda afectar electoralmente la gestión de los incendios. El resultado es una confusión que no ayuda ni a comprender el problema ni, mucho menos, a solucionarlo.
En este cruce de versiones, la televisión pública y distintos medios satélites no escapan a la batalla partidista: se señala a las comunidades autónomas -en su mayoría gobernadas por el PP– o, en sentido contrario, se reprocha al Gobierno central falta de recursos y coordinación. Todo ello mientras sobrevuela otro debate paralelo: los intereses económicos que mueven la publicidad institucional y los sueldos de determinados comunicadores.
Lo cierto es que la ciudadanía reclama algo más sencillo: apagar los incendios con eficacia, sin importar de qué color sea la manguera, y evitar la manipulación política de una tragedia que se repite cada verano.
Claro que lo del cambio climático es una realidad y tiene una parte de incidencia en la virulencia de lo que estamos viendo estos días, pero tanto como dicen a todas horas y todo el peso es un reduccionismo. Me gusta escuchar distintas versiones, me gusta escuchar a la gente del campo, a los técnicos, a los que saben y menos a los políticos, para incidir en que los incendios se previenen en invierno, con limpieza de montes, gestión forestal y planificación. Por no hablar de los sueldos indecentemente bajos e indecentemente precarios del personal dedicado a apagar los incendios.
El cambio climático es real y multiplica el problema, sí. Pero insistir en el fenómeno de la modificación del clima como único culpable es una milonga que tapa la verdad incómoda: la falta de prevención y la manipulación política de cada hectárea quemada. Y esa, lamentablemente, es la llama que nunca se apaga.
La política local, la regional también, no es que pare su actividad, todo sigue, pero en estos días últimos baja la intensidad en cuanto a declaraciones se refiere.
El PSOE local ha sacado el viejo asunto de la accesibilidad de la zona de los Ejidos de la Feria y creo que no miden bien lo que critican o denuncian porque son centenares de personas las que les recuerdan que lo podían haber hecho ellos cuando gobernaban. Pueden denunciar, pueden criticar, es su obligación, pero quizás falle la estrategia, las formas de pegar el arreón. Sirve para poco, sirve para enfadar un poco más a una mayoría. Seguramente bajo otros argumentos y premisas, asumiendo que el PSOE tampoco lo hizo, pero que ahora apoyarían cualquier iniciativa al respecto, entrarían por un agujero más amplio. A golpe de comunicado, de tuit, tirando de redes, de testimonio sonoro servido y que algunos medios emiten de principio a fin -sin más- es poca cosa y de dudosa credibilidad.
Como tampoco ha sido un acierto la visita de dirigentes del PP al alcalde parlanchín socialista de Noblejas que dicen que sigue con la huelga de hambre. Un partido como el PP no puede respaldar con su visita a un político que lleva 42 años en el cargo y que quizás a sus 76 años más le valdría cuidarse y disfrutar de la vida. Cuentan que ya hizo otra huelga de hambre a Cospedal por alguna chifladura del sempiterno alcalde.
El PP regional aspira a gobernar, está haciendo su trabajo que no es fácil, pero acudir a visitar al alcalde de la bufanda roja es un error notable porque lo que está haciendo este político no es de recibo y además le han demostrado que no lleva razón. Yo también quiero una carretera nueva en mi pueblo, pero si para eso hay que hacer huelga de hambre, mal vamos. La política es algo más serio y esas veleidades son para otros, no para partidos con vocación de gobierno.
He visto al alcalde de Albacete, Manuel Serrano, manteniendo encuentros bilaterales este verano, como en Cartagena con su alcaldesa, Noelia Arroyo, para hablar de lo que nos une, como es el tren y sumar fuerzas en la reivindicación; al presidente de la Diputación de visita por la Sierra del Segura y otros lugares, aprovechando que están de fiestas y meterse de lleno en las celebraciones con los lugareños. Cabañero estuvo en Bogarra con Agustín Moreno -entre otros- bogarreño de pro y director del Parque Científico y Tecnológico de Castilla-La Mancha.
No me gustó ver cómo acosaban a la vicepresidenta del Gobierno de España por parte de una periodista que se autodenominaba doctora en Periodismo. Una política tomando café en una venta, en la zona de Rota, con otra mujer y que alguien se acerque provocando, sin siquiera pedir permiso, no es lo mismo que preguntar: es la antítesis del periodismo. Es otra cosa que no se puede defender ni aplaudir. Lo mismo ocurre con lo de las sombrillas contra Sánchez -si es cierto lo que se cuenta- o los gritos insultantes en lugares públicos. No son formas, no es educación, no son modales y la crítica se ejerce de otra forma y el periodismo también. Por nefasto que sea un representante de cualquier institución, existen otros cauces para la crítica, para echarlos si es menester. Pero nunca bajo el insulto ni la coacción.
Tampoco resulta de recibo que aumenten un 23 % los liberados sindicales en la Administración General del Estado en diez años.
Por todo ello, se hace preciso votar cuanto antes: para que, con el voto -sin el insulto, sin coacciones, sin el griterío, sin manipulación- la ciudadanía elija libremente.
De momento, fichar talentazos como el de Gonzalo Miró en TVE es una burla como la de la periodista que se dirigió la vicepresidenta del Gobierno con mal estilo y malas formas. Me preocupa igualmente el fichaje de Pedro Piqueras en la 1 de TVE con Javier Ruiz. Pedro que es moderado y tiene crédito de independencia, corre peligro en el lugar en el que se meterá desde septiembre. He leído criticas muy duras en las redes, hacia el albaceteño, aunque haciendo abstracción, si logra dar un toque de pluralidad, algo se conseguirá, de lo contrario, el periodista albaceteño podría salir tocado.
“El hombre se descubre cuando se mide contra un obstáculo” (Antoine de Saint-Exupéry)
Ángel Calamardo
X: @AFCalamardo