Con el corazón abierto y una amplia sonrisa, a sus 22 años, Jesús González se embarcará en la aventura más emocionante de su vida. Este joven de Albacete ha apostado por su vocación como misionero a miles de kilómetros de casa, una experiencia ante la que se muestra ilusionado y emocionado.
Y es que lo de ser misionero es algo que siempre ha llamado la atención de este albaceteño, quien confesaba a El Digital de Albacete que “no sabría decir una edad, pero en Primaria nuestro profesor de Religión siempre nos ponía vídeos del DOMUND o venía algún misionero y nos contaba su testimonio”. Así, trasladaba que “siempre que los veía decía: yo quiero ser como ellos y quiero poder ayudar donde haga falta”.
Fue pasando el tiempo pero esta inquietud no despareció, de modo que tomó la decisión de que “cuando terminase de estudiar la carrera me iría de misionero”, recordaba. Unos estudios de graduado en Magisterio de Educación Infantil que ya ha terminado y tras los que ha decidido emprender esta aventura misionera muy lejos de su Albacete natal.
“Es donde me veo”
La figura del misionero está íntimamente ligada a la labor que hacen sacerdotes y órdenes religiosas en multitud de lugares del mundo, sin embargo, muchos desconocen que los laicos (que no tiene órdenes clericales) también pueden ser misioneros. Al respecto, explicaba Jesús González que “la mayoría de las organizaciones son de órdenes religiosas, pero encontré una para laicos que se llama OCASHA”, y tras contactar con ellos empezó una formación específica que le llevará a su destino como misionero.
Una decisión que llevará a este joven de Albacete a estar “un año y medio de Misión”, manifestaba. Esta es una decisión que no le ha costado tomar, ya que aseguraba que “fue muy fácil, lo tenía clarísimo y es donde me veo”. Al respecto, reconocía Jesús González que “ahora mismo no me veo haciendo otra cosa que no sea esa”.

De Albacete a República Dominicana como misionero
“En principio”, comentaba que esta aventura le llevará hasta República Dominicana, aunque indicaba que “no hay nada oficial todavía porque este es el último paso, pero dentro de los proyectos que hay es el que más me llama la atención”. En concreto, el albaceteño podría sumarse al proyecto de OCASHA en República Dominicana centrado en la coordinación pedagógica de un internado localizado en una zona de la Cordillera Central en Sabaneta.
A este internado acuden “jóvenes procedentes de 10 comunidades”, especificaba Jesús González, y es que en este centro se imparten los últimos cursos de Educación Primaria y toda la etapa de Educación Secundaria. Se trata de la única alternativa que existe en este lugar para que estos alumnos puedan completar esta formación académica, ya que cabe destacar que esta zona de República Dominicana está marcada por la problema y es de difícil acceso, en la que viven aproximadamente 9.000 personas.
En concreto, OCASHA especifica sobre este proyecto que coordina una misionera laica y al que se sumará este albaceteño que “más del 75% de los hogares viven en situación de pobreza y, debido al aislamiento en que se encuentran por falta de vías de comunicación, tienen escaso acceso a servicios básicos como la salud o la educación”. Además, detallan que la misión de este centro “es ofrecer una educación de calidad enraizada en los valores del Reino de Dios, que involucre en el proceso educativo a la familia, con el fin de ayudar a cada alumno a madurar en todas las dimensiones que configuran la personalidad: socio-comunitaria, familiar, ecológica, espiritual y psicológica”.
Una actividad educativa que se complementa durante los fines de semana, ya que estos jóvenes y sus familias pueden colaborar en la vida parroquial, formando parte de la comunidad y acompañando en diferentes ámbitos de la vida eclesial. Y es que, ponía de relieve Jesús González que no es lo mismo hacer un voluntariado que ser misionero.
Al respecto, explicaba que en el caso de un misionero, “además de la labor asistencial que realiza, tiene también la labor de extender el mensaje de Jesús y proclamar el Evangelio”. Una vocación a la que quiere dar respuesta este albaceteño, quien asegura se involucrará “en la parte de animación pastoral” de la comunidad que le sea asignada.
Las reacciones a la decisión de este joven de Albacete
En estos días, Jesús González, se encuentra realizando el Camino de Santiago junto a su grupo de la Parroquia de San José. Un camino que está aprovechando para disfrutar de sus amigos, quienes se muestran orgullosos del paso que está dispuesto a dar este albaceteño como misionero, y es que al conocer la noticia “prácticamente no se sorprendieron y me dijeron que es algo que me pega”, compartía entre risas.
Sin embargo, a sus padres les costó un poco más encajar el anuncio de su marcha lejos de casa como misionero. “Se lo dije hace casi un año y al principio fue difícil para ellos”, trasladaba, “se pensaban que iba al desierto con una tienda de campaña y sin ningún tipo de medios”, explicaba Jesús González. Pero recordaba que “conforme fueron hablando con la organización y mi tutora les fue informando sobre todo lo que hay en la zona y que voy a estar muy cuidado y protegido por la Diócesis, ya se han ido quedando más tranquilo y ahora hacen hasta bromas con ello”, mostrando muy agradecido porque “me apoyan todos un montón”.

Una experiencia que recomienda a los jóvenes de Albacete
Sin poder ocular su emoción por la aventura que emprenderá de cara al inicio del próximo año, ya que de forma previa debe completar la formación necesaria, confesaba que “espero poder aportar un granito de arena, aunque sea pequeño, y poder cambiar un poco la realidad de la gente”. Pero además, aseguraba que “yo también voy a aprender mucho de las personas que conozca”, lo que garantizaba que supondrá “un importante crecimiento personal y un salto bastante grande para mi fe”. Y es que, Jesús se muestra dispuesto para “ayudar en lo que pueda” allá donde vaya como misionero.
Mientras muchos jóvenes de Albacete esperan el inicio de la Feria, Jesús tiene su mente puesta en su próxima aventura como misionero. Una experiencia que el albaceteño anima a los jóvenes a hacer “antes de meterse en un trabajo que los va a tener en una oficina durante años, si pueden emplear un periodo de tiempo para darse a los demás, es lo más rico que hay en el mundo”.