Un arrollador Samuel Navalón rinde Ciudad Real

El torero de Ayora Samuel Navalón, formado en la escuela taurina de Albacete y con raíces almanseñas, conquistó este jueves la puerta grande de la plaza de toros de Ciudad Real tras cortar dos orejas por la vía del valor a una corrida de Martín Lorca que no dio el juego esperado. Alejandro Peñaranda, alumno también de la escuela manchega, no tuvo opciones con un lote nefasto.

Samuel Navalón recibió a su primero de rodillas en el tercio con dos largas cambiadas. Salió el toro con mucha pujanza, tanta que se dio hasta dos volantines previos al «encuentro» con el caballo. Inició la faena con el cambiado por la espalda en los medios y ahí se quedó para hacer el toreo fundamental. Y lo hizo muy bien. Ligando muletazos por el pitón derecho, de mano muy baja y aplicando el ritmo perfecto. El que demandaba el toro, que repetía con codicia y cierta profundidad. Nunca el hambre ni la ambición exacerbada serán un pecado en un torero tan nuevo, aunque a veces tienen su impacto en los toros. Atacó tanto Navalón que el toro acabó fundido, como sus hermanos, antes de tiempo. ¿Qué hizo el torero? Meterse en los terrenos del zambombo y pegarse un arrimón formidable. No de los populistas. Para nada. Un arrimón de torero macho. La plaza entera, en pie. La estocada, en la suerte contraria, tremenda. Volcó a ‘Extranjero’ en segundos. Dos orejas. Dos orejones.


El sexto, otro tráiler de kilos, aunque más ligero de pitones, se dio otra voltereta para coronar el remate capotero de Navalón. La ejecución, perfecta. Muy de Hugo Sánchez. Brindó la faena a Nacho Lloret, empresario de Ciudad Real. También de Alicante, donde este año le abrió la puerta junto a Roca Rey. Prologó su obra ligando derechazos de rodillas en los medios para terminar de meterse la plaza en el bolsillo. Ya en vertical, fue capaz de aguantar los parones del toro en mitad de los muletazos y consiguió acoplarse en todo momento a un ritmo cambiante y cansino. Estos toros tan sosos solo le sirven a los buenos toreros. El torero de Almansa tiene muy desarrollado el sexto sentido de los toreros, que es el de la capacidad. Volvió a acortar distancias para que la faena no bajara en intensidad. Alternó pases cambiados por la espalda con péndulos damasistas. Y cuando el toro dijo basta, se fue a por la espada. Un milagro dentro de un escalafón tan pelmazo. Lo cazó al segundo intento, aunque tardó en caer y se esfumó la petición de trofeo.

Alejandro Peñaranda tuvo que esquivar de salida con el capote un cabezazo de ‘Ventisco’, un toro con el hierro de Martín Lorca, de 603 kilos y muy corpulento, que iba directo al mentón. Ya en esos capotazos iniciales dejó constancia el toro de la dificultad de mover tanta romana. Optó el matador conquense, con buen criterio, por aliviar el castigo en varas. El tercio de banderillas, muy lucido. Caco Ramos, inteligente en la brega, evitando capotazos inútiles y Basilio Mansilla y Víctor Martínez, valentísimos con los palos. Brindó la faena Peñaranda a Beltrán, un jovencísimo aspirante a torero que el otro día se puso a torear con un abanico delante de una cuadrilla de cobardes antitaurinos que estaba insultándole. Si algún día consigue domar a los toros como a estos analfabetos será figura del toreo.


Tras el brindis, Peñaranda arrancó toreando sin miramientos ni probaturas. Suele pasar que cuando se hacen las cosas bien, los toros lo agradecen. Sacó fondo el de Martín Lorca y el torero lo cuajó en tandas ligadas y muy emotivas por la transmisión del animal. Incluso para matadores con años de alternativa resulta complejo limpiar ese calamocheo tan molesto en la muleta, pero Peñaranda, que no suma todavía un curso de doctorado, lo logró a base de pulso y temple. Le ganó la partida al toro, que se acobardó en la tercera tanda, ya sobre el pitón izquierdo. Cerró su labor con ayudados por alto torerísimos y con varios desplantes muy garbosos. Perdió premio por el mal uso de la espada.


El quinto toro se hizo el harakiri nada más salir. Se fue directo contra las tablas y allí se dejó su vida. Salió ‘Venezolano’ como sobrero, un toro que podría lidiarse en varias plazas de primera. Muy serio, aunque con una expresión de bravo. La cara, colocadita. Peñaranda sacrificó el lucimiento de salida y buscó la efectividad en la lidia, que volvió a ser más que notable. Pero ni por esas. El iniestense no pudo hacer absolutamente nada con la mole de carne, que se puso en huelga de embestidas en cuanto vio al torero acudir con la muleta. Ninguna diferencia entre el kamikaze titular y el sobrero. Una pena. En la feria de Cuenca será.

Carlos Aranda, torero de la tierra, hizo lo que pudo con un lote dispar. Su primero se vino abajo muy pronto, pero el que hizo cuarto sí tuvo ese vigor y esa entrega en la muleta. No terminó de aprovecharlo y el de Martín Lorca acabó rajándose. En los terrenos de tablas consiguió Aranda los mejores pasajes de su tarde, jaleados por sus camaradas. Más de toreo accesorio que canónico, aunque es difícil que este último aflore cuando se torea tan poco. La espada, un quinario.

FICHA DEL FESTEJO
Jueves 21 de agosto de 2025. Ciudad Real. 3ª de la feria de la Virgen del Prado. Corrida de Beneficencia. Casi lleno. Toros de Martín Lorca y Escribano Martín (3º, 4º y 5º, bis), bien presentados, de juego informal y muy desfondados en la muleta. El único toro con opciones, el 4º.

Carlos Aranda: ovación y silencio tras dos avisos.
Alejandro Peñaranda: ovación tras aviso y silencio.
Samuel Navalón: dos orejas y ovación.

Julio Martínez Romero

Julio Martínez Romero (1995). Periodista, director de El Toril de Onda Madrid y editorialista en Buenos Días Madrid. Antes, en esta casa, redactor en El Enfoque, junto a Félix Madero. Se inició en Cadena COPE, primero en información local (Albacete), y posteriormente en la redacción nacional, como editor de informativos, colaborador en toros y redactor en programas magazine. Pasó también por la sección de Economía de Servimedia.
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