ASÍ SUENA | Vendiendo Europa a los americanos 

Artículo de opinión de Humberto del Horno

((Vi a tu mujer cómo besaba a todos en Madrid en las calles, y a ti en Berlín vendiendo Europa a los americanos   Ciudadano A – Iván Ferreiro)

   Imagine que el abusón del colegio le lleva a una esquina del patio del recreo para robarle el bocadillo y usted se lo envuelve para regalo y se vuelve a casa cantando. Así de rápido se explica lo ocurrido en la cumbre Trump-Von der Leyen, donde la máxima dirigente del Gobierno de la Unión Europea ha troceado un continente para venderlo al peso y a la baja al presidente de Estados Unidos. Y todo ello sin perder la sonrisa para posar en una foto que, sí o sí, tendrá que perseguirla hasta el día en el que sea la primera en abandonar el barco.

    Úrsula, la que hace una semana difuminó la ‘C’ de ‘común’ de las siglas de la PAC dibujando un recorte que, si nadie lo remedia, se colocará por encima del 20% en el prróximo periodo presupuestario; luce ahora orgullosa el mérito de haber acabado con la ‘U’ que hasta ahora precedía el binomio ‘Unión Europea’.

    Nacida en Bélgica y criada en Alemania, Von der Leyen lleva meses de sueca ante el genocidio palestino, la menos mala de las posturas si tenemos en cuenta que ya se echó a los brazos (literalmente) de Netanyahu, con quien siguió firmando acuerdos comerciales cuando los niños muertos ya se contaban por miles.

   El proceso de desarme de la «Unión» Europea se escenificó en una cumbre a toda prisa en la que el continente entró tiritando y salió tieso, aceptando un 15% de aranceles a todos los productos europeos al tiempo que garantizábamos más de un billón de euros a Estados Unidos en dos cheques casi a partes iguales, uno para comprarle energía, otro para comprarle armas, cuando ninguna de las dos cosas hacen falta. 

    Con el futuro de dos generaciones ya hipotecado, la medalla que Trump se llevó puesta en su vuelta a casa se la colgó por obra y gracia de la todopoderosa achicada, sin pasar por el Parlamento y enseñando a Europa el camino al desguace.

    Cuando los cimientos de los tratados fundacionales se tambaleaban en las elecciones de 2024, primeros comicios ya sin los británicos, la promesa de «más Europa» frente a escepticismo creciente de un electorado agitado por la ultraderecha parecía una buena receta. Una fórmula que ya ha caducado apenas un año después de que consevadores y liberales dejaran el mando a la figura de Von der Leyen, cuyo papel de lideresa europea se diluye ahora para convertirse en la directora del proceso de demolición, o en ‘reparte flyers’ de la todopoderosa discoteca donde solo entran los matones que harán America Great Again a costa de los vecinos del otro lado del Atlántico.

    Donald Trump fue de caza mayor a un campo de golf escocés y se llevó el trofeo, solo falta ver cuánto hueco hace ahora en la pared junto a la cabeza de Von der Leyen por si pudiera ampliar la colección.

   Y con todo, y si queremos ser justos, hay que apuntarle un mérito a Úrsula, ni más ni menos que el de poner de acuerdo a todo el espectro político nacional, y, casi, a todos los países europeas. Algo difícil en los tiempos que corren.

   Tras el fracaso a nivel global que acerca el precipicio a 27 países más desunidos que nunca, cabe preguntarse qué se puede hacer a nivel local para defendernos, aunque eso conlleve un proteccionismo contraproducente. En lo más doméstico, más allá del resto de productos agroalimentarios que se verán afectados, aterra el terremoto en el sector del vino en Castilla-La Mancha, que en la redención vonderlayenesca se enfrenta a un futuro incierto en el que peligra la inversión en promoción, infraestructuras e incluso reconversión del viñedo. 

   Ninguna moraleja y dos epitafios: la Unión hizo la fuerza y la esperanza es la último que se perdió. Frente a un Risketo con peluca. A quien se lo cuentes…

Humberto del Horno

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