Jesús Reolid es un albaceteño enamorado de su tierra y al que su trabajo como abogado le ha llevado a ejercer esta profesión en un bello país a miles de quilómetros de su pueblo natal: Elche de la Sierra (Albacete). Una aventura que lleva disfrutando Reolid desde hace más de una década y que le ha permitido crecer en el plano profesional y, sobre todo, en el personal.
Este profesional tiene presente a diario sus raíces, y es que, pese a estar a más de 6.700 kilómetros de distancia, puede ver todos los días la calle mayor de su pueblo. En concreto, compartía Jesús Reolid con El Digital de Albacete que preside el salón de su casa en Santo Domingo (República Dominicana) “un cuadro de la calle mayor de mi pueblo pintado por el artista local J. Patrocinio”, una vista a sus raíces y a su querido Elche de la Sierra que “me devuelve la paz”, apuntaba y reconocía que “es como si al mirarlo, todo volviera a estar en su sitio”.

Rumbo a República Dominicana
“La vida, como el Derecho, a veces se escribe con cláusulas inesperadas”, expresaba Jesús Reolid a El Digital de Albacete. En el caso de este albaceteño, natural de Elche de la Sierra, “tras muchos años trabajando en España como especialista en Derecho Tributario, especialmente en Jávea, la crisis económica de 2008 trajo consigo grandes cambios”, relataba.
Fue entonces cuando este abogado albaceteño decidió dar un cambio radical a su vida gracias a “la posibilidad de colaborar con una institución valenciana de comercio exterior, desarrollando una antena comercial en la zona del Caribe y el área SICA”. De la mano de esta nueva ventana en el ámbito laboral que se abrió ante Jesús Reolid, el abogado llegó ni más ni menos que hasta República Dominicana.
El trabajo del albaceteño se centraba “en facilitar la internacionalización de empresas españolas en la región”, explicaba. Sin embargo, debido a la crisis económica que atravesaba nuestro país, en 2010 comunicaron al albaceteño que su puesto de trabajo era imposible de mantener.

El amor le ha unido a esta maravillosa tierra adoptiva
Pero como en toda buena historia, el amor siempre tiene un papel protagonista, y es que para entonces, Jesús ya había conocido en República Dominicana a la que hoy es su mujer. Así, confesaba que “la vida me abría otra puerta”, y decidió apostar por su relación, asegurando que “no me equivoqué”, ya que ha día de hoy lleva junto a su mujer 15 maravillosos años, junto a quien ha convertido Santo Domingo en su hogar.
Sobre su vida en Santo Domingo, expresaba que esta ciudad “es muy intensa, con un ritmo vibrante y un carácter muy marcado”, reconociendo que “cada día es distinto”. Una tierra adoptiva que ha acogido al albaceteño con los brazos abiertos y en la que confesaba “se vive con más calor, literal y emocionalmente”, pero también “con una energía muy caribeña, imprevisible y a veces caótica, pero profundamente humana”.

Un animado ritmo de vida que dista mucho del que marca el día a día en la zona de la sierra de Albacete, y con el que creció Jesús Reolid. En este punto, expresaba que en Santo Domingo no se vive con “el tempo pausado de Albacete, pero tiene su propio encanto”.
Pese a este radical cambio de vida, que lleva marcando el caminar de este albaceteño desde hace más de una década, confesaba seguir sintiéndose “profundamente manchego”. De hecho, desvelaba a El Digital de Albacete que pese a la distancia, continúa “celebrando las fiestas de mi tierra”, pero también “visitando a amigos, familia y a mi madre, que con 93 años ha venido a conocer este país y ha quedado encantada”. Así, trasladaba Reolid que vive “con un pie en Santo Domingo”, pero aseguraba que “el corazón nunca ha dejado de latir con acento albaceteño”.

El albaceteño lleva trabajando como abogado más de una década en República Dominicana
Actualmente, el albaceteño ejerce como abogado en Santo Domingo, siendo además el actual presidente de Dómine Abogados & Asesores, firma que fundó junto a su esposa, quien también se dedica profesionalmente a este ámbito. “Nos dedicamos al asesoramiento legal, tributario, comercial y corporativo, tanto de empresas locales como a firmas internacionales”, precisaba Jesús Reolid.
Al respecto, concretaba que tras la entrada en vigor del Convenio para evitar la doble imposición entre España y República Dominicana en 2014, “muchas empresas y particulares comenzado a necesitar orientación especializada”. Fue ahí donde el abogado encontró un importante nicho de trabajo, un espacio “donde podía aportar mucho”, sostenía.

Jesús Reolid también ha sido profesor de Derecho Tributario en la Universidad Pontificia de San Domingo, y aunque ya tenía formación jurídica en España, cursó nuevamente la carrera de Derecho graduándose cum laude. Pero además, compartía con El Digital de Albacete que se encuentra inmerso “en proyectos innovadores, como el desarrollo de una APP de defensa jurídica inteligente, que mezcla tecnología y derechos fundamentales”, confesando que es un trabajo que “me apasiona”.

Lo que más echa de menos de Albacete
Mucho dista Santo Domingo de Elche de la Sierra, pero Reolid ha convertido en estos 15 años esta ciudad del Caribe en su hogar. Una tierra adoptiva sobre la que manifestaba que lo que más valora “es el carácter abierto y acogedor del pueblo dominicano”.
De este modo, trasladaba que en Santo Domingo “he encontrado respeto, oportunidades y una comunidad que me ha recibido como uno más”, confesando sentirse “valorado como profesional, pero también como persona”. “Disfruto del clima, del mar, de la alegría cotidiana que forma parte del ADN caribeño”, expresaba, y añadía este albaceteño sobre su vida en República Dominicana que además, participa de forma activa “en la comunidad española a través de instituciones como el Club Casa de España y la Cámara de Comercio Española”, siguiendo vinculado de este modo a nuestro país.

Sin embargo, confesaba que siente cierta nostalgia al recordar su tierra natal. Al respecto, manifestaba que de la provincia de Albacete “echo de menos el temple de la gente y su nobleza callada”. Pero en especial, a miles de kilómetros de distancia añora “el olor del campo en mi pueblo, Elche de la Sierra, los silencios compartidos en las plazas o el respeto que se expresa con una mirada o un simple ‘anda, cuídate’”.
Jesús Reolid compartía con El Digital de Albacete que echa de menos el carácter albaceteño; “esa sobriedad con fondo de ternura que solo un manchego sabe reconocer”. De este modo, garantizaba que pese a llevar residiendo más de una década en Santo Domingo, “Albacete, con su pequeño gran señorío, sigue siendo mi norte emocional”.
La gastronomía, es otra de las señas de identidad de la provincia de Albacete que también echa en falta. Así, manifestaba Reolid que “aunque la comida aquí tiene su propia cultura, rica y variada, en los supermercados también encontramos todo lo que viene de España”, pero sin embargo, ponía de relieve que “se echan de menos esas ‘cosicas’ muy de uno: las migas, las gachas, el lomo de orza, los caracoles en su temporada, los buñuelos caseros o los dulces típicos de San Blas…”. Se trata de productos y elaboraciones “sencillas, pero que saben a hogar”, aseguraba el albaceteño.

Es precisamente cuando la melancolía y la nostalgia inundan el corazón de Jesús Reolid cuando camina hacia el salón de su casa para contemplar su particular pedacito de Albacete, pese a estar a miles de kilómetros. “Cuando me pongo un poco sensible, me quedo mirando el cuadro que tengo en el salón”, trasladaba, una pintura que abre una pequeña ventana a una de las principales calles de Elche de la Sierra y que sirve al albaceteño para trasladarse por unos breves instantes a este bello pueblo de la provincia de Albacete.
Un albaceteño con el corazón dividido
Sobre la posibilidad de regresar a nuestro país en un futuro próximo, exponía Jesús Reolid que “no descarto nada”. En este punto, aseguraba que su esposa “adora España”, tal es así que adelantaba que “estamos valorando la idea de pasar parte del año allí, especialmente los meses más calurosos aquí, y el resto del año vivir en República Dominicana”.

“Mi vida está entre ambos países”, ponía de relieve el albaceteño afincado en Santo Domingo, detallando que a menudo trabaja “con herencias, matrimonios y asuntos internacionales que me permiten viajar con frecuencia”. Así, confesaba que “lo ideal sería una vida compartida entre mis dos patrias: la de nacimiento y la de adopción”.












/Fotos cedidas: Jesús Reolid/