Querido paisano;
Te escribo hoy desde la cima del mirador del Depósito de la Fiesta del Árbol. Para quienes hemos tenido la oportunidad de disfrutar de sus privilegiadas vistas, recordaremos que al fijar la vista hacia el oeste, se puede divisar a lo lejos los restos de la que fuera tu casa durante muchos siglos, eso sí, sustituyendo lo que el ojo no alcanza a distinguir por un poco de imaginación. Además, si antes de alcanzar la zona del mirador cubierto hemos tenido la fortuna de hacer el recorrido completo, ya subiremos con la sorpresa metida en el cuerpo, tras haber presenciado una recreación de lo que probablemente fuera tu vida cotidiana en la Motilla del Acequión. Y es en ese momento cuando más se echa en falta una corporación municipal que trabaje en serio por recuperar el pasado para entender el presente y el futuro.
A estas alturas de la película, ya habrás podido suponer tu solito, que hacer obras en tu destartalada casa no va a resultar tan vistoso ni tan llamativo, como destinar tropecientos millones de euros a transformar el actual camino a la Ciudad Deportiva en una autovía de dos carriles, iluminación led y mediana incluida, amén de ampliar el Parque de la Pulgosa por uno de sus costados. Todo ello bajo el equivocado paraguas de la renaturalización. Mucho me temo que alguno de los asesores que susurran al oído de nuestro primer edil, lo ha inducido al error, quiero suponer que sin querer, porque por mucho que nuestro apreciado alcalde lo repita por doquier, esa obra no va de devolver los ecosistemas a su estado natural, permitiendo que la naturaleza recupere sus procesos y funciones, antes al contrario, las tierras de labor y cultivo que de toda la vida han existido en ese paraje, ahora propiedad de la familia Lodares, van a dar paso a nuevos espacios ordenados y urbanizados convenientemente, para uso y disfrute de la sufrida ciudadanía. O eso se dice.
Pero no te preocupes, que no caeré en la tentación de intentar pasar la lija para ver si hay suerte y le quito un poco de lustre a esa iniciativa, que no van por ahí los tiros. Ni tampoco se me ocurrirá, líbrenme todos los dioses del mundo mundial, proponer que el destino de esos fondos lo sea a través de la democracia participativa, y que sea la ciudadania la que elija si financia ese proyecto o bien se decanta por la construcción de viviendas con algún grado de protección, por crear dos o tres nuevas Escuelas Infantiles, algún que otro Centro Socio-Cultural, por recuperar el antiguo edificio del Banco de España, por levantar un Palacio Multiusos, por desdoblar el puente a Campollano o por rehabilitar la sede del Ateneo. No. Tengo claro que cada equipo de gobierno tiene sus prioridades y el actual, a pesar de que las cuentas municipales siguen teñidas por el rojo de los incumplimientos, se ha decantado por un megaproyecto campestre y futbolero, que sin duda contentará y hará las delicias de los usuarios de las instalaciones del Albacete Balompié y de los que sudamos la vía verde intentando rebajar unos gramos y mantener a raya al colesterol. Ya llegará el momento en el que la ciudadanía, con su voto, valore si este tipo de iniciativas se corresponden con los intereses de la mayoría, o no.
Ahora que estamos cruzando el paso del ecuador del actual mandato corporativo, me da en la nariz, que aquel que ha sido calificado esta semana por la oposición socialista como apático y falto de ambición, amen de otras verdades, haya querido quitarse de encima ese sambenito de un plumazo, con una iniciativa de esas que dicen que pasan a la posteridad, como si eso fuera tan sencillo. Porque ya me dirás tú que mérito tiene cosechar un buen puñado de me gusta en las redes sociales, o darse por satisfecho con figurar en la coletilla del cartel inaugural con aquello de“… siendo alcalde de Albacete don fulanito de tal.” Esta claro que cada uno se conforma con lo que puede y quiere, importándole más bien poco faltar a la palabra dada a quien le quiso escuchar en campaña electoral, evidenciando que una cosa es lo que se dice que se piensa hacer, y otra lo que efectivamente se hace o se quiere hacer, foto, rueda de prensa y gira promocional incluidas. Y luego hablamos del humo de los demás. Curioso.
Llegados a este punto, supongo que el interesado habrá llamado a consultas al despacho rectangular a dúo transfuga de VOX, aunque haya sido off the record, o quizás en diferido en forma de simulación, para conocer su opinión al respecto y garantizarse que se enciende la luz verde. Eso considerando que tengan algo que decir sobre algún tema municipal, porque como viene siendo habitual en el proceder de mi querido munícipe mayor, el parecer del resto de grupos municipales se lo suele pasar por el arco de la junta de gobierno, fundamentalmente porque yo lo valgo.
Otra cosa te digo, aunque solo sea por hablar de lo grande y de lo pequeño, deseandico estoy que llegue la Feria para ver si en los almacenes municipales, queda algo de pintura que devuelva a los pasos de peatones el lustre que los hace visibles a conductores y peatones, y ya metidos en harina, tampoco estaría de más que se prestara más atención a la franja verde del Paseo de la Libertad, que hoy por hoy tiene más calvas que la familia Matamoros, o que se reparen de una vez la talanqueras del Camino del Palo, que siguen por los suelos. Sabido es que el diablo está en los detalles.
Y hablando de detalles, el tiempo pasa, que cantaba Pablo Milanés, y el refrescante del pinar del Parque por fin abre sus puertas con el verano a medias, pero antes de Feria. Que sea para bien. Ya sabemos que las cosas de palacio van despacio, ¿pero es necesario que todo sea tan lento? Seguro que escusas, para unos, y/o motivos para otros, no faltarán.
PD. Tiene más valor un gramo de lo hecho que un kilo de lo prometido.
Antonio Martínez