ASÍ SUENA | Hace tiempo que nos peleamos

Artículo de opinión de Humberto del Horno

((Pero que mira primo que yo no lo sé, dónde más a gusto viviré // si en tu cielo o en tu infierno más a gusto moriré // ¿Dónde estás, cómo vas? Hace mucho que nos peleamos))    Ya no te veo – Dellafuente y Novedades Carminha

   De líos de némesis y desaveniencias entre dos está el universo lleno en casi cualquier disciplina de la vida. Entre iguales, entre semejantes, entre diferentes, las duplas yinyanescas de un uno contra un otro son casi necesarias para explicar la vida misma, porque a través de grandes batallas se ha escrito la historia, aunque luego hayan sido los ganadores, con alguna excepción, los encargados de relatarla.

   Los dos particulares pimpinelos que ilustran las líneas de esta semana están desavenidos yendo en el mismo barco. Puente y Page, Page y Puente, se han visto cada uno a una esquina del ring de Ferraz en una pelea que surgió porque solo uno de ellos contradijo al capitán, el mismo al que el otro se debe. 

    De primer curso de Comunicación Política, y así me lo explicó el maestro José Luis Dader, es la creación de la figura del ‘portacoz’ en un partido político, sea cual sea el color. Lo que no venía en los libros de cuando yo era universitario era el tirabuzón de que a esos que ejercen la representación de la voz del amo también se les permite disparar fuego amigo. Lo curioso, este caso, es que quien afila la lengua (o el Twitter, que lo mismo me da) vaya acompañado de un cargo institucional, un Ministerio ni más ni menos. Así es Óscar Puente.  

   El movimiento sísmico experimentado en el Comité Federal del PSOE del pasado sábado, así como su réplica posterior de este lunes en forma de prórroga del cruce de acusaciones, deja una fotografía que no por atípica se convierte en inverosímil. Que el partido que sustenta al gobierno de este país escenifique de tal modo un blindaje a ultranza de un líder en horas bajas y sepulte cualquier voz discordante en sus filas a base de paladas de odio construido desde la falacia puede resultar útil en un cortísimo plazo, el más cosmético de todos y el menos efectivo.

    Pero en el caso de que la guardia pretoriana de primera línea que defiende al presidente incluso ante los suyos propios termine por sucumbir, antes o después, lo que vendrá a continuación en el PSOE será tierra quemada. Porque si hubiera de caer el líder caerán, de forma necesaria, todos los que le ungieron antes de convertirse en centinelas de sus propios territorios. Pedro Sánchez tiene un puñado de ministros cuidando el corral del mismo puñado de federaciones regionales del partido a lo largo de todo el mapa, lo que hace presumir que cuando caiga el líder (o alguna de sus fichas), el efecto dominó será devastador. 

   Al contrario, si la fila de piezas sigue emulando al junco para nunca partirse pese a no parar de doblarse, el liderazgo saldrá blindado. Y el primer soplo de aire al que se enfrentará el batallón vendrá en forma de elecciones andaluzas, perversa mecha que prenderá un ciclo electoral que puede arrancar con una debacle socialista jamás vista. El segundo asalto lo será en Castilla y León, quién sabe si con Óscar Puente como paladín socialista.

   Los ‘puentes’ sirven para tenderse, para unir caminos, para sortear dificultades; y los ‘pages’ para ser simple comparsa, comitiva y palmero del rey al que acompañan. No me digan que no deja de ser curioso el cambio de papeles a tenor de los apellidos de cada uno de los púgiles.

Humberto del Horno

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