La pastelería ‘Casa Martínez’ nació en Casas Ibáñez en 1887, fundada por Hilario Martínez. Desde entonces, cuatro generaciones han seguido su estela, trabajando para mantener esta tradicional pastelería abierta, y continuar así ofreciendo los mejores dulces a los vecinos de esta localidad de Albacete y visitantes, convirtiéndose en un establecimiento de referencia en el municipio.

Tradición artesanal en la Familia Martínez de Casas Ibáñez (Albacete)
Ahora, en junio de 2025, la pastelería ‘Casa Martínez’ echa el cierre definitivo, dejando atrás 138 años de vida. Una historia que conoce muy bien Adoración Martínez, 4ª y última generación, y fiel reflejo del respeto por la tradición familiar más artesanal.

Manifiesta Adoración Martínez a El Digital de Albacete que “mi bisabuelo, Hilario Martínez, era de Tarazona de la Mancha, y se fue a Valencia a aprender el oficio de pastelero. Cuando terminó su formación en Valencia decidió montar una pastelería en Casas Ibáñez, que era el pueblo de su esposa, Ginesa, mi bisabuela, en 1887. Casualmente, ese mismo año se inauguró la Torre Eiffel de París, el Teatro Circo de Albacete, y ‘Casa Martínez’ de Casas Ibáñez. El que aprendió el oficio fue su hijo Juan Manuel Martínez, mi abuelo, que fue la 2ª generación, y que además de llevar la pastelería, salía de feria en feria a vender turrones y peladillas artesanales con un carro y una mula. Juan Manuel y su mujer Adoración, que hacía unos caramelos buenísimos, tuvieron a Gabino, mi padre, que se convirtió en la 3ª generación. Mis padres, Gabino y María, comenzaron a expandir el negocio, añadiendo más productos, como las tartas para las bodas”, indica.

La generación de Susi y Dori
Fueron Asunción y Adoración, hijas de Gabino y María, las que decidieron continuar con esta tradición familiar. “Cuando mi padre ya no se podía hacer cargo de la pastelería, al comienzo de la década de los 90, mi hermana Susi y yo nos quedamos al frente del negocio. Continuamos con buena parte de la maquinaria con la que trabajaron en los inicios de la empresa, conservando la forma de trabajar totalmente artesanal de nuestros antepasados. Se nota que antes las cosas se fabricaban a conciencia, porque toda esta maquinaria antigua funciona a la perfección, y nunca se ha estropeado. De hecho, tenemos una máquina batidora que tiene más de 100 años, un bombo para hacer peladillas que es como una hormigonera, y también un perol para hacer el turrón. En definitiva, es un obrador funcionando para hacerlo todo como se hacía antes, de forma tradicional y artesanal».

Los ‘bizocheros’ de Casas Ibáñez (Albacete)
Argumenta también Adoración que «a mi bisabuelo y a mi abuelo les llamaban los ‘bizcocheros’, porque los bizcochos eran su especialidad, pero también les salían muy buenos los merengues, y los dulces con crema pastelera. Ya mi padre Gabino, además de las tartas, fue incorporando los fines de semana pasteles como pezuñas, catalanes, o riñones. Ya cuando llegamos nosotras empezamos a ampliar más hasta llegar a tener más de 80 clases de pasteles”, refleja.

Varias ubicaciones para ‘Casa Martínez’
‘Casa Martínez’ fue uno de los primeros establecimientos que comenzó a trabajar en la elaboración de sus propios dulces en la provincia de Albacete. Su última ubicación ha sido en pleno centro de Casas Ibáñez, en la Plaza de la Constitución de la localidad, pero a lo largo de todos estos años han sido varios locales los que han cobijado este negocio familiar, desde donde los Martínez han ofrecido todos sus productos artesanales. “Mi bisabuelo Hilario abrió ‘el cuarto del oficio’ (así lo llamaba) en 1887, en la calle del Charco. Años más tarde, cuando ya le ayudaba en la pastelería mi abuelo Juan Manuel, se trasladaron a la calle Tercia. Ya cuando estaba al frente del negocio mi abuelo Juan Manuel, con la ayuda de Gabino, mi padre, se trasladaron a la calle Ochando, y ya mi padre trasladó la pastelería al centro de Casas Ibáñez, a la Plaza de la Constitución, en 1969. Inauguramos en esta última ubicación el mismo día que vino a torear el ‘Cordobés’ a la plaza de toros del pueblo. Nosotras continuamos muy ilusionadas para seguir asegurando la permanencia de la empresa en la localidad, la clientela y el prestigio que había conseguido nuestra familia durante toda su trayectoria. Ahora estamos muy tristes por el cierre, porque es una pena que nadie de la 5ª generación haya querido seguir con el negocio, y hemos tenido que dejar el obrador en pleno funcionamiento por no poder atenderlo”, concluye.

Una dulce tradición en el corazón de La Manchuela de Albacete
La tradición puede continuar con nuevas ideas y recetas, porque la familia Martínez todavía tiene la esperanza de que aparezca alguien que quiera continuar con esta tradición tan dulce en el corazón de La Manchuela.
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/ Fotos: Cedidas a El Digital de Albacete /