Unos 90 pacientes mayores de 70 años han sido atendidos en el programa Activa-UCI, una iniciativa multidisciplinar impulsada por los Servicios de Medicina Intensiva y Geriatría de la Gerencia de Atención Integrada de Albacete. Su objetivo es optimizar la atención a personas mayores tras su estancia en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).
La doctora Isabel Murcia, intensivista, ha explicado que el Síndrome Post-UCI engloba una serie de secuelas físicas, cognitivas y emocionales que pueden surgir o agravarse después del ingreso en cuidados críticos.
En noviembre de 2019, Albacete puso en marcha la primera consulta de seguimiento Post-UCI de Castilla-La Mancha, bajo el lema: “Que el alta no sea el final del camino, sino el inicio de la recuperación”. Este seguimiento se realiza mediante un enfoque multidisciplinar, en el que participan rehabilitadores, fisioterapeutas, geriatras, psicólogos clínicos y enfermeras de enlace, quienes diseñan un plan personalizado para cada paciente.
“La experiencia de esta consulta evidenció un reto importante: los pacientes de mayor edad son quienes presentan más secuelas y requieren más tiempo para recuperarse”, ha señalado Murcia. Para atender esta necesidad, en 2023 el Servicio de Geriatría se integró en el proyecto, dando lugar a Activa-UCI.
Gracias a esta iniciativa, los pacientes mayores reciben una valoración geriátrica integral tras su paso por la UCI. Esta evaluación, realizada por el geriatra, tiene en cuenta el estado funcional, cognitivo, social y médico del paciente. “Analizo aspectos como la fragilidad, la sarcopenia, el riesgo de deterioro funcional y la presencia de síndromes geriátricos, coordinando además la transición hacia cuidados intermedios o al domicilio, para garantizar la continuidad asistencial y reducir los reingresos”, ha detallado la doctora Alicia Noguerón, geriatra responsable del proyecto.
Las secuelas más comunes tras una estancia en UCI en pacientes mayores incluyen deterioro funcional agudo, delirium, fragilidad, desnutrición, sarcopenia, trastornos afectivos y riesgo de institucionalización precoz. Por ello, un abordaje integral y coordinado es clave para su recuperación.
Noguerón ha destacado la importancia de contar con una enfermera especializada en geriatría y una nutricionista en la consulta, lo que ha permitido mejorar significativamente la calidad asistencial. Además, se promueve el ejercicio físico multicomponente como parte esencial de la intervención terapéutica.
Resultados positivos en Albacete
Desde su puesta en marcha, el proyecto ha demostrado mejoras notables en la recuperación funcional y emocional de los pacientes, especialmente en aquellos que reciben atención temprana y cuentan con apoyo familiar.
La valoración por parte de pacientes y familiares ha sido muy positiva. Los primeros expresan sentirse acompañados durante una etapa crítica, mientras que los familiares destacan la continuidad en la atención, la humanización del proceso y el apoyo práctico recibido para el cuidado posterior.