Muchos albaceteños todavía tienen instaurado el recuerdo de aquella joven taxista en la década de los años 80 de pie junto a su vehículo en las inmediaciones de la Plaza Gabriel Lodares. Aquella mujer de pelo corto y rizado es María Dolores Bautista, una de las primeras mujeres taxistas de Albacete.
La imagen de aquella mujer de pie junto a su taxi en la parada llamó la atención de muchos vecinos de Albacete, ya que en aquella época en la ciudad no era común que las mujeres se dedicasen a oficios como este.

A pesar de los estereotipos, María Dolores Bautista no lo dudó y comenzó a trabajar con su padre, que era taxista. “No tenía trabajo, y mi padre trabajaba por las noches, así que las mañanas, hasta mediodía empecé a hacerlas yo y así nos repartíamos la faena”, recuerda María Dolores Bautista.
María Dolores Bautista fue una de las primeras mujeres taxistas en Albacete
Así, de la manera más natural y espontánea, María Dolores Bautista irrumpió en un oficio mayoritariamente compuesto por hombres para echar una mano en casa y repartirse ‘la faena’ con su padre, para que pudiese descansar unas horas más.
Aunque María Dolores Bautista con el tiempo se convirtió en una taxista más durante los años que estuvo en activo en este sector, explica entre risas que al principio no sabía “ni cambiar el aceite”, y señala que la primera vez que cogió el taxi su padre le dijo que “lo llamase, pero cuando subió el primer cliente no llamé, e hice el viaje”.

Finalmente, María Dolores se convirtió en una de las primeras taxistas de Albacete, aunque Bautista recuerda que antes que ella había “otra chica que iba siempre con su padre. Yo iba sola”, apunta.
Una de las primeras mujeres en ponerse al frente del volante en este oficio en Albacete
De aquella época, Bautista explica a El Digital de Albacete que le pasó “de todo”. Así, recuerda que “cuando me saqué el carné de camión solo había hombres en el examen”, y añade que “me lo saqué a la primera, cuando me preguntaron mis compañeros y dije que había aprobado se quedaron alucinados”.
“Siempre estaba rodeada de hombres porque no tenía compañeras y a veces me daba vergüenza, pero con el tiempo me acostumbré”, asegura Bautista, y añade que “al principio me daba vergüenza hasta pasar por donde estaban los taxistas”. Lo cierto es que aquella joven con el pelo rizado terminó por convertirse en ‘la taxista’ para muchos vecinos de la ciudad. “Recuerdo que la gente me reconocía por la calle”, sostiene.

Y allí, en las inmediaciones de la Plaza Gabriel Lodares, también conocida como ‘la Punta del Parque’ es donde muchos vecinos de Albacete recuerdan a María Dolores Bautista de pie junto a su taxi, una imagen que se quedó grabada en la retina de los albaceteños, que aún la reconocen como ‘la taxista’.