El 11 de junio es San Jordi para los aficionados del Albacete Balompié

Una fecha que marcó la épica del Riazorazo del Albacete

El 11 de junio no es un día cualquiera para los seguidores del Albacete Balompié, pues dicho día de 2022 supuso una de las mayores gestas de los últimos tiempos del equipo del escudo de murciélago: el Riazorazo.

Estaba el Albacete en Primera RFEF tras su descenso al fútbol de barro el verano anterior y Rubén de la Barrera y sus pupilos tenían como objetivo el ascenso para volver de nuevo al fútbol profesional, pero una temporada un tanto convulsa impidió que el equipo blanco pudiera ascender de manera directa y se lo tuvo que jugar todo a una carta en unos play offs que se disputaron en Galicia como sede única y que parecían diseñados ex profeso para que ascendiera a Segunda División el Deportivo de La Coruña.

Jugó su primer partido de estos play offs el Albacete en el estadio de Balaídos, en Vigo, y lo hizo midiéndose al Fuenlabrada, apeando los del Carlos Belmonte a los madrileños y consiguiendo una plaza en la Final, que se disputaría en Riazor y ante el Deportivo de La Coruña.

Y llegó el día, llegó el 11 de junio, con un estadio lleno, una ciudad volcada y un Albacete que parecía el convidado de piedra a una fiesta ya preparada para celebrar el ascenso del Dépor. Pero también llegó San Jordi, que en vez de bajar de los cielos a la tierra lo hizo al revés, y desde las alturas remató de cabeza un esférico que empujó todo un equipo, un club, una ciudad, una afición, y que tras hacer temblar las mallas de la portería defendida por Mackay, desataba la locura en la familia albacetista y devolvía al Albacete Balompié a ese lugar que nunca debió abandonar; el fútbol profesional.

Fue en la prórroga, pues durante los 90 minutos reglamentarios el Dépor se había adelantado en el marcador, poniendo el 1-1 en el marcador Alberto Jiménez en la recta final del partido y mandando el duelo al tiempo extra. En la prórroga, como decimos, Jordi Sánchez, ahora en el fútbol japonés, se disfrazó de santo y con un cabezazo memorable daba el ascenso al balompié de plata español al Albacete.

Jordi celebra el gol del Albacete que supuso el Riazorazo

Idilio entre el Albacete y su afición

Aquel día fue épico por todas las dificultades que envolvían el envite y por todo lo que supuso aquel Riazorazo, que siempre perdurará en la memoria de los aficionados del Albacete. Aquel gol fue el germen del idilio que a día de hoy viven equipo y afición, más unidos que nunca en los últimos tiempos.

El próximo curso, a partir de agosto, el Albacete seguirá compitiendo en Segunda División tras el milagro obrado por Alberto González tras la destitución de Rubén Albés y después de una temporada como la pasada en la que el equipo se salvó con solvencia a falta de cinco jornadas para el final. Ojalá, y hoy que se recuerda lo difícil que fue volver a la élite, los Kabchi, Varela y compañía se den cuenta de que la próxima temporada hay que poner a disposición de Alberto, el entrenador milagro, todos los recursos disponibles para que el Albacete no transite la cuerda floja en lo deportivo y pueda, como mínimo, mantener la categoría con la misma solvencia que la temporada que acaba de concluir.

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