Aunque lo que prima es el vodevil diario en el que están convirtiendo el día a día, de la política en España, no hay que perder de vista lo que de momento figura en un borrador, pero al parecer es un deseo de la peor ministra de Sanidad que ha tenido España, a lo largo de los tiempos. Entró de rebote, doña Mónica García, vía cupo de la izquierda más a la izquierda, de verdad que me pierdo y a veces no sé si son de SUMAR o Unidas Podemos, que viene a ser lo mismo, aunque anden a la greña. Cuando un político logra enfadar a todo el mundo, es que algo no hace bien o todo lo que hace no se ajusta a unos cánones, digamos que de equidad, rectos o decentes.
Por todo lo que me llega, sucede que existe una gran preocupación por la falta de un reconocimiento adecuado a la labor médica. El papel fundamental de los médicos de familia, los dentistas han mostrado ya un rotundo desacuerdo con la propuesta de clasificación profesional del personal estatutario con titulaciones en ciencias de la salud establecida en el borrador del anteproyecto del estatuto marco. He visto por ahí una clasificación que supone una discriminación y un desprestigio para la profesión de dentista como profesión sanitaria de alta cualificación. He leído con atención el análisis que ha hecho el médico neurólogo del Hospital Universitario de Albacete, Francisco Hernández en el Diario Sanitario y es para que la sociedad se conciencie de lo que se pretende, nada halagüeño; no beneficia en nada al sistema sanitario y por supuesto a los pacientes que somos los receptores de lo que un político puede legislar, así, al tun tun. La polémica está servida, el marrón lo tiene el presidente del Gobierno por dejar un ministerio tan principal en manos de una incapacitada, políticamente hablando. Se refiere el neurólogo albaceteño a las incompatibilidades que se establecen, a las jornadas desmesuradas, “oscuras evaluaciones” y “traslados forzosos en caso de necesidad”.
Si recordamos que los médicos españoles son los peor pagados de Europa, no es mentir, con retribuciones hasta tres o cuatro veces menor que en países de nuestro entorno. Un cúmulo de atropellos a la profesión sanitaria, que no mejora nada, más bien lo empeora todo. Las consecuencias no las paga un ministro o una ministra, las pagan los usuarios de la sanidad y los que ejercen la profesión médica.
No van a tener más remedio que ir a la huelga el día 13 de junio, piden disculpas, tenemos que entenderlos y ponernos de su lado, llevan razón y si no queremos que se vayan a otros países, donde los tratan mejor en todos los sentidos, al menos que la política no les toque las narices de tan mala manera.
Mientras tanto, sirva como ejemplo un caso real de los muchos que se producen a diario. Un señor, de algo más de 70 años, responde su nombre a unas iniciales que podría publicar -me autorizó, aunque no es necesario- lo conozco personalmente, a mediados del mes pasado sufrió un ictus, inmediatamente fue tratado por el magnífico equipo de neurólogos de Albacete que han logrado un nivel de excelencia sobresaliente. A los pocos días, me encontré a esta persona por la calle, me contó lo que le había sucedido, me habló del trato exquisito de los profesionales que lo habían atendido y me puso alguna comparación con lo sucedido en otros lugares, otro país, donde él ha vivido y su testimonio lo resume todo: “menos mal que me sucedió en Albacete, en otro lugar no lo cuento”. Casos de este tipo, de otras especialidades podríamos relatar muchos más, nos dan idea de lo importante que es tener una sanidad fuerte, en la que sus profesionales se sientan reconocidos y más que molestarlos, se les apoye. Este caso del que les hablo tiene nombres y apellidos, conozco a la persona y su testimonio refleja a las claras que por sentido común debemos sentirnos más cerca de los profesionales que no piden la luna, pero sí ser respetados. Los médicos deben quedar lejos de la incompetencia política como la que quiere la ministra del ramo, además con poco dialogo, manteniendo su intransigencia por decreto que conducirá a la profesión médica a un camino sin retorno.
Oiga, pónganme un buen médico en mi camino y quítenme de un plumazo a un político desnortado. Esas batas blancas, como he titulado este artículo, no es solo una prenda, es un símbolo de sacrificio, de años de estudio, de noches sin dormir y de humanidad en estado puro. Un político ocupa un atril para lanzar su perorata, un médico utiliza su bata blanca para salvar vidas, calmar miedos y estar ahí hasta que es necesario.
CATARSIS SOCIALISTA
No me canso de repetir y hablar de la necesidad de un PSOE fuerte, en todos los ámbitos, en el nacional, regional y local. Por partes: de lo que está sucediendo en España no hace falta que recuerde mucho, cualquiera está al tanto de todo; en el PSOE regional tienen en Page el asidero más potente, liderazgo claro y saben que no vislumbran otra posibilidad para plantar batalla que no sea él, con cualquier otro nombre caerían en la irrelevancia y el PSOE local, el del Ayuntamiento que no acaba de levantar el vuelo. El domingo pasado dibujaba un mapa, subjetivo por supuesto, de la situación que más o menos atravesaban los grandes partidos. En Albacete, decía que el PP va viento en popa y es verdad. Sucede también que el PSOE local no ha asumido todavía que perdió las elecciones, no le ha cogido aún el pulso a la oposición, algunos están más preocupados de acudir a la Diputación donde sí ganó el PSOE que al Ayuntamiento, donde tienen una ingente labor. Puedo entender que con el ritmo que marca a diario el actual equipo de gobierno es difícil pararlos y controlarlos. Lo entiendo todo. Ahora anuncia que deja la concejalía, según leí la tarde del jueves en primicia aquí en El Digital de Albacete, la portavoz socialista, Amparo Torres. No es una marcha más o un abandono más, la señora Torres, vayamos por partes, es la más preparada del grupo socialista, sabe hablar, es guerrera, es correosa y la única que por momentos te puede sacar de tus casillas, al PP digo. Se va ahora y no afirmo que acierte siempre, ni mucho menos, además no pretendo limar nada, ni quiero congraciarme, como he dicho en otras ocasiones, digo lo que pienso. Cuando un político se enfada por una información o una opinión, si no se va a los tribunales es que se lleva razón y este oficio no está para agradar ni ser un bizcochable más, al uso y al abuso. Sigo. La portavoz ha tenido el estigma de ser senadora y eso puede ser compatible con ser portavoz según las normas, pero la ciudadanía se rebela; unos días aquí y otros en Madrid, esto sirve para cualquier senador, no es cosa seria; los de los tiempos parciales en política se castiga y mucho; cae a menudo en la trampa de hablar de sueldos, cuando el sueldo decente lo tiene ella, como cualquier senador y lo de los dineros públicos para quien es mileurista -los más- es como mencionar la bicha. Tras la marcha de Emilio Sáez al Congreso, el grupo es un tanto heterogéneo, digamos que no pega, no se le ve compacto; es más, ahora mismo supongo que no lo tendrán fácil para designar a un jefe de grupo; ahora o nunca necesitan de una catarsis que parta de cero, puede parecer una barbaridad, pero si se tiene que ir alguien más, es el momento. Vuelvo al principio, con todos los matices, con todos los inconvenientes, se les va la persona más preparada, la más contundente y ahora iniciarán un camino difícil, en el que volver a recomponer y curar las heridas no será fácil. Solo hay que fijarse en el equipo de Gobierno, el del PP, han combinado experiencia con gente muy nueva y los nuevos ya parecen veteranos que no desencajan con los experimentados y es un grupo que se parte la camisa a diario. Ahí no se va un concejal o concejala a otro despacho, el del partido contrario para hablar mal de un compañero y eso es un plus que marca la diferencia.
Tengo una impresión que no he soñado, alguna información me ha llegado, de que la portavoz socialista, señora Torres, no lejos de los postulados de Pedro Sánchez, podría estar cerca o tocando con los dedos de una mano algún cargo nacional de cierta relevancia. Lo que sea bueno para políticos de nuestra tierra, me alegraré siempre, me importará poco el partido al que pertenezcan.
No soy adivino, tan solo pulso realidades y momentos políticos, que son como fotos fijas que pueden ir variando, pero ahora mismo el PSOE quedaría muy mal en unas elecciones municipales y perderían incluso la Diputación. Hasta votar, falta mucho tiempo y dejarlo todo para el último momento puede ser perjudicial.
Hablando de toros, acuso recibo de la invitación de la empresa de la Plaza de Albacete para acudir a la presentación de los carteles el próximo día 17 de junio en el Teatro Circo. Con los carteles se habla ya de feria y por supuesto de toros, lo cual siempre tiene su atractivo. Me da a mí que van a ser buenos para la mayoría que son a quienes tienen que gustar fundamentalmente.
Sigue el panorama de medios de comunicación revuelto. El jefe de PRISA, cambia la dirección de El País, llegarán más cambios anuncian, al parecer, para que PRISA no esté tan entregada al actual Gobierno; de izquierdas sí, pero sin ser hooligan de nadie. A lo mejor aún no ha llegado el giro y por eso he escuchado en la SER, en las últimas horas, como han hostigado al presidente Page y todo por no haber variado sus planteamientos y pedir elecciones generales ya. Algo positivo hace Page y es, sin sectarismos, posibilitar que medios de izquierdas, de derechas y de centro, tengan sus cuentas un poco más saneadas. Eso también sería de agradecer, aunque les digo una cosa, ni con las mascarillas, ni con Koldo, ni con Leire, ni con nada lo han pillado en un renuncio. Es más, cuando tiene que decir algo, no se pasea por los medios de la izquierda, de PRISA, por ejemplo, como si no hubiese un mañana. Lo de ser listo en política no se compra en El Corte Inglés.
Una buena idea del presidente de la Diputación, Santiago Cabañero es que la Estación de Ferrocarril pase a denominarse Benjamín Palencia. Sorolla, Zóbel y aquí lo que digo. Me encanta la idea.
“La calidad significa hacer lo correcto cuando nadie está mirando” (Henry Ford)
Ángel Calamardo
@AFCalamardio