La historia de Pucho, un perro abandonado en un contenedor de basura en Albacete

En la actualidad tiene 8 meses y vive feliz con su nueva familia

Pucho es un simpático perro de raza ‘Braco Alemán de pelo corto’, al que abandonaron siendo un recién nacido en un contenedor. Por suerte, alguien le escuchó llorar y le salvó la vida. 

Pucho el día que Marian lo encontró/ Foto cedida

La albaceteña María Ángeles Heras iba un día paseando con su perro, cuando escuchó unos llantos. Marian nos cuenta que “fue el 17 de octubre de 2024, era de noche y había muy poca luz, y recuerdo que hacía bastante frío. Había sacado a pasear a Masal, nuestro perro labrador, y escuché a lo lejos un llanto que venía de un contenedor. Al principio pensé que era un gato que se podía haber quedado atrapado, ya que en esta zona de la ‘Huerta de Monrroy’ hay muchas colonias de gatos, así que pensé en ayudarle a salir de donde estuviera para que pudiera irse. Abrí el contenedor y vi que había un saco de pienso, tiré de él y cayó al suelo una bolita de pelo muy pequeña. Al principio, como estaba tan oscuro, no sabía muy bien lo que era, me acerqué y me di cuenta de que era un perrito cachorro. Entonces me quité un pañuelo que llevaba al cuello, y lo envolví para llevarlo a casa. Cuando llegué mi hijo Chechu ya estaba durmiendo, lo desperté y le enseñé lo que había encontrado. No sabía muy bien qué hacer, o si tenía que llevarlo a algún sitio, pero mi hijo insistió en que teníamos que quedárnoslo.  Como había estado dentro de un contenedor de basura, lo bañamos con agua calentita, y buscamos una jeringuilla para darle leche. Luego en la clínica veterinaria, María me dijo que era justo lo que no teníamos que hacer, porque no debía bañarlo, ni darles leche de vaca, ya que eso le podía producir diarreas”.

Pucho con el biberón / Foto cedida

La clínica veterinaria ‘Argos’ de Albacete le atendió tras el hallazgo

María Pastor, de la clínica veterinaria ‘Argos’ fue la primera persona que atendió al cachorro. La veterinaria nos cuenta que “lo importante era descartar cualquier infección. Se le hizo una exploración física general para comprobar que todo estaba bien. También le auscultamos por ver si tenía algún problema, porque son muy comunes las infecciones en animales que llegan sin saber su procedencia, pero el cachorro estaba muy bien. Así que lo primero que hicimos después de esta exploración, fue desparasitarlo para evitar cualquier tipo de infección. Hay que tener en cuenta que, al ser encontrado tan pequeño, seguramente la madre no le había pasado las defensas con el calostro, por lo que partimos de que el animal llega sin inmunidad, y con más posibilidades de tener infecciones bacterianas, víricas o parasitarias. De este modo, los dos primeros meses tuvo que venir cada quince días a la clínica para vacunarse, y así adquirir esas defensas que necesitaba. Marian lo hizo muy bien, y evidentemente le salvó la vida, porque si lo hubiera dejado ahí, el cachorro no habría podido sobrevivir. Cuando te encuentras un animal lo primero es llevarlo a un veterinario para descartar cualquier infección, y para desparasitar. Además, si lleva mucho tiempo abandonado puede estar deshidratado o sin oxígeno, y si encima lo dejan dentro de una bolsa, como en este caso, a veces pueden requerir fluidoterapia, u oxigenoterapia. Por suerte no fue así, y tras esos dos meses de vacunación, el cachorro evolucionó perfectamente”. 

Pucho y Chechu a la llegada al veterinario / Foto cedida


Se llama Pucho por el cantante de Vetusta Morla

Prepararon una caja de zapatos con mantas para acunarlo, y el día después del hallazgo, “lo llevamos a la clínica veterinaria, y compramos leche para lactantes, y biberón”, indica Marián, añadiendo que, a partir de entonces, “todos los días madrugaba una hora más, para darle el biberón antes de ir a trabajar, como cuando crié a mis hijos. Para mí fue muy tierno, porque era como volver a criar. Además, el cachorro era todo amor, una bolita a la que le latía el corazón a mil por hora. Siempre estaba buscando el calor, y en cuanto me lo ponía encima, iba buscando mi corazón para acurrucarse ahí, y notar mis latidos. Era tan pequeño que no logramos saber de qué raza era. En la clínica veterinaria ya nos adelantaron que posiblemente era un perro de caza, pero hasta que no fue creciendo no supimos más, y la verdad es que ya nos daba igual, porque nos había conquistado.  Con el tiempo descubrimos que es un ‘Braco alemán de pelo corto’, un perro de caza enérgico y poderoso,  pero también cariñoso y noble, que ha venido a hacernos compañía, y a que le demos mucho amor. Estoy segura de que lo encontré porque me estaba esperando, y quería estar con nosotros, porque si no lo hubiera escuchado llorar no habría sobrevivido.  Así que después de barajar muchos nombres, me di cuenta de que este perro había sido muy valiente y de que, a pesar de que no se lo pusieron nada fácil, quería vivir a toda costa. En ese momento en mi cabeza sonó ‘Valiente’, una canción de Vetusta Morla, y decidí llamarle Pucho, como el cantante de este grupo”. 

Pucho / Foto cedida

Tenía dos semanas cuando apareció

En la clínica veterinaria les dijeron que Pucho debía tener alrededor de dos semanas cuando apareció. “Me da mucha pena pensar que alguien lo arrancó de la teta de su madre, y lo separó de su camada. De hecho, los primeros días hacía movimientos reflejos en los que estiraba sus patitas, como si estuviera peleándose con sus hermanos buscando la teta. No entiendo como alguien se puede deshacer así de un animal. Hay que ser muy mala persona para quitarlo de la teta de su madre, meterlo en una bolsa de pienso vacía, y tirarlo en un contenedor de basura.  Aquella noche había bajas temperaturas, y su final era morir de frío, de hambre o triturado por el camión de la basura. No concibo que alguien pueda ser tan desalmado, y que le falte tanta humanidad como para hacer eso con un cachorro. Lo que tengo claro es que si lo he encontrado, es que era para mí, y estaba esperando a que llegara para que lo salvara”, señala.  

Pucho/ Foto cedida

Ahora tiene 8 meses, y se ha convertido en un perro muy bueno, noble, y con una energía increíble. “También es muy intenso, a veces demasiado, porque es todavía pequeño y no para de jugar y de hacer travesuras, porque tiene mucha vitalidad, y necesita actividad para quemarla. A Masal también le ha venido bien que llegara Pucho a la familia, porque lo ha activado. Masal es labrador, un perro muy tranquilo que además estaba muy acomodado, hasta que llegó Pucho, que es puro nervio y lo ha revolucionado. Al principio, a Masal no le hacía mucha gracia el nuevo inquilino que había llegado a casa, pero ahora no se separa de su nuevo amigo, y da gusto verlos juntos de lo bien que se llevan”, concluye. Pucho ahora es feliz gracias a Marian, Jesús, Blanca, Chechu, y Masal, su nueva familia. 

/Fotos cedidas/

Modesto Colorado

Comunicador y cantante de Albacete. Más de 20 años de experiencia en medios de comunicación, especializado en información y reportajes de ámbito cultural.
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