Los Miguelitos de La Roda son un símbolo gastronómico y una seña de identidad de la provincia de Albacete. Así, aunque originales de La Roda (Albacete), estos dulces han conquistado toda la provincia, convirtiéndose en uno de los bocados más representativos, y no solo eso, sino que han conquistado infinidad de paladares. De hecho, son muchos los que no conciben pasar por Albacete y no hacer una parada obligatoria para hacerse con una caja de este popular dulce. Pues bien, Liliana Fuchs, licenciada en Historia del Arte, especializada en gastronomía y cocina, ha asegurado que cruza La Mancha “infinidad de veces y siempre paro en Albacete a por dulces”, eso sí, asevera que “odio los Miguelitos”, tal y como ha relatado en la web especializada en gastronomía Directo Al Paladar.
En esa línea, señalaba que la región tiene “un recetario tradicional que merece mucho más la pena que los modernos Miguelitos”. Una afirmación que ha sorprendido, ya que generalmente estos dulces no dejan a nadie indiferente y quien los prueba, siempre repite.

Declaran la guerra a los Miguelitos de La Roda
Así, explica que no es capaz de recordar el día que el primer Miguelito cayó en sus manos, seguramente “a través de algún familiar, vecino o amigo que había pasado por Albacete”, y señala que a pesar de que eran de su agrado en su niñez, su relación con los Miguelitos empeoró “al sumarse a esas cajas inmensas variedades con otros rellenos y coberturas”. Y es que esta receta ha ido evolucionando con el tiempo, y a los clásicos Miguelitos de La Roda rellenos de crema, ya se suman diversos sabores tales como chocolate, cabello de ángel o chocolate blanco, entre otros.
Sobre ello, asegura que estas variedades “soloempalaganaún más”, y manifiesta que se trata de un dulce que “cansa tras el primer bocado”, añadiendo que “pierden mucho con el paso de las horas y no aguantan bien”. En esta línea, añade que lo que más le molesta de los Miguelitos de La Roda “no son ellos en sí mismos, sino cómo han fagocitado toda la fama de la repostería local, cuando hay todo un mundo de dulces manchegos tradicionales más antiguos y mucho más ricos”.

A pesar del desagrado que provocan en esta mujer los Miguelitos de La Roda, reconoce que “es fácil localizar un buen surtido de dulces típicos que sí rinden homenaje al repertorio local”, y explica que lo hacen “sin grandes nombre propios ni alardes, con cajas y bolsas sencillas de todas la vida”. Así, alaba “las rosquillas, las magdalenas, las flores fritas, los suspiros, las tortas de manteca, los mantecados manchegos, los lazos de hojaldre o las hojuelas”, entre otros.
En esta línea, sostiene que “los buenos Miguelitos frescos están buenos, y aún me generan nostalgia y cierto cariño cuando se cruzan de nuevo en mi camino”, aunque destaca que «la dulcería manchega tiene mucho más que ofrecer y merece su reconocimiento, aunque no puedan competir con el marketing que ha coronado a los Miguelitos de La Roda”.