Acaban de terminar las fiestas de San Isidro Labrador en Villamalea, que se celebran tradicionalmente cada 15 de mayo. El programa siempre incluye la tradicional romería, con la bajada a la ermita de San Antón, y actos religiosos como la misa y la procesión con la imagen del santo. Además, se realizan actividades festivas como baile, música, juegos populares, y castillos de fuegos artificiales. Pero una de las tradiciones a destacar es la participación del ‘Capitán Sarmiento’, todo un símbolo de tradición en la localidad.
Se trata de un personaje bufonesco, ataviado como capitán del ejército francés, que se pasea por los alrededores de la ermita acompañado de una comparsa burlona. Este personaje tan entrañable es, desde 2019, el villamalense Rafael García, que nos cuenta que “los inicios fueron en 1940 con José Antonio Vergara (el practicante), que fue el primer ‘Capitán Sarmiento’, y dirigió a la cuadrilla hasta 1979. En este año cogió el testigo Lucinio Carrión Borja, que mantuvo la Capitanía durante 40 años, hasta que en 2019, a la edad de 94 años, decidió pasarme el testigo. Por supuesto, como ‘Capitán Sarmiento’ siempre voy acompañado de la ‘Estrafalaria Cuadrilla’, que está compuesta por el resto de Santeros de la Hermandad, que actualmente está formada por 8 personas”.

Romería en la ermita de San Antón
El día de San Isidro Labrador se celebra en Villamalea con una serie de actividades tradicionales y festivas caracterizadas por la celebración de la Romería de San Isidro. García apunta que “las imágenes de San Antón, San Pedro y San Isidro están todo el año en la ermita de San Antón, pero cuando llegan las fiestas de San Antón en enero, subimos a San Antón y a San Pedro a la iglesia de la Anunciación en Villamalea, donde permanecen hasta el mes de mayo. De esta forma, de enero a mayo San Isidro se queda solo en la ermita, y el 13 de mayo lo subimos para que se reúna de nuevo con San Antón y San Pedro en Villamalea. Allí están dos días, hasta que el día 15 de mayo vuelven las tres imágenes en romería a la ermita de San Antón. Una vez que llegan a la ermita, se celebra una misa, y a partir de ahí comienza la fiesta”.

Las fiestas de San Isidro en los años 40
Esta festividad comenzó a celebrarse allá por los años 40. “En aquellos tiempos, los vecinos del pueblo llegaban con las mulas y los carros, se llevaban su matanza, y con unas sartenes cocinaban enfrente de la ermita, y al terminar de comer, cuando llegaban las 3 o 4 de la tarde, se subían al pueblo, y terminaba la fiesta. A los miembros de la Hermandad de San Antón les parecía que terminaba muy pronto, así que se empezaron a pensar que podían hacer para que la gente se quedara un poco más de tiempo. Dándole vueltas cada año, a mediados de los años 60 se plantearon hacer una especie de charanga para ese día. Alguien apareció con unos trajes antiguos, que habían pertenecido a una banda de música de Valencia, así que se pusieron los trajes de la banda, cogieron bombo, platillos y todo lo que encontraron por allí, y salieron por los alrededores de la ermita tocando, bailando y animando la fiesta, a ver si mantenían más tiempo a la gente allí”, narra.

El Capitán Sarmiento
Efectivamente, así fue, y a partir de ese momento nació la figura del ‘Capitán Sarmiento’. “Para las fiestas de San Isidro se divide la zona de los alrededores de la ermita en calles, y se delimita en distintas parcelas donde familias, peñas y grupos de amigos instalan sus propias casetas o chiringuitos. Cada grupo cocina en su propia caseta, pero esta charanga improvisada consiguió unificar a todo el pueblo, porque logró animar a la gente a salir de sus chiringuitos al terminar de comer para unirse a la fiesta y disfrutarla con los demás vecinos, y que además se quedaran un poco más tiempo disfrutando al son de la charanga y del ‘Capitán Sarmiento y su Estrafalaria Cuadrilla’. Viendo el éxito que habían tenido, se les ocurrió también organizar una subasta con diferentes productos que los vecinos del pueblo donaban para la ocasión. Productos que iban desde una parrilla, unos espárragos, un queso, un jamón, o algún dulce, hasta una pieza de artesanía, o un cuadro”, señala.

A partir de entonces, tras la comida, se realiza un pasacalles a cargo del ‘Capitán Sarmiento y su Estrafalaria Cuadrilla’. “Como ya es tradición, a las 17:00 H suena el himno, y el ‘Capitán Sarmiento’ sale por la puerta de la sacristía, seguido de su ‘Estrafalaria cuadrilla’ y comienza un pasacalles al son de una charanga espontánea e improvisada, a ritmo de bombo y platillos por las calles de los alrededores de la ermita. Detrás del ‘Capitán Sarmiento y su Estrafalaria Cuadrilla’ desfila todo el pueblo unido, disfrazado de lo que le venga en gana. A las 18:00 H se inaugura la cuerva y se da inicio a la verbena, y a las 19:00 se para la música para dar comienzo a la subasta”, explica.

Hermandad de San Antón
Rafa García entró a formar parte de la Hermandad de San Antón hace 30 años. “Para mí fue muy importante entrar en la hermandad, porque siempre he tenido pasión por mi pueblo y por su gente. De hecho, cuando estoy fuera y vuelvo al pueblo y veo la torre a lo lejos al pasar la última curva de Cenizate, se me ponen los pelos de punta, igual que cuando llego a la ermita. Por aquella época veía a los santeros de la Hermandad de San Antón y me encantaba lo que hacían, porque dedicaban su tiempo y su esfuerzo a sacar muchas cosas importantes del pueblo adelante, y yo quería formar parte de aquello. Con el tiempo me he dado cuenta de que pertenecer a la hermandad es algo muy especial, porque los hermanos santeros, aunque cada uno somos de nuestro padre y nuestra madre, congeniamos muy bien, somos una piña y vamos todos a una”, indica.

¡Que me tiro Pepete!
En 1979, Lucinio Carrión Borja cogió el testigo de ‘Capitán Sarmiento’, que mantuvo la capitanía durante 40 años. “Cuando entré en la hermandad hace 30 años, Lucinio ya era el ‘Capitán Sarmiento’. Al entrar en la hermandad, automáticamente entre a formar parte de ‘La estrafalaria cuadrilla’, y Lucinio era mi ídolo. Era una persona excepcional, y siempre me gustaba estar a su lado, porque con él tenía mucha química. En el pueblo ha marcado mucho su figura como ‘Capitán Sarmiento’, porque era único. Además, siempre se dirigía al público de una manera muy característica. Cuando la subasta se ponía muy alta, tenía una frase célebre que decía: ¡que me tiro Pepete! refiriéndose a Pepete, el santero que estaba a su lado con las cuentas, y se abalanzaba en el balcón como si se fuera a tirar”, recuerda.

Rafael García, actual ‘Capitán Sarmiento’
En 2019 Lucinio decidió dejar el puesto y pasar el testigo o Rafael García. “Para mí es un tremendo orgullo y una gran satisfacción haber llegado a ser el sucesor de Lucinio. En el cambio lloramos toda la hermandad, y eso se transmitió al público, que estaba viendo como una figura idílica, que llevaba 40 años en su puesto, lo dejaba. Y es que, el día de San Isidro el ‘Capitán Sarmiento’ tiene que hacer un gran esfuerzo físico, y aun así, Lucinio aguantó el ritmo hasta los 94 años. Lucinio tenía una fuerza arrolladora y una resistencia increíble, y todos nos preguntamos de dónde sacaba las fuerzas, porque siempre conseguía sacarlo adelante con éxito. Ese día me hizo entrega del sable y de la gorra, los dos símbolos más característicos del ‘Capitán Sarmiento’, y nos fundimos en un abrazo, un momento muy emocionante para mí. Era muy difícil sustituir a alguien con tanta peso, y al principio no sabía cómo llevar tanta responsabilidad. Al final, aconsejado por el propio Lucinio, lo que hice fue dejarme llevar, y la emoción del momento me guió”, concluye.
Lucinio falleció en diciembre de 2024, a la edad de 99 años, y este año, las primeras palabras y las últimas de Rafa García representando al ‘Capitán Sarmiento’ fueron dedicadas a él. Y es que no podía empezar la subasta, sin el recuerdo a la persona que ha sido durante 40 años todo un símbolo de las fiestas de San Isidro en Villamalea.



























/Fotos: Cedidas y Konra Pardo/