Este sábado, 3 de mayo, el bien volverá a estar encima del mal en Albacete. Lo divino triunfará, como siempre, sobre el maligno.
Y ello será debido a la toma de posesión como obispo de Albacete de Don Ángel Román Idígoras, quien dejará la coletilla de ‘electo’ para ser de plenos poderes el máximo regidor de la Diócesis de Albacete.

El detalle maligno de la cátedra reservada al Obispo de Albacete
Así pues, la cátedra reservada al obispo que existe en la Parroquia de San Juan Bautista, la Catedral de Albacete, y de ahí lo de catedral, volverá a ser ocupada por el pastor de más alto rango en la Diócesis de nuestra provincia. Y en esa cátedra, en ese asiento, es en lo que nos vamos a centrar en las siguientes líneas.

La catedral de San Juan Bautista de Albacete es uno de esos lugares emblemáticos de la ciudad que guarda más secretos y curiosidades por metros cuadrado. Un gran espacio que alberga innumerables detalles y curiosidades entre sus rincones. Aunque en numerosas ocasiones los albaceteños hayamos entrado en la Catedral de Albacete, no basta con una vista general para darse cuenta de todos estos secretos que el templo guarda entre sus paredes.

Sello de identidad y personalidad propia la de la Catedral de Albacete
La Catedral de San Juan Bautista data de finales del siglo XIII, cuando se comenzó a poner en marcha este proyecto que no se vio terminado hasta 1949, ya que el templo iba siendo demolido y restaurado por el paso del tiempo y el peso de la historia. Simplemente, en su fachada, podemos observar como diferentes corrientes arquitectónicas conviven en un mismo espacio, símbolo del propio paso de los siglos. En su interior ocurre exactamente lo mismo, donde conviven diferentes estilos y numerosas curiosidades que hacen que la Catedral de Albacete tenga su sello de identidad y una personalidad propia. Una de estas pequeñas curiosidades que saltan a la vista, aunque no siempre somos capaces de ver, es la pequeña talla de la cabeza del diablo tallada en la Cátedra de Obispo.

Bajo esa misma silla de madera, que ocupa el máximo responsable de la Diócesis de la provincia de Albacete, se encuentra tallada la cara del diablo. Un símbolo que hace referencia al bien y al mal, y como éste último estará siempre por debajo del bien. Una especie de metáfora, cargada de simbolismo, en la que el bien y lo divino están representados en la figura del obispo.

La Diócesis de Albacete volverá a tener una cabeza visible de manera oficial
Así pues y tras la renuncia al cargo de obispo de Albacete por motivos de salud de Don Ángel Fernández Collado, que fue aceptada por el Papa Francisco en abril de 2024, Albacete volverá a tener obispo de manera oficial un año y un mes después, aposentándose por primera vez el próximo sábado Don Ángel Román en la citada anteriormente cátedra, y haciendo así de nuevo palpable la metáfora del bien y del mal tallada en madera en el altar mayor de la Catedral de Albacete. Desde que el ya difunto Papa Francisco aceptó la renuncia de Fernández y nombró meses después a Román, fue Don Julián Ros el que como Administrador Diocesano hizo las labores de ‘obispo’, entre comillas, pues se convirtió en la máxima institución de la Iglesia en Albacete a nivel administrativo, pero con las limitaciones que establece la normativa eclesiástica, pues hay funciones que sí y sólo sí pueden ser llevadas a cabo por el Obispo y no por el Administrados Diocesano.