Manolo García y Quimi Portet han confirmado la vuelta a los escenarios de El Último de La Fila, un acontecimiento que sin duda supone una de las noticias más esperadas del panorama musical.
Tras prácticamente tres décadas de ausencia de una de las bandas más influyentes de la historia del pop rock español, su regreso se materializará en una gira que a partir de la primavera de 2026 recorrerá diversas ciudades y revivirá un repertorio que forma parte del patrimonio cultural de diversas generaciones.
Sus directos siempre se caracterizaron por la atención que prestaban al sonido y la puesta en escena, así como por su proverbial carisma y capacidad de conexión con el público.
Formado en 1985 en Barcelona sucediendo a los Rápidos y los Burros, El Último de la Fila irrumpió en la escena musical con su estilo único, fusionando influencias rock, pop y flamencas. Con una trayectoria repleta de reconocimientos y múltiples discos de oro y platino alcanzaron un éxito sin precedentes en España, Europa y Latinoamérica.
Desde su separación oficial en 1998, tanto García como Portet han desarrollado fructíferas carreras en solitario, pero el clamor general por una reunión nunca ha cesado.

Manolo García, el albaceteño con el corazón doble
Por todos es sabido que las raíces familiares de Manolo García están en Férez, un pequeño pueblo de Albacete, y por ello, el 31 de mayo de 2019, coincidiendo con el Día de Castilla-La Mancha, el gobierno regional concedió a García la Medalla de Oro de la región. Aquel día, el cantante Manolo García recibía de manos del presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, la Medalla de Oro de la región, y lo hacía dándose una “gran paradoja”, y es que, como el artista decía, él nació en Barcelona, aunque lejos de “tener el corazón partido”, García aseguraba tenerlo “doble”, pues es “catalán a mucha honra y orgullo”, y es albaceteño “a muchísima honra y orgullo”, destacaba.

De este modo, Manolo García daba las “gracias de corazón” por este distintivo del que “no se siente merecedor”, pero que, aseguraba “llevará con honor y orgullo”.
Así, tal y como avanzó Emiliano García-Page en su momento la Medalla de Oro a Manolo García ponía en valor la trayectoria y aportación a la música pop española del cantante catalán, hijo de emigrantes albaceteños, concretamente de Férez. Recordaba García durante su intervención los veranos rurales en la sierra del Segura, que le ha servido de inspiración de muchas de sus canciones, sostenía.
Los orígenes de sus abuelos “marcaron mi infancia” y ese “recuerdo”, aseguraba el artista, ha dejado “una huella importante” en él, indicaba, aprovechando la ocasión para pedir a los representantes públicos que “velen” y “trabajen” para que los ciudadanos de las zonas rurales de Castilla-La Mancha “no tengan que huir a las grandes capitales a buscar el sustento”, por lo que les animaba a “pelear con honor y gallardía en estamentos europeos para que la gente joven no tenga que huir como conejos y puedan hacer gala de su intención de quedarse en esta tierra”, decía.

Insistiendo en la necesidad de prestar mayor atención a las personas del ámbito rural, para que “tengan facilidades y no sientan que hay palos en la rueda de su ilusión por seguir ganándose la vida”, Manolo García señalaba la necesidad de poner el foco en los pequeños ganaderos y agricultores, y también de darle la importancia que se merece al cambio climático y sus consecuencias, así como, sobre todo, tomar medidas para frenarlo. Concluía pidiendo el “empeño” de todos para que Castilla-La Mancha “no vaya a menos” y siga creciendo como el escenario de su infancia que recuerda.