El albaceteño José Cimas convirtió su trabajo en telefónica en la pasión de toda una vida, recuperando y restaurando piezas únicas con métodos artesanales. Ahora, ya jubilado, el coleccionista tiene más de 200 teléfonos antiguos, modelos emblemáticos de la historia de la telefonía española.
Gracias a su trabajo en telefónica, José Cimas ha podido vivir la evolución del teléfono en España. “En cuanto empecé a trabajar en telefónica me di cuenta de que me llamaban mucho la atención los teléfonos. Entré en el año 1965, momento en el que estaba cambiando el sistema de telefonía, de teléfonos de batería local, alimentados por pilas o baterías, a los teléfonos de batería central, alimentados desde la central. Más tarde llegaron los semiautomáticos, y luego los automáticos, que tenían el disco de marcar, un dial rotatorio que implementó la tecnología de marcación por pulsos. Al principio instalaba cable y tendía líneas de hilo desnudo, pero eso me gustaba menos. A mí lo que me gustaba era lo que hice posteriormente, que era instalar teléfonos y arreglarlos, disfrutaba mucho haciéndolo. Me gustaba tanto mi trabajo, y ver todos esos cambios y la evolución del teléfono, que poco a poco empecé a coleccionarlos”, confiesa.
Algunos de los teléfonos de su colección los he conseguido a través de su trabajo en telefónica. “Me fui interesando por los teléfonos con los que trabajaba, como se usaban, como funcionaban, su mecánica, y me gustó tanto que empecé a hacerme con ellos, hasta tener la colección que tengo ahora. Con el cambio de sistema, los teléfonos se iban quedando obsoletos, y la mayoría de los abonados los devolvían porque ya no servían, así que se iban retirando para instalar unos más modernos. Además, los abonados ya no los querían porque se habían quedado anticuados, pero a mí me encantaban, porque conocía muy bien su mecánica. Luego también he encontrado muchos teléfonos en anticuarios y rastrillos”, indica.
Entre la técnica y el arte
Tras su jubilación, comenzó a restaurar los teléfonos de su colección para que fueran todos operativos, dedicando su tiempo y esfuerzo a recuperar la belleza y funcionalidad de estos dispositivos con técnicas tradicionales del siglo XIX. Gracias a su minucioso trabajo, a través de sus teléfonos se puede apreciar la evolución del diseño y la tecnología de la telefonía a lo largo de los años. “La mayoría de los teléfonos de la colección no funcionaban, y solo servían para verlos en exposición, pero a partir de la jubilación empecé a arreglarlos y a restaurarlos. Tenía claro que para mí la telefonía era mi vida, y empecé a poner todos en funcionamiento sin importarme el tiempo. Más tarde empecé también a trabajar con la madera, algo que no había hecho hasta entonces. Podía desmontar y volver a montar un teléfono con los ojos cerrados, pero la madera nunca la había tocado, así que poco a poco le fui cogiendo práctica, y me puse a hacer teléfonos desde cero, desde la mecánica, a todo el armazón de madera, el mueble del teléfono”, refleja.
Verdaderas joyas en su colección
Ahora, a sus 74 años, José Cimas puede presumir de conocer todos los teléfonos que ha habido en España, y de tenerlos en su colección. “He trabajado con ellos y puedo decir que tengo verdaderas joyas. Los más antiguos son de 1895, y de ahí en adelante, hasta la actualidad. Destacaría uno de 1910, que solía usarse en los pasos a nivel y en los saltos de agua de la hidroeléctrica. Era un teléfono que tenía la peculiaridad de tener línea telefónica y línea telegráfica. De este modo, si por cualquier circunstancia la línea telefónica no funcionaba, existía el recurso de comunicarse por código morse. Hay muchos que tienen historia, como el teléfono que utilizaba Alfonso Xlll, el teléfono con el que el General Primo de Ribera hizo su primera llamada a Melilla, el teléfono que sacaba Gila en sus shows en los años 50 y 60, o el teléfono negro que utilizaban todos los ministerios en la época de Franco”, concluye.
Gran parte de la colección de José Cimas se puede disfrutar en la exposición ‘Teléfonos Antiguos, comunicación con historia’, compuesta por 135 piezas, en la Casa de Cultura José Saramago, hasta el próximo 5 de febrero. Una exposición que muestra la historia de la telefonía con mucha pasión, de la mano de este coleccionista albaceteño.
