Casi 10.000 kilómetros separan a Albacete de Hollywood, cuna del cine, en Estados Unidos. Un viaje de ensueño y miles de kilómetros son los que recorrió Amalio Fernández, pintor y escenógrafo teatral, natural de La Gineta (Albacete), quien murió en la ciudad de las estrellas en 1928.
El artista nació en agosto de 1858 en la localidad albaceteña de La Gineta y con 3 años se mudó a Madrid, puesto que su padre fue destinado a la capital española. Desde sus inicios, el pequeño destacó por su pasión por el dibujo y no tardó en convertirse en un joven talento. De hecho, a los 14 años, Fernández se adentró en el taller del pintor Antonio Bravo y también fue discípulo de decoradores italianos como Basato y Bonardi.
El joven prometedor de Albacete tuvo la oportunidad de estudiar en diferentes escuelas de París, Londres y Cuba. Tras nutrirse de estas culturas, regresó a Madrid, donde instaló su taller para trabajar de manera independiente. Una etapa clave, ya que en este espacio desarrolló un gran trabajo en el ámbito de la escenografía teatral y operística, destacando con grandes óperas como Sigfrido o La Valkiria. Cabe mencionar, su labor en el Teatro Real y en el Teatro Apolo, aunque este escenógrafo de Albacete trabajó para teatros de toda España.

Escenógrafo y pintor de raíces albaceteñas
Amalio Fernández fue un investigador en lo referente al campo de la iluminación y trabajó en el desarrollo de nuevos efectos en este ámbito. Aunque cosechó muchos éxitos en su trabajo, debido a la precariedad del oficio decidió dejar Madrid para embarcarse en una nueva aventura al otro lado del océano Atlántico, concretamente en Nueva York (Estados Unidos). En este país se dedicó a dirigir talleres escenográficos, lo que no sabía en aquel momento este albaceteño, es que la ciudad del cine por excelencia apostaría por el talento y el conocimiento de Amalio Fernández.
Hubo un momento en el que Amalio Fernández regresó a su taller en Madrid, pero para su sorpresa, este había quedado destruido casi en su totalidad a causa de un incendio. Una situación que afectó notablemente a este albaceteño.

De Albacete a Hollywood
A finales de 1918, el de Albacete puso rumbo a La Habana en Cuba, donde permaneció cerca de un año, hasta su traslado a Estados Unidos para trabajar en Los Ángeles (California), donde fue reconocido su trabajo hasta que uno de los estudios de Hollywood requirió los servicios y conocimientos de Amalio. En esta etapa desarrolló multitud de decorados para cine, cosechando grandes éxitos hasta que falleció en enero de 1928.

Tanto en su faceta de pintor como en la de escenógrafo, el de Albacete cosechó grandes éxitos. Desde su niñez apuntaba maneras, y no tardó en convertirse en un joven prometedor para después desarrollarse en diferentes ámbitos. Cabe destacar su labor como escenógrafo que lo llevó hasta la ciudad de las estrellas, para trabajar en el aclamado Hollywood. Un pintor que se dedicó profesionalmente al mundo de la escenografía y que consiguió hacerse un hueco en Hollywood, con raíces en la provincia de Albacete.
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