Las motos Guzzi regresan un año más a la explanada de la Plaza de Toros de Albacete. Decenas de motos clásicas adornaban el entorno de ‘La Chata’ con el color rojo característico de estos vehículos. Con una antigüedad de entre 40 y 60 años, estas motos icónicas regresan a la Feria de Albacete de la mano del Club de motos Guzzi ‘Los Manchegos’.
Detrás de estos vehículos, que son verdaderas reliquias, se esconden horas y años de trabajo en lo relacionado a la restauración y a la puesta a punto de estas motos, ya que debido a su antigüedad se trata de delicadas piezas. Son muchos los aficionados del Club ‘Los Manchegos’ que durante el año se ponen manos a la obra para restaurar nuevas motos y disfrutar del proceso. Una pasión en la que invierten muchas horas de trabajo y de esfuerzo.
Eduardo Jiménez, presidente del Club ‘Los Manchegos’ de Albacete, explica que “empezamos a salir en la Cabalgata de Apertura en el año 1993. Por aquel entonces éramos 8 socios y ahora somos más de 30”. Una pasión a la que algunos albaceteños se han ido sumando, fruto de la afición por la restauración de vehículos antiguos, y en concreto de estos clásicos.
“Te llevan al fin del mundo”
El presidente del club manifiesta que “es algo que vivimos mucho. Prácticamente las restauramos de cero con todo lo que implica. Desde la base hasta los últimos detalles”, y señala que “todas las motos tienen entre 40 y 60 años. La mía por ejemplo tiene 74, puesto que es de las más antiguas”.
El mantenimiento también resulta clave para conseguir que estas motos “arranquen a la primera”, como indica Jiménez, que explica que “hay que saber llevarlas, y realmente te llevan donde quieras, al fin del mundo si hace falta”, y recuerda que “había gente que se iba desde Albacete a Barcelona en su moto Guzzi”. Además aclara que “no se rompen”, aunque asegura que “el mantenimiento es delicado”.
Cabe destacar, que cada moto cuenta con su estilo y personalidad propia, ya que cada aficionado le da su toque personal. Algo que hace que cada pieza sea única, diferente, y un reflejo de su restaurador.
Un centenar de Guzzi restauradas en Albacete
José Miguel Víllora es uno de los aficionados a los vehículos clásicos y lo avala una gran experiencia, puesto que ha restaurado más de un centenar de motos. Entre todas, llama la atención una Guzzi de pequeñas dimensiones, acompañada de un sidecar en tonos blancos y rojos. Una idea que nació “tras muchos años de trabajo. Era un moto normal, una Guzzi 65 del año 1957”, señala, y apunta que “le he reducido el tamaño y he hecho el diseño completo desde cero”.
Esta no es la única pieza de José Miguel Víllora en la exposición de motos Guzzi, situada en la Plaza de Toros, sino que cuenta con otro modelo. “Era también la típica Guzzi, pero la he restaurando inspirándome en las antiguas bicicletas de señora, que prescindían de una barra para que pudiesen subir con falda”, explica, y manifiesta que “motos antiguas de señora original no hay, la transformé para para regalársela a mi hija. De fábrica no las hacen, todo son prototipos que nos inventamos los aficionados”.
Además, el coleccionista apunta que “generalmente estas motos salieron todas en color rojo al completo, pero les voy dando mi forma”, y subraya que “les cambio el tamaño y los colores para que sea más llamativo y lo complemento con algunos detalles”. “Tengo más motos originales, este año he apretado y he restaurado cuatro más”, asegura a El Digital de Albacete.
Una pasión que conlleva horas y horas de trabajo para restaurar las icónicas motos Guzzi, y convertirlas en verdaderas obras de arte. Una exposición sobre ruedas que se puede visitar en las inmediaciones de la Plaza de Toros de Albacete, y que mantienen vivo el espíritu de las carreteras de Albacete de los años 50.
// Fotos: Miguel Ángel Romero //