El Cañar es una pedanía perteneciente al municipio de Socovos, a 10 km de esta localidad de la provincia de Albacete. Está situada en la parte oriental de la comarca de la Sierra del Segura, en un valle que queda entre la montaña de Sierra Seca, la Hombría y el embalse del Pantano del Cenajo.
En la actualidad, El Cañar cuenta con 10 habitantes, pero hay gente que está luchando contra la despoblación de esta localidad. Es el caso de Agustina Muñoz, presidenta de la Asociación de Amigos de la Aldea de El Cañar, que nos cuenta que “en los años 50, El Cañar era una aldea que vivía todo su esplendor, con más de 250 personas censadas. Además, estaba rodeada de núcleos urbanos, fincas y caseríos, como Casa del Río, El almirez, El puente, La Casica Requena, Palotares, El Salero, Los Bañuelos, o Casa Roja, todos ellos en el término de Socovos, que daban mucho trabajo a sus habitantes. También estaba La Alcantarilla de Jover, un pueblo que pertenecía al término de Férez, y que fue famoso por sus vegas de arroz. En aquella época había más de 5.000 hectáreas de tierras de cultivo de cereales, frutales, verduras y hortalizas, y teníamos salinas, molino arrocero, y productores de esparto y romero, así como grandes rebaños de ganado y vacuno. Con estos productos, no solo se abastecía al término de Socovos y Férez, sino que se exportaban productos de nuestra tierra a muchas partes, ya que las principales vías de comunicación de Socovos, Férez, Nerpio y Letur pasaban por estas tierras atravesando el río por el Puente del Diablo, en su camino hacia Hellín. Todo esto se acabó en 1963, cuando se inauguró el embalse del pantano del Cenajo, una construcción enmarcada en la política de obras hidráulicas del régimen franquista. Tanto Casa del Río, como La Alcantarilla de Jover, que estaban a orillas del río, son ejemplos de los núcleos urbanos que quedaron sumergidos por las aguas de este pantano. La idea de hacer estos pantanos era la de enriquecer algunas tierras, pero lo que ocurría es que, debido a esto, se empobrecen otras, como es el caso de la zona de El Cañar. Con el pantano del Cenajo se enriqueció la zona de Murcia, pero a nuestra zona la empobreció totalmente, porque más de 1500 vecinos del término de Socovos tuvieron que emigrar”.
Asociación de amigos de la Aldea de El Cañar
En ese momento, muchos de los habitantes de El Cañar perdieron su trabajo, y en consecuencia tuvieron que emigrar. Muñoz indica que “la estabilidad en la aldea se truncó cuando las aguas del pantano cubrieron toda la Vega de la Alcantarilla de Jover y Casa del Río, y los habitantes de El Cañar se quedaron sin los puestos de trabajo que la Vega les proporcionaba. No hubo indemnizaciones, se expropiaron propiedades que fueron mal pagadas, y a toda esa zona le tocó vivir un duro capítulo. Las familias comenzaron a emigrar y en la aldea solo quedaron las personas mayores, porque los más jóvenes se marchaban en busca de oportunidades. El Cañar se fue despoblando, la escuela se cerró y los pocos niños que quedaban eran trasladados a Socovos en coche. Las casas se iban quedando abandonadas, y El Cañar fue debilitándose y empobreciendo. Pero los pocos vecinos que conservamos nuestras casas en El Cañar no queríamos que nuestras casas y nuestros recuerdos desaparecieran, así que en 2006 fundamos la Asociación de Amigos de la Aldea de El Cañar, una asociación sin ánimo de lucro cuyos fines son los de recuperar la aldea, que en esas fechas, se había convertido en un montón de ruinas”.
Desde su fundación, la asociación ha intentado mantener vivo el espíritu de su tierra, de la unión entre sus vecinos, y de sus costumbres y tradiciones. La presidenta señala que “la asociación empezó a ponerse en contacto con todos los cañaleros, que estaban repartidos por diferentes lugares, para realizar eventos, y así recaudar fondos para ir haciendo cosas para la aldea. De este modo, se organizó en verano de 2006 una comida popular en la que nos juntamos más de 200 personas, y que, tras el éxito, repetimos los siguientes años. En estas jornadas se produjeron muchos reencuentros con familiares y amigos de la aldea que hacía más de 25 años que no se veían, y fue muy emocionante. Todas las actividades que hemos realizado han sido para reunir a los cañaleros, motivarlos, sensibilizarlos, y que pudieran ver la problemática de la aldea, y que de paso se animen a colaborar para que no se pierda. Y es que, unidos podemos mover montañas.
La asociación en acción
Gracias al dinero recaudado en estos eventos, la asociación, que en la actualidad está constituida por unas 30 personas, comenzó a llevar a cabo muchas acciones. “Lo primero que hicimos fue quitar los escombros de unas dieciocho casas que se encontraban amontonadas en las calles impidiendo el paso, restaurar la antigua escuela para convertirla en nuestra Casa de la Cultura, o acondicionar la Poza de los Almenes, que durante unos cuantos años fue la atracción de los turistas que frecuentaban nuestra aldea. También empezamos un recorrido de reclamaciones a las administraciones públicas, y finalmente fuimos atendidos por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, que mandó las máquinas de la Diputación, para realizar una labor de restauración de caminos, calles, y accesos totalmente bloqueados. Así mismo, a petición de la asociación, la Confederación Hidrográfica del Segura limpió la Rambla llena de maleza, la cual representaba un gran peligro para la zona, por la gran cantidad de pinos que nos rodea. Y es que, la maleza llegaba hasta las huertas impidiendo el paso y dificultando los sembrados”.
Jornadas contra la despoblación
La Asociación de Amigos de la Aldea de El Cañar está al servicio de todos los cañaleros, para ayudarles y seguir trabajando para que la aldea recupere su esplendor. “Queríamos dar un paso adelante, y desde la asociación pensamos que sería buena idea que, además de organizar actos para favorecer la unión de los vecinos, se podrían organizar cosas para atraer a las administraciones públicas, y que se fijaran en nosotros, así que comenzamos a organizar las Jornadas de la Despoblación, con ponencias y charlas que nos pudieran aportar vías de solución. Ya llevamos tres años celebrando estas jornadas, y han sido unos encuentros muy positivos. El último encuentro organizado para abordar el tema de la despoblación, se celebró el pasado mes de junio. En este evento se dieron cita más de 60 personas, y en él se debatieron aspectos muy importantes sobre las necesidades básicas de la aldea. En el acto pudimos contar con distintos ponentes, tales como Francisco García, Alcalde de Socovos, el cual nos habló de los distintos problemas a los que nos enfrentamos en estas zonas rurales, y los muchos inconvenientes para solucionarlos, pero se comprometió a resolver lo que esté en su mano. Por otro lado, contamos también con Francisco Javier Jaime Espinosa, alcalde de Férez, que nos ofreció su colaboración, tanto en facilitarnos información, como en ponerse a nuestro servicio para ayudar en todo aquello que necesitemos de él”, señala.
Las posibles alternativas y soluciones que se plantearon en las jornadas del 6 de junio se centraron en “definir estrategias y objetivos claros desde la administración bien argumentados y consensuados con los agentes sociales de la aldea, con el fin de realizar un estudio de viabilidad para elaborar proyectos realistas. Se recalcó también la importancia de tener en cuenta los servicios mínimos, como el cuidado de calles, el alumbrado (que ahora mismo es inexistente), el agua potable, o el alcantarillado, porque si lo básico no funciona, cada vez vendrá menos gente, hasta la despoblación total de la aldea. Se tocó también el tema de que se debería facilitar la vida en los pueblos a través del teletrabajo, la vivienda, las carreteras, o la reducción de tasas municipales. También que debería haber menos trabas burocráticas a los habitantes que quieran emprender y consolidar la permanencia de los emprendedores que ya están, para que no se vayan. A nivel general, también fueron requeridos algunos cambios en el sistema educativo, el cual debe dar valor al mundo rural, porque si no los jóvenes querrán irse a la ciudad. Y por último, y no menos importante, se debe facilitar la asistencia complementaria a las personas mayores, para que tengan los servicios necesarios y no tengan que abandonar sus casas por falta de los mismos”, reivindica.
La Asociación no cesa en su empeño de hacer todas aquellas actuaciones que signifiquen una mejora para la aldea, con el objetivo de que siga subsistiendo. “Es muy importante juntarse para debatir en estos foros la realidad de cómo se está llevando el día a día y qué problemática es la que estamos viviendo. Personalmente, estoy segura de que si hubiera esos servicios mínimos la gente vendría a vivir a El Cañar, porque es un lugar precioso. Yo vivo aquí muy a gusto, y no me iría por nada del mundo. Tiene un clima muy bueno, y muy buena vegetación, pero necesitamos unos servicios básicos para poder vivir, y para que la gente quiera venir”, concluye. Agustina Muñoz, una mujer fuerte y luchadora que ha vivido el proceso que ha sufrido El Cañar a lo largo de los años, y que no cesará en la lucha para evitar su despoblación.
/Fotos: Cedidas/