Las músicas de ‘El tío de la pita’ en Albacete

La dulzaina es fundamental en las fiestas de muchos pueblos de Albacete y José Javier Tejada la toca a las mil maravillas

En la zona de Albacete, sur de Cuenca, y Murcia, se le llama ‘El tío de la pita’ al músico que toca la dulzaina, algo que ya se recoge en documentos del siglo XVIII. Entre ellos, un programa de fiestas de Barrax, en el que queda reflejado que el pasacalles iba a ser amenizado por la clásica ‘pita’, y el músico que la tocaba, conocido como ‘El tío de la pita’.

José Javier Tejada, más conocido en Lezuza como ‘El tío de la pita’, es un músico albaceteño enamorado de los instrumentos musicales tradicionales, y en especial a este instrumento de viento, con el que interpreta canciones populares en los rituales festivos de pueblos como Lezuza, El Bonillo, Cenizate o Villarrobledo.

José Javier Tejada, ‘El tío de la pita’ / Foto: Cedida a El Digital de Albacete

José Javier Tejada es multiinstrumentista, y tiene en su casa de Lezuza una gran colección de instrumentos de todo tipo. “En la actualidad debo tener más de un centenar de instrumentos, y no los tengo de exposición, sino para darles vida y poder tocarlos. Con algunos de estos instrumentos tengo un repertorio más amplio, y con otros algo más ajustado, pero en realidad toco con todos ellos. Entre estos instrumentos, los más difíciles de conseguir, y por ello más valorados, son las flautas traveseras antiguas de madera del siglo XIX. Del mismo modo, tengo dulzainas de todos los países, e instrumentos como acordeones, gaitas, flautas, panderos, o guitarros. Además, hay algunos instrumentos fabricados por mí, como algunas flautas de caña, flautas pastoriles, o rabeles, un instrumento de cuerda frotada antecesor al violín, pero más rústico. De igual manera, he fabricado algunos instrumentos de percusión utilizando huesos de animales o elementos de hojalata reciclados. También cuento con objetos cotidianos a los que les doy un uso musical, como morteros, almireces, trozos de teja para hacer unas tejoletas, cucharas de cocina, o los cedazos, que utilizados con garbanzos se convierten en un magnífico elemento de percusión”, aclara.

José Javier Tejada, ‘El tío de la pita’ / Foto: Cedida a El Digital de Albacete

La dulzaina como primer instrumento

Nacido en el barrio de El Pilar en Albacete, José Javier Tejada empezó en el mundo de la música con la dulzaina, que “es una elección un poco complicada para ser el primer instrumento. En Albacete nunca había oído hablar de la dulzaina, porque la tradición estaba totalmente perdida. Fue en Valencia, cuando me fui a estudiar psicología, cuando la descubrí, y enseguida me cautivó el sonido penetrante que tenía, y su carácter medieval. A partir de entonces me hice con una dulzaina, y comencé a investigar sobre el instrumento, y sobre el repertorio local de Albacete. Rebuscando encontré las grabaciones antiguas que había publicado en su día el investigador, músico y antropólogo, Manuel Luna, para la Diputación de Albacete, en las que aparecía la dulzaina, e incluso algunas canciones creadas específicamente para ella, aunque de manera muy precaria, cuando la tradición se encontraba en su fin. Encontré también repertorio de Pozohondo, y de Chinchilla, y a partir de ahí empecé a construir en mi cabeza lo que podía ser un repertorio local. Tenía claro que si encontraba elementos de dulzaina de diferentes lugares de la geografía de Albacete, era porque en su día hubo una tradición potente en la zona”, afirma.

José Javier Tejada, ‘El tío de la pita’ / Foto: Cedida a El Digital de Albacete

Un músico autodidacta

Al terminar la carrera de psicología, José Javier regresó a Albacete con la idea de seguir tirando del hilo, pero como no había ningún sitio donde aprender a tocar la dulzaina, tuvo que aprender solo, a fuerza de ensayo-error y mucha cabezonería.

“Además de aprender a tocar el instrumento por mi cuenta, seguí investigando, y en el año 1998 entre a tocar la dulzaina con el grupo de folklore ‘Abuela Santa Ana’, con los que comencé a tocar también el laúd y otros instrumentos de forma autodidacta. Por aquel entonces, la primera y única red social que existía en internet era Messenger, en donde encontré un grupo de dulzaina en el que pude conectar con gente de toda España interesada en este instrumento. La mayoría de los usuarios no habían oído hablar nunca de la dulzaina en Albacete. Es curioso, porque se había perdido totalmente una tradición que en su día fue tan popular, que por aquí se sigue utilizando la expresión ‘estás más contento que una pita’, para referirse a alguien que está muy contento. no había nada más alegre que ver a los chiquillos saltando detrás de la pita, cuando llegaban las fiestas de los pueblos”, subraya.

Dulzaineros del Alto La Villa

Tras dos años con el grupo de folklore ‘Abuela Santa Ana’, en el año 2000 decidió montárselo por su cuenta, formando en Albacete un grupo llamado ‘Dulzaineros del Alto la Villa’, con el que “funcionamos muy bien durante unos 12 años, y actuamos en un montón de sitios. Al mismo tiempo, fui recopilando todo lo que, hasta ese momento, había descubierto sobre la dulzaina en Albacete, en un libro que publiqué para el número 48 de la revista de tradiciones populares ‘Zahora’, de la Diputación de Albacete. Este libro se llamó ‘La dulzaina en Albacete – Las músicas del tío de la pita’, y se puede descargar desde la página web de la Diputación. Mi intención es hacer más adelante una nueva publicación, actualizando muchos datos que he ido recopilando a lo largo de estos años. Paralelamente a la publicación de este libro, comencé a tocar más instrumentos, como la gaita de fuelle, el rabel, el acordeón, la concertina, y todo tipo de instrumentos de viento. Además, siempre que hacía un viaje procuraba traerme algún elemento musical del sitio donde iba, y poco a poco me fui haciendo con un instrumentario cada vez más amplio”, refleja.

Tocando la lata de pimentón en Munera / Foto: Cedida a El Digital de Albacete

El desarrollo de internet fue clave

A finales de los años 90 empezó a despegar internet, y a principios de los 2000 comenzaron a aparecer las tiendas online, un paso clave para la investigación de José Javier Tejada. El músico señala que “el desarrollo de internet, las redes sociales, y las tiendas online, han logrado que se pueda conseguir casi cualquier cosa, de cualquier lugar del planeta, y eso fue esencial para mí, porque me abrió un mundo de posibilidades. Primero por poder encontrar cualquier cosa que buscaba, y segundo porque me puso en contacto con gente de otros lugares a la que le gustaba lo mismo que a mí, y eso te da una nueva visión, tanto del folclore que hacen ellos, como del tuyo propio por contraste. Yo aquí era una especie de oveja negra, o más bien, una oveja pintoresca, porque la gente se preguntaba porque me había dado a mí por la dulzaina, y a través de internet me di cuenta de que no estaba solo, porque había más gente como yo”.

Profesional de la música

Debido a la crisis económica que azotó España entre los años 2008 y 2014, la vida de José Javier sufrió algunos cambios. “Estaba ejerciendo como psicólogo, y en 2012 perdí mi trabajo. En ese momento tuve que tomar decisiones, y una de ellas era la de profesionalizarme en la música. Fue entonces cuando empecé a dar clases, y a buscar contrataciones con un interés profesional, y no tanto por ocio. Fue entonces cuando monté Cuéllar y Tejada ‘La cuadrilla del dos’, junto a Javier Cuéllar, de Iniesta. Con este dúo empezamos a llevar la música tradicional a todos los rincones de la provincia de Albacete y Cuenca.  Un proyecto que a día de hoy sigue funcionando después de 12 años de trayectoria».  

Cuéllar y Tejada / Foto: Cedida a El Digital de Albacete

Por otro lado, añade Tejada, «junto al percusionista Fernando Roncero, y Juanfran Ballesteros, tengo otro proyecto musical llamado ‘Misión Bülbül’, en el que hacemos lo que nosotros mismos denominamos como ‘folclore distópico’, músicas distópicas de la Iberia de las Tres Culturas (Tradicional, Sefardí, Folk, Andalusí). En este grupo toco la flauta travesera, y el Baglamá, un tipo de laúd de cuello largo de origen mesopotámico, pero que en Turquía alcanzó su máximo esplendor”, puntualiza.

‘Misión Bülbül’ / Foto: Alberto Panadero y cedida a El Digital de Albacete

Vivir en el entorno rural

Hay sitios donde la dulzaina es el elemento fundamental de las fiestas. En Lezuza, por ejemplo, el símbolo de la fiesta de mayo son los danzantes y la pita. La pita anuncia la fiesta por la mañana, después sale en el pasacalles, en la recogida de autoridades, la romería y la procesión, además de poner música a las danzas rituales. “En Lezuza soy ‘el tío de la pita’ porque llevo tocando en sus fiestas desde hace más de 25 años. Yo quería vivir en un sitio en donde se hubiera conservado la tradición de la pita hasta hoy, y en Lezuza encontré ese lugar. Luego, el paisaje, su historia, y sus gentes, fueron determinantes para elegir esta localidad como lugar de residencia. Además, vivir en el campo es fundamental para mí. No es que yo haga una música tradicional más auténtica por vivir en el campo, pero creo que es importante ese contacto con la naturaleza, y con lo antiguo, para hacer música tradicional. En las ciudades suelen borrar el paso del tiempo, y un ejemplo claro lo tenemos con Albacete, una ciudad que a veces parece renegar de su pasado agrícola. En los pueblos no pasa eso, porque mantienen su arquitectura de piedra seca, los corrales de ganado, o las vías pecuarias antiguas. Todo eso sigue ahí, y eso te arraiga, te conecta con la tradición”, explica.

‘Misión Bülbül’ / Foto: Alberto Panadero y cedida a El Digital de Albacete

Una forma de vida

Además de tocar con ‘La Cuadrilla del dos’, y ‘Misión Bülbü’, en la actualidad, José Javier Tejada da clases de música en Tiriez, en Lezuza, y Munera, y es el director musical de ‘Munera la bella’, el grupo de coros y danzas de Munera.

Para este músico albaceteño, la música tradicional es una forma de vida, y un posicionamiento ante ella. “Creo que la música tradicional es una de las cosas más revolucionarias que hay hoy en día. En una época en la que vivimos en una sociedad líquida, donde toda la música que se publica no dura nada, y se está perdiendo el soporte físico, los músicos tradicionales hacemos algo que está completamente fuera de ese circuito, y lo hacemos para que perdure en el tiempo, con elementos que vienen de la tradición, y que no son creados en el momento”, concluye.

Cuéllar y Tejada / Foto: Cedida a El Digital de Albacete

A mediados del siglo XX quedaban muy pocos dulzaineros en España. Ahora hay muchos, porque el ritual se ha mantenido, y eso hace que ‘El tío de la pita’ tenga una posición de privilegio merecida, el de ser el alma viva de la fiesta tradicional. 

Modesto Colorado

Comunicador y cantante de Albacete. Más de 20 años de experiencia en medios de comunicación, especializado en información y reportajes de ámbito cultural.
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