Muchas son las familias destacadas en Albacete durante el siglo XX hasta la actualidad, conocidas por muchos albaceteños. Algunas de estas familias no tenían origen albaceteño, sino que procedían de diferentes puntos del país, y decidieron desplazarse a Albacete para adoptarlo como su hogar y el de sus familias. Es el caso de sagas familiares de origen catalán, que se trasladaron a Albacete por motivos de diversa índole como buscar nuevas oportunidades, por temas de trabajo o por la buena posición geográfica y estratégica con la que contaba la ciudad.
Este es el caso de la familia Cullell, con Juan Cullell y Puig a la cabeza, que llegó a la ciudad en el siglo XIX, entre las décadas de 1870 y 1880 desde tierras catalanas. Cullell llegó a Albacete desde un municipio de la provincia de Girona, concretamente desde Sant Joan les Fonts. “Sus padres fallecieron jóvenes en una epidemia de cólera y Juan se marchó de su pueblo, tal y como asegura la escritora albaceteña Adoración González Mateo.

En un principio, Juan eligió Albacete como su nueva residencia para buscar un nuevo futuro, ya que “contaba con amplias perspectivas de negocio para los jóvenes, además de una buena situación geográfica y buenas comunicaciones, ya que por entonces la ciudad disponía de ferrocarril”, manifiesta González Mateo. Además destaca que “muchos jóvenes catalanes como Cullell emprendieron sus negocios en Albacete, donde se casaron y formaron sus familias”, convirtiéndose así en albaceteños de adopción.
Cuchillero y comerciante
Juan Cullell se dedicó a uno de los sectores más representativos de Albacete, la cuchillería, y “trabajó en una fábrica de cuchillos y navajas que abrió en el Paseo de la Feria, número 43”, tal y como señala la escritora a El Digital de Albacete. Cabe destacar que Cullell también “montó un negocio de textil y otro de azafrán”, explica.
A finales de 1892, se produjo un acontecimiento a nivel mundial, con la Exposición Universal de Chicago, “también llamada Exposición Mundial Colombina, que surgió para celebrar los 400 años de la llegada de Cristóbal Colón al ‘Nuevo Mundo’ en 1492”, manifiesta la escritora albaceteña, que destaca que “Albacete no se quedó atrás y envió una representación con distintas personas relevantes de nuestra ciudad, que llevaron productos típicos, como cereales, vino, miel o esparto”. Juan Cullell y Puig formó parte de la representación albaceteña y “llevó una muestra de los tejidos de su negocio, como algodón, seda, lana y distintos tipos de paños”, según detalla Adoración González Mateo a El Digital de Albacete.

“Durante muchísimos años, fue el principal proveedor de todo tipo de tejidos a establecimientos públicos, en concreto a los centros de beneficencia, como la Casa de Misericordia y la Casa Cuna”, manifiesta, y señala que “les vendía sábanas, mantas, toallas, pana, bayetas, lienzos, delantales y refajos entre otros”. Además de su trabajo como cuchillero y sus negocios de textil, Cullell también se adentró en política, “algo muy común entre comerciantes y empresarios de aquella época”, como señala González Mateo, llegando a ser concejal del Ayuntamiento de Albacete.
El bombardeo de Albacete
Años más tarde solicitó permiso para construir un edificio, situado entre las calles Rosario y Tinte, en el centro de la capital albaceteña, justo enfrente de la Posada del Rosario. “En plena Guerra Civil, Juan estaba en arresto domiciliario en su casa, al cuidado de sus hijas, cuando cayó una bomba en el edificio el 19 de febrero de 1937”, explica, y señala que “salió ileso, pero a las poca horas sufrió un infarto y falleció”.

Juan Cullell falleció a la edad de 81 años en Albacete tras este suceso, y años antes “el Ayuntamiento de la capital albaceteña le concedió una parcela para construir un panteón en el cementerio de Los Llanos, en el Paseo Central”, manifiesta la escritora albaceteña. Cullell se casó con Isabel María López Moreno, procedente del municipio de El Pozuelo (Albacete), y “tuvieron nueve hijos, de los que seis llegaron a la edad adulta, llamados Valeriana, Rosa, José María, Francisco, Juan e Isabel Cullell López”, manifiesta González Mateo.

Valeriana y Rosa
Valeriana López Cullel fue la primera de las hijas de este matrimonio, nacida en 1886 y casada con Juan López, de quien “se divorció durante el período de la Segunda República”, como apunta la escritora. Rosa fue la segunda de las hijas, nacida en 1890 y casada con el notario Juan Martínez Ortiz, “con el que tuvo seis hijos muy conocidos en la ciudad, que contrajeron matrimonios relevantes en la época: María, Juan, Rosa, José, Isabel y Pilar Martínez Cullell”, indica.
José María y Juan
José María fue el tercero de lo hermanos, nacido en 1893. Fue profesor mercantil y comerciante, siguiendo los pasos de su padre. Además, fue “encargado de poner en marcha la red de distribución textil, que consiguió expandir con vendedores por toda La Mancha”, explica la escritora, que manifiesta que “se casó con Dolores Martínez Marín y tras finalizar Guerra Civil se trasladó junto a su esposa e hijos a Barcelona, donde puso en marcha varios negocios relacionados con el turismo”. Finalmente, el matrimonio falleció en Cataluña, lugar de origen de su padre.

Juan fue el quinto hijo del matrimonio, y el primero que nació en el siglo XX, concretamente en 1900. “Casado con Lucía Moreno Ramírez, siguió el negocio iniciado por su padre, junto con su hermano José María”, indica.
Francisco e Isabel
Fueron el cuarto y quinta de los hermanos Cullell López, respectivamente. Francisco se casó con Ascensión López del Castillo Rodríguez de Vera, “con quien tuvo seis hijos”, manifiesta González Mateo, que destaca que Francisco “fue asesinado a principios de la Guerra Civil y su padre nunca llegó a conocer la noticia”.

Isabel nació en 1902 y se casó con Desiderio López Cañadas, “procedente del municipio de San Pedro (Albacete), y tuvieron cuatro hijos”, manifiesta la escritora de Albacete, uno de ellos, Bernabé, fallecido de niño. “Marieta, Desiderio y Juan Cullell López fueron muy conocidos en nuestra ciudad”, matiza.
Esta y otras historias de familias albaceteñas están recogidas en el libro ‘Los que hicieron Albacete: Familias de empresarios, comerciantes e industriales del siglo XIX y principios del XX’, de la escritora Adoración González Mateo.