Sumergirse en las páginas de un libro supone viajar a cualquier parte y vivir todo tipo de aventuras. Viajes literarios que muchas veces tienen como protagonistas enclaves únicos de Castilla-La Mancha.
Gracias a todas estas creaciones literarias el lector puede descubrir rincones de Castilla-La Mancha únicos y que han servido de inspiración para numerosos escritores. Así nacen unas especiales Rutas Literarias de autores contemporáneos y clásicos de la literatura española, con las que poder recorrer y disfrutar de nuestra tierra.
Se trata de diversas rutas impulsadas desde el Gobierno de Castilla-La Mancha que maridan a la perfección literatura y turismo. Un proyecto único, que forma parte de las Rutas Turismo Castilla-La Mancha, para descubrir a través de una óptica diferente numerosos enclaves y lugares de la geografía Castellano-Manchega.
Un marco único rodeado de lavanda
Estas Rutas Literarias pasan por varios puntos de la provincia de Guadalajara, siendo uno de ellos un enclave mágico por su color y por su olor. Reyes Monforte se inspira en los campos de lavanda de Brihuega en su libro ‘La Memoria de la lavanda’, un especial enclave en el que se desarrolla toda esta trama literaria y que puedes descubrir en primer persona.
Brihuega, en plena vega del río Tajuña, conocida como El Jardín de la Alcarria, es el escenario, junto con los campos de lavanda que rodean el caserío guadalajareño, de la novela de Reyes Monforte. Además, de un entorno de gran belleza, la localidad nos ofrece agradables y tranquilos paseos por un casco urbano en los que podemos disfrutar de un interesante patrimonio cultural.
Sus edificios religiosos llevan al visitante del románico hasta el gótico, destacando en este trayecto el esplendor de la arquitectura cisterciense que llegó a Brihuega en el siglo XIII. Un paseo por estas calles de la mano de la escritora Reyes Monforte para descubrir la Iglesia de San Felipe, construida en el siglo XIII y una de las más bellas de la villa. Esta construcción cuenta con una especial cabecera en la que se conservan los rasgos románicos.
Junto al castillo se levanta la Iglesia de Santa Maria de la Peña. Su emplazamiento es uno de los más románticos de toda la localidad, rodeado de frondosos árboles y un entorno natural y patrimonial inolvidable. Algo que tampoco puedes dejar espaciar en tu visita a Brihuega es el Castillo de Piedra Bermeja, una histórica construcción que se asienta sobre un promontorio rocoso en el extremo sur de la población.
El paisaje que rodea Brihuega, y al que regresa la protagonista de la novela de Reyes Monforte, completa un escenario de este libro. Bosques de encinas, pequeñas huertas, olivares y plantas aromáticas como el espliego, el romero, el tomillo, la salvia y, por supuesto, la lavanda, es una de las estampas de esta localidad que puede disfrutar el lector.
Cada mes de julio los campos de lavanda tiñen de un bello color morado este espacio natural e impregnan el aire con su aroma, convirtiéndose en un espectáculo del que disfrutar con todos los sentidos. Con motivo de la nueva recolecta, se celebra anualmente el Festival de la Lavanda que convierte estos campos en un escenario único de conciertos al atardecer. Una cita cultural anualmente recibe un importante respaldo por parte de la Junta de Comunidades y en la que el público, vestido de blanco, se fusiona con los campos morados y el olor de la lavanda, la puesta de sol y la música para disfrutar de una experiencia única e inolvidable.
Llegar a Brihuega a sus campos de lavandas supone un viaje de algo más de una hora desde Madrid y apenas 30 minutos desde Guadalajara. Para empaparse de los secretos de estas tierras merece la pena dedicar unas jornadas a recorrerlas. Así, en los últimos años la oferta de alojamiento en la zona ha crecido en cantidad y calidad, con un amplio abanico de ofertas para todos los bolsillos y ese ambiente de lo rural tratado con mimo y sencillez.
Además, el visitante tendrá la oportunidad de sumergirse en la gastronomía de la zona con elaboraciones en las que los productos de la tierra son los verdaderos protagonistas. De sus fogones salen platos que configuran un recetario tradicional que, en ocasiones, se atreve con un toque de innovación.
Obras tan relevantes para la literatura española como ‘Viaje a la Alcarria’ de Camilo José Cela, el ‘Poema de Mio Cid’, o el ‘Arcipreste de Hita’, también ofrecen especiales rutas literarias con las que descubrir los rincones de la provincia de Guadalajara. Pero además, otra parada en tierras guadalajareñas se debe al autor Antonio Buero Vallejo, ya que estudió en el que es el actual Instituto Liceo Caracense de Guadalajara.
Vivir las aventuras de Don Quijote de la Mancha
Pero si hay una obra que ha llevado por bandera el nombre de nuestra región es ‘Don Quijote de la Mancha’. La obra de Miguel de Cervantes forma parte de la literatura universal y es una de las novelas que se ha traducido a un mayor número de idiomas para hacerla accesible a todos los lectores del mundo.
“En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme”, con estas palabras comienza el relato de las aventuras del ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha. Unas aventuras que según la opinión generalizada Cervantes comenzó a escribir en la prisión de Argamasilla, encerrado en una celda que no es otra que la Casa de Medrano, hoy magnífico centro cultural de esta localidad de la provincia de Ciudad Real.
Don Quijote y su inseparable Sancho recorrieron parte de la geografía de las provincias de Albacete y Ciudad Real viviendo las más rocambolescas aventuras. Así, Argamasilla de Alba es la primera parada de este viaje literario en la que el viajero puede disfrutar de la Iglesia de San Juan Bautista y el Castillo de Peñarroya, ambos referidos en la novela de Cervantes.
La siguiente parada de esta especial ruta literaria es la localidad de Ruidera. Sorprende y mucho al visitante el paisaje de Ruidera, y es que tras atravesar parte de La Mancha con un aspecto tan seco, llano y con escasa vegetación nos encontramos de repente con un paisaje distinto, con mucha vegetación y gran diversidad de fauna.
Lugares de visita obligada en esta ruta impulsada por el Gobierno regional con el fin de que el viajero viva en primera persona las aventuras de Don Quijote son La Casa del Rey, la Iglesia de Santa María de la Blanca y el Puente de la Esclusa. Otros puntos de interés son la Ermita de San Pedro de Verona y el Castillo de Rochafrida. Además, es visita obligada el Parque natural de las Lagunas de Ruidera, considerado uno de los espacios más bellos de la región.
Siguiendo los pasos de Don Quijote el viajero llegará al límite de estas provincias de Castilla-La Mancha. Hablamos de Ossa de Montiel, pueblo albaceteño con una gran impronta quijotesca. En su territorio se encuentra la Cueva de Montesinos y 9 de las 15 Lagunas de Ruidera.
La Cueva de Montesinos es junto a El Toboso, patria de Dulcinea, el lugar más citado en toda la novela de Cervantes. En concreto se puede acceder a esta icónica cueva por una entrada parcialmente cerrada por bloques de piedra.
En la actualidad, Ossa de Montiel es un pueblo tranquilo y agradable. En sus calles predominan casas bajas, de sillarejo o tapial encalado. El aventurado esfuerzo por identificar los lugares que aparecen en el Quijote lleva al viajero hasta un molino a orillas del río Alarconcillo donde algunos sitúan la venta en la que Maese Pedro representó ante Don Quijote, Sancho y sus acompañantes el retablo de Melisendra y don Gaiteros. Así, cabe detallar que el Molino el Tobar está muy cerca de la Ermita de San Pedro y de la Cueva de Montesinos.
Esta ruta literaria centrada en el universo de Don Quijote de la Mancha también discurre por El Bonillo, localidad que se sitúa en la provincia de Albacete. Es un interesante conjunto urbano en el que conviven buenos ejemplos de arquitectura popular manchega con portón, corral y granero.
Destaca el Ayuntamiento, de estilo renacentista y realizado en el siglo XVI, la Iglesia de Santa Catalina, iniciada en 1699, con su ventana plateresca que se abre en la torre-campanario, y la capilla del Cristo de los Milagros, del siglo XVII.
Munera, como las ya referidas Ossa de Montiel y El Bonillo, forma parte del Campo de Montiel, escenario de las andanzas y aventuras de Don Quijote y Sancho. Además de la aventura del Retablo de Maese Pedro, que pudo tener lugar en cualquiera de los municipios de la zona, son muchos los que reclaman para Munera el honor de ser el lugar donde se celebraron las famosas Bodas de Camacho.
Visitas recomendadas a la Iglesia de San Sebastián, al Castillo de Munera, junto al río Córcoles, y al Molino de la Bella Quiteria, donde cada primer sábado de julio se celebra un certamen literario. Una vez que el jurado dicta el fallo, se celebra una memorable merienda con platos descritos en el pasaje de las bodas de Camacho.
Un viaje en el que disfrutar de algunos de los escenarios de la novela de Cervantes, pero también en la que degustar comidas con un sabor único. A los embutidos de la matanza hay que sumar las migas con uvas, los gazpachos manchegos, el atascaburras, el pisto, o los duelos y quebrantos, acompañados por supuesto de vinos de La Mancha.
De la mano de las obras de Rafael Cabanillas Saldaña, ‘Quercus’ y ‘Enjambre’, el viajero también puede disfrutar de varias rutas literarias que discurren por la provincia de Ciudad Real. Otra Ruta de las que pasa por la provincia ciudadrealeña, junto a Toledo y Cuenca, la obra de Jorge Manrique ‘Coplas a la muerte de su padre’.
En el caso de la provincia de Albacete, el viajero puede disfrutar de una completa ruta literaria de la mano de Antonio Martínez Sarrión. Esta ruta discurre por municipios como Alcaraz, Salobre, Riópar y el Calar del Mundo.
Una especial mirada de Toledo
No son pocos los poetas, dramaturgos, novelistas, pintores o cineastas que, a lo largo de la historia han elegido Toledo como escenario de sus creaciones. En esta ocasión, Eloy Moreno nos descubre a través de los ojos y sentimientos de la protagonista de ‘Lo que encontré bajo el sofá’, y lo hace con la visión del visitante primerizo que, como sucede tan a menudo, se enamora de la ciudad, de sus calles, plazas, miradores y rincones que atrapan todos los sentidos.
Toledo es una sucesión de mezquitas, sinagogas, conventos, iglesias, ermitas, museos, palacios, casas nobiliarias, murallas y castillos que encierran una historia milenaria y una riqueza difícilmente inigualable. Todo comienza en la emblemática Plaza Zocodover, centro neurálgico de la ciudad y punto de partida de la gran mayoría de rutas que el visitante puede realizar por el casco histórico toledano.
No muy lejos se levanta el Alcázar, sede del Museo del Ejército y de la Biblioteca Regional de Castilla-La Mancha, o el Museo de Santa Cruz. Siguiendo los pasos de la protagonista de este libro nos adentramos en el laberíntico entramado urbano de la ciudad. Vecinos y turistas convergen en estas calles y para obligatoria es la Catedral de Santa María. El templo atesora una riqueza artística que solo es superada por San Pedro en Roma, meriendo una mención especial la Custodia de Arfe.
La Puerta del Reloj, la subida a la Campana Gorda, el Monasterio de San Juan de los Reyes, las sinagogas de Santa Maria la Blanca y del Tránsito, el Palacio de Fuensalida, el Museo del Greco, la Iglesia del Salvador, la Plaza de Santa Ana y la contigua Plaza de Santo Domingo Real, y especiales miradores con vistas al Tajo, son algunos de los muchos secretos que esconde Toledo al Visitante.
Además, por su proximidad a los Montes de Toledo y La Mancha, la cocina toledana se ha visto influenciada por los productos y sabores de estas tierras, con el queso manchego, el vino, el aceite, la caza y el azafrán. Existe en la capital tolera una amplia y variada oferta de locales con opciones para todos los gustos y bolsillos, desde restaurantes clásicos con platos tradicionales, hasta fogones vanguardistas con cocina de autor. El viajero también podrá disfrutar de terrazas y tascas que proliferan en las calles y plazas de la ciudad con una rica carta de raciones y tapas.
‘Valhondo’ de Rafael Cabanillas Saldaña, la vida de Fernando de Rojas e incluso el Lazarillo de Tormes, conforman otras dos rutas literarias para disfrutar de la provincia de Toledo.
El origen conquense de Fray Luis de León
Belmonte, Villaescusa de Haro, Alarcón, San Clemente, El Provencio y Mota del Cuervo son las localidades de la provincia de Cuenca que centran una ruta literaria centrada en la figura de Fray Luis de León. Nacido en 1527, Fray Luis de León vivió durante los primeros años de su vida en la localidad conquense de Belmonte.
En lo alto de la población, junto a la colegiata, destaca el Palacio de Don Juan Manuel, construido hacia 1323. A Juan Pacheco debemos la edificación del Castillo de Belmonte, de las murallas y de la colegiata. En 1456, un convenio entre la villa de Belmonte y Pacheco acordaba iniciar la obra de la muralla, dejando una magnifica estampa.
El otro gran monumento de Belmonte, la Colegiata de San Bartolomé, que se levantó al mismo tiempo que el castillo de la localidad. El templo tiene hacia el exterior dos portadas, ambas de estilo gótico flamígero. La primera capilla que encontramos a la entrada del tempo contiene la hermosa pila de piedra tallada en la que fue bautizado Fray Luis de León en 1527.
A la localidad de Villaescusa de Haro se la conoce como la “villa de los obispos” por el gran número de ellos nacidos en este municipio entre los siglos XVI y XVII. La Iglesia de San Pedro tiene en el interior su joya más valiosa: la capilla de la Asunción, monumento nacional que fue mandada construir en 1507 por el obispo Diego Ramírez de Villaescusa.
Frente a la iglesia se encuentra el que fue el palacio de la familia Ramírez, recuperado para acoger la sede del Ayuntamiento. Además, el visitante podrá encontrar en la entrada de Villaescusa de Haro las ruinas del Convento de Santo Domingo que mantiene parte de su fachada plateresca.
Alarcón soma sobre un tajo labrado sobre el Júcar que rodea la peña donde se asienta el castillo. Tras bordear el pantano de Alarcón, el viajero se encuentra con la potente Torre del Homenaje del castillo y pasa por debajo de los arcos de la muralla que puede recorrer, visitando además el patio de armas del castillo, subir a la torre e incluso alojarse en sus habitaciones.
En la entrada de la población se encuentra la Iglesia de la Trinidad, pudiendo disfrutar también de la Plaza de Don Juan Manuel y las iglesias de San Juan Bautista y de Santa María, en la que grandes maestros del Renacimiento volcaron su creatividad. La portada principal tiene un pórtico abovedado con casetones y numerosos elementos ornamentales, siendo además el retablo dedicado a la Virgen un prodigio de la imaginería renacentista.
La localidad de San Clemente conserva un excepcional conjunto de arquitectura del Renacimiento, manifestación del auge económico social que tuvo la localidad en el siglo XVI. Su Plaza Mayor es el espacio urbano más monumental y armonioso de la provincia de Cuenca. Dos de sus lados están cerrados por sendos edificios sobre arcadas, la Audiencia Real y el antiguo Ayuntamiento que actualmente es la sede del Museo de Obra Gráfica. En esta misma plaza también encuentra el visitante la Iglesia de Santiago Apóstol.
Un arco barroco da paso a la Plaza de la Iglesia donde vemos el edificio del antiguo Pósito y que fue Casa de la Inquisición. Cerca, se levanta la Torre Vieja, una casa torre medieval que encierra un interesante museo etnográfico. Además, San Clemente cuenta con una amplia nómina de conventos y palacios.
El viajero, de la mano de esta interesante ruta literaria que cuenta con el respaldo de la Junta de Comunidades, también podrá descubrir la excepcional belleza de la Iglesia de la Asunción de El Provencio. Pero también podrá adentrarse en el paisaje de Mota del Cuervo, dominado por un pequeño cerro poblado por varios molinos de viento.
De los 18 que había en el siglo XVIII, hoy se ven tan solo 7, reconstruidos en los años 60 del siglo XX. El lugar donde están instalados se conoce como Balcón de La Mancha por sus amplias vistas sobre los alrededores.
Otra de las obras literarias para descubrir la esencia de la provincia son ‘El regalo’ de Eloy Moreno. En el siguiente enlace puedes descubrir todas las Rutas Literarias con las que cuenta Castilla-La Mancha para descubrir nuestra tierra siguiendo las historias que narran estos libros.
La pasión por el viaje y la literatura se dan la mano en estas rutas turísticoliterarias que permiten, al lector y al viajero, recorrer caminos, descubrir paisajes, y visitar pueblos y ciudades a través de la mirada y la imaginación de autores que centran sus narraciones en escenarios de Castilla-La Mancha. Gracias a estas rutas de Turismo Castilla-La Mancha, el lector se adentra en una doble experiencia: viajar leyendo a través de la imaginación y el relato del autor, y explorar esos relatos para enriquecer la propia experiencia viajera.
Estas rutas ofrecen una forma diferente de adentrarse en rincones literarios de Castilla-La Mancha y, a la vez, son una fuente de inspiración para los viajeros y los amantes de la literatura. Lectores y viajeros pueden disfrutar de estas páginas que nos transportan a través de la historia, la naturaleza y la cultura de una región inagotable. Y es que Castilla-La Mancha es una región de libro.