CONOCIENDO ALBACETE | El edificio Legorburo

Este edificio en la actualidad está en desuso

Son muchos los edificios que forman parte del patrimonio arquitectónico y cultural de Albacete. Muchos de ellos han desaparecido con el tiempo, pero muchos otros aún quedan en pie, testigos del ir y venir de los albaceteños en las calles de la ciudad. Por este motivo, desde el Digital de Albacete continuamos con nuestro particular paseo por las calles de la capital albaceteña, haciendo paradas para contar la historia y algunas de las curiosidades de estos edificios que se han convertido en un emblema de la ciudad.

En esta ocasión, en pleno corazón de Albacete, hacemos un alto en el camino para observar y analizar el edificio Legorburo de la mano de Amelia González, guía turística oficial, presidenta de la Asociación Provincial de Guías e Informadores Turísticos de Albacete (AGITUR) y miembro de la asociación Provincial de Guía de Turismo de Albacete, para analizar detalladamente esta construcción conocida por todos los albaceteños junto a El Digital de Albacete.

Edificio Legorburo / Foto: Miguel Ángel Romero

El edificio Legorburo, situado en el centro de la capital albaceteña, entre la calle Mayor y la calle Marqués de Molins, es una de esas construcciones que se han convertido en un emblema de Albacete. Un edificio que forma parte del patrimonio arquitectónico de la ciudad y que guarda parte de la historia de la capital albaceteña desde la década de los años cuarenta.

«Si existe está en Legorburo”

Además, es un edificio propiedad de una de las familias más conocidas de Albacete, como es la familia Legorburo, encabezada en este caso por José Legorburo, quien fue alcalde de la ciudad por un corto período de tiempo. Aunque el edificio es conocido en la capital albaceteña por este apellido, esta construcción no hace referencia a la persona sino a la empresa familiar perteneciente a los Legorburo, puesto que a la muerte de José en 1914, “la empresa pasó a ser regentada por su mujer y años más tarde por sus hijos”, tal y como explica Amelia González, guía turística oficial, presidenta de la Asociación Provincial de Guías e Informadores Turísticos de Albacete (AGITUR) y miembro de la asociación Provincial de Guía de Turismo de Albacete.

Edificio Legorburo / Foto: Miguel Ángel Romero

Los hijos de Legorburo “eran jóvenes muy responsables y emprendedores, y sacaron adelante la empresa de negocios de ferretería y armería como aparece en el edificio”, apunta la especialista en la arquitectura albaceteña, que explica que “expandieron tanto el negocio que su lema era ‘Si existe está en Legorburo’”.

En los años treinta, la familia adquirió “unos magníficos solares en plena calle Ancha, entre la calle Mayor y la calle Marqués de Molins”, tal y como apunta la guía albaceteña Amelia González, que indica que “la idea era hacer un edificio emblemático”.

Edificio Legorburo / Foto: Miguel Ángel Romero

José Legorburo tenía en mente la idea de hacer un edificio histórico y lo consiguió, puesto que a día de hoy sigue en pie, y a pesar de estar en desuso en la actualidad, los albaceteños nos referimos a esta zona de Albacete como ‘la esquina de Legorburo’, casi cien años después de la idea original.

Casi diez años de construcción y un concurso

En el proceso de construcción del edificio Legorburo, cabe destacar una curiosidad, y es que “no solicitaron el proyecto directamente a un arquitecto, sino que crearon un concurso a través del Colegio de Arquitectos de Valencia”, tal y como señala la guía experta a El Digital de Albacete. En ese momento “había novedosas propuestas de varios arquitectos de Albacete como Julio Carrilero, pero decidieron hacerlo de esta manera”, aclara la presidenta de AGITUR. Un proyecto que finalmente vino de la mano del arquitecto de Albacete “Baldomero Pérez Villena y de José Luis García Pellicer, afincado en Valencia, quienes ganaron este peculiar concurso”, tal y como detalla la guía turística albaceteña, Amelia González.

Edificio Legorburo / Foto: Miguel Ángel Romero

“En ese momento existía una ley para ayudar a los constructores a crear empleo, como apunta la experta Elia Gutiérrez Mozo”, explica la guía provincial de Albacete. En un principio, las obras arrancaron “en 1935, con la intención de finalizarlas para el año siguiente, pero la guerra paralizó la obra”, asegura la guía de albaceteña, que indica que finalmente “se alargó hasta 1946, casi diez años para decir que el edificio estaba terminado”.

La arquitectura del edificio Legorburo

El edificio da a dos calles, con dos fachadas diferentes. “Concretamente, la que da a la calle Mayor es más pequeña. Lo podemos ver con claridad si contamos las ventanas, puesto que en la calle Marqués de Molins hay una más”, matiza la especialista albaceteña.

Edificio Legorburo / Foto: Miguel Ángel Romero

En cuanto a la estructura del edificio, está dividida en tres partes. La parte baja, “compuesta por comercio y entreplanta; la planta principal, destinada a viviendas y una parte superior, donde destacan la torreta y la zona de los áticos”, tal y como explica Amelia González a El Digital de Albacete. Cabe destacar que “no se hizo como edificio de viviendas con local, sino de uso comercial con una parte destinada a las viviendas”, puntualiza la guía albaceteña, que manifiesta que “según explica Elia Gutiérrez Mozo, el arquitecto Baldomero llegó a vivir allí”.

Las líneas de las fachadas son las grandes protagonistas del edificio. Por una parte, “las líneas horizontales dan envergadura al inmueble, aunque ambas llaman la atención”, señala la guía de Albacete, que matiza que “la entrada está justo en el chaflán a modo de medianera”. Siguiendo con las fachadas de ambas calles, la de la Calle Mayor “tiene zona de escaparate y acceso a las viviendas por la izquierda”, como explica la presidenta de AGITUR, que puntualiza que “en la otra fachada, la vitrina es más grande y en los planos originales también tenía acceso al comercio”.

La decoración interior, la gran protagonista

Amelia González, guía turística experta en la capital albaceteña apunta que “lo más llamativo estaba en el interior. La decoración era muy bonita y contaba con estanterías que iban desde el suelo al techo”. “Mucha gente aún recordará el gran mostrador y la escalera que conducía a la entreplanta”, manifiesta González, que apunta que “la escalera iba en línea contraria, es decir, la línea de la fachada iba en forma cóncava, mientras que la escalera va en línea contraria, como si quisiera cerrar un círculo”.

Edificio Legorburo / Foto: Miguel Ángel Romero

Las viviendas de Legorburo

Cabe destacar, que en un principio, las viviendas “eran muy grandes, solamente había dos viviendas por planta, aunque ha habido reformas para hacer oficinas”, explica la especialista, que recuerda que el tramo intermedio del inmueble estaba destinado a viviendas. “Como solo había dos por planta, cada una daba a una calle diferente”, matiza la guía, para ilustrar las dimensiones de los amplios pisos que alberga este edificio.

Edificio Legorburo / Foto: Miguel Ángel Romero

Inspiración madrileña

Una de las curiosidades más destacadas de esta icónica construcción albaceteña reside en el mirador del chaflán, ya que “las dos últimas plantas cuentan con balcones, con una apertura hacia arriba, que lleva la mirada hacia la zona central”, manifiesta la guía y presidenta de AGITUR, que matiza que “en la última planta vemos que se abre a los lados, hacia los áticos donde cuentan con más balcones”.

Edificio Legorburo / Foto: Miguel Ángel Romero

Además, las franjas verticales que se pueden apreciar en la fachada desde fuera “llaman la atención, porque se puede observar cómo van marcando cada planta”. Como curiosidad, la experta señala que “en este sentido puede recordar al edificio Capitol de Madrid, aunque no sería una influencia directa”.

Los áticos de Legorburo

Los áticos son sin duda una de las zonas más llamativas del edificio, puesto que casi obliga a los albaceteños a levantar la mirada para contemplarlos. “Los áticos cuentan con amplias terrazas y además con una zona de instalaciones y servicios”, explica la guía, que manifiesta que “es un edificio muy ambicioso para la época en la que se construyó”.

Edificio Legorburo / Foto: Miguel Ángel Romero

La guía turística Amelia González, recuerda las palabras de Elia Gutiérrez Mozo, donde explicaba la importancia de la familia, que demostraron al convocar su propio concurso para la construcción del edificio, teniendo en cuenta el uso al que se iba a destinar.

Al finalizar la guerra, González señala que hubo cierto cambio en cuanto a las tendencias en la arquitectura y que estas “se volvieron más sobrias, por lo que es importante y casi un logro que este edificio subsistiera. Por eso es importante también destacarlo en la arquitectura albaceteña”.

El edificio Legorburo es sin duda uno de los edificios más emblemáticos del centro de la capital albaceteña. A pesar de ello, lleva muchos años a su suerte, en completo desuso, esperando volver a albergar la vida que algún día atesoró entre sus paredes.

Noelia López

Natural de Albacete, Graduada en Periodismo por la Universidad Miguel Hernández. Experiencia en medios de comunicación como VIsión6, Es Radio y Telemadrid
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