El oficio de sombrerero actualmente no existe, pero en su momento fue importante en Albacete, ya que antiguamente todo el mundo utilizaba sombreros. Con el tiempo, esta curiosa costumbre se ha ido perdiendo, lo que ha provocado la desaparición de este particular oficio. Muchos sombrereros habitaban la Calle Mayor, en el corazón de la ciudad, durante el siglo pasado. Entre ellos, destacan ‘las tres sombrereras de Albacete’. Tres mujeres emprendedoras que dieron un paso hacia delante para ponerse al frente de su propio negocio, en un contexto histórico en el que no era común que las mujeres tuviesen negocios propios.
Por una parte, la provincia de Albacete siempre ha estado ligada al campo y se utilizaba el sombrero como complemento para protegerse del sol. Las razones de su uso han ido variando a lo largo de la historia, según las épocas y los países. En algunos contextos históricos, utilizar sombreros también ha sido un símbolo de pertenencia a la clase alta y de elegancia. A principios del siglo pasado, “Albacete empezaba a crecer y desarrollarse y las señoras de clase alta ya celebraban sus fiestas y reuniones vestidas con pamelas y tocados”, explica la escritora albaceteña Adoración Mateo a El Digital de Albacete, autora de libros que narran la historia de Albacete y los albacetenses como ‘Albacete en familias: Algunas familias relevantes de los siglos XIX y XX’

Albacete fue una ciudad donde este oficio se desarrolló y contó con grandes sombreristas. Algunos de ellos fueron Francisco Bartra, de origen probablemente húngaro, que llegó a la capital albaceteña en la década de 1940. Diego Montero García fue otro de los sombrereros que tenía una tienda en la Calle Mayor albaceteña, justo al lado del Pasaje Lodares, tal y como indica la escritora Adoración González Mateo a El Digital de Albacete. En la misma calle, también albergaba su tienda José Rodenas y Ramón Mateo González, que también tuvieron su comercio instaurado en el corazón de Albacete, en la Calle Mayor, tatarabuelo y bisabuelo de la propia escritora albaceteña Adoración González Mateo.
La Calle de los Sombrereros
La calle Mayor se convirtió en la ‘Calle de los Sombrereros’, ya que prácticamente todas las tiendas dedicadas a este tipo de complementos estaban ubicados en esta vía. De manera que, los albaceteños ponían rumbo a esta calle cuando el objetivo era adquirir nuevos sombreros. Entre los comerciantes, destacaban tres mujeres, que fueron conocidas como ‘las tres sombrereras de Albacete’. El oficio de sombrerero era mayoritariamente masculino, ya que en esta época lo común era que las mujeres se dedicasen a las tareas del hogar y a los cuidados que conlleva la crianza de los hijos.

En un mundo de hombres, tres mujeres emprendían con su propio camino en una sociedad que aún no estaba preparada para ello. Las tres mujeres marcaban la diferencia en la Calle Mayor albaceteña, en pleno centro de la ciudad, rompiendo las barreras de la época y demostrando que las mujeres podían atender y gestionar su propio negocio. Julipa Fresno, Teresina Dumont y Consuelo Yago Nebot y sus hermanas, fueron las sombrereras que trabajaron en Albacete en este singular oficio, tal y como confirma Adoración Mateo a El Digital de Albacete. “Las tres sombrereras viajaban a grandes ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia o hasta París, para traerse las últimas colecciones para la alta burguesía de Albacete” apunta la escritora Adoración Mateo, que manifiesta que usaban todo tipo de sombreros “para sus fiestas, bailes y reuniones varias”.
Sobre estos viajes, Adoración Mateo destaca el hecho de que “una mujer viajase sola en aquellos años, aunque algunas de ellas lo hacían con sus madres”. El simple hecho de que estas mujeres viajasen solas suponía toda una aventura y hasta un reto, ya que no era lo común en la época, donde las mujeres apenas salían de casa. En este contexto, estas tres mujeres valientes dieron un paso hacia delante para ponerse al frente de sus negocios, demostrando que eran autosuficientes para gestionarlos y que las mujeres también eran capaces de salir adelante con sus propias manos.

Consuelo Yago Nebot
Hija de José Yago, maestro lapidario y marmolista, Consuelo nació sobre el año 1880 y falleció en Albacete en 1956. “Su sombrería se encontraba en la calle Mayor, en el número 12, y posteriormente la trasladó al número 16 de la misma calle”, apunta la escritora Adoración Mateo, que explica que “trabajó junto a sus hermanas Isabel y Dolores”.

Durante los años veinte, Consuelo viajaba junto con sus hermanas a grandes ciudades como Madrid o Barcelona. La escritora manifiesta que “se anunciaban con mucha asiduidad en la prensa local en periódicos como El Diario de Albacete”.

Periódico El Diario de Albacete, 1925 / Recorte de prensa cedido por la escritora Adoración González Mateo
Julipa Fresno
Nació en 1898 y era la mayor de cinco hermanos, siendo ella la única mujer, tal y como apunta Adoración Mateo a El Digital de Albacete. “Siendo la única mujer no lo tendría fácil, y aún así se hizo modista sombrerera y montó su propio negocio en la casa familiar, justo enfrente del Teatro Circo de Albacete”, explica la escritora, que recuerda que “Julipa viajaba mucho cuando en aquellos años hasta un simple viaje a La Gineta era noticia de periódico. Solamente el hecho de ir a una gran ciudad era una aventura, más aún siendo mujer”, señala Adoración Mateo.

Periódico El Defensor de Albacete, 1925 / Recorte de prensa cedido por la escritora Adoración González Mateo
Julipa estudió Magisterio años más tarde, “de hecho su nombre aparece en la lista de aspirantes a maestras que solicitaban desempeñar interinamente Escuelas Nacionales de Primera Enseñanza”, tal y como explica la escritora. Finalmente, la sombrerera obtuvo plaza en la localidad albaceteña de Minaya.

A los pocos años de terminar la Guerra Civil, cerca de 1941, la sombrerera y maestra de Albacete fallecía mientras daba a luz a uno de sus hijos.
Teresina Dumont
Teresina nació en 1900 y era hija de Esteban Dumont y Teresa Collado, tal y como se detalla en el libro ‘Albacete en familias: Algunas familias relevantes de los siglos XIX y XX’, de la escritora albaceteña Adoración González Mateo.

Teresina Dumont fue toda una pionera en el mundo de comercio, ya que no contaba con tienda propia, sino que “a la vuelta de cada uno de sus viajes, alquilaba una habitación en el Hotel Regina, cerca del Paseo de la Libertad, y era ahí donde recibía a su distinguida clientela”, tal y como explica la autora albaceteña a El Digital de Albacete.

Periódico El Defensor de Albacete, 1926 / Recorte de prensa cedido por la escritora Adoración González Mateo
El negocio de la modista albaceteña “empezó a prosperar y anunció su nuevo domicilio en la casa de Juan López”, señala la escritora de Albacete. En aquel momento la casa de Juan López estaba recién construida, situada en la calle Marqués de Molins. Más tarde, en 1927, “tuvo un nuevo cambio, trasladándose a la calle Concepción número 5”, como apunta Adoración González.
Estas y otras historias de albaceteños del siglo XX, están plasmadas en el libro ‘Albacete en familias: Algunas familias relevantes de los siglos XIX y XX’ de la escritora albaceteña Adoración González Mateo, que ha visto la luz este mes de abril.

Historias como la de Consuelo, Julipa y Teresina han sido necesarias en la historia para que las mujeres hayan cogido consciencia de que ellas también podían ponerse al frente de un negocio y ser autosuficientes. Cabe destacar la importancia de tener mujeres referentes en la ciudad de Albacete, que fueron mujeres de a pie y que salieron adelante gracias a su trabajo, su esfuerzo y su valentía, para enfrentarse a una sociedad donde las mujeres estaban relegadas a un segundo plano en el ámbito laboral.