Tras la intervención de FACUA Euskadi, y según indica la asociación de consumidores en nota de prensa, «Bosch ha reembolsado a un usuario 1.058 euros de una lavadora comprada cinco años atrás ante sus reiteradas averías. El aparato llegó a romperse hasta tres veces en menos de un año desde la compra y sus problemas no pudieron ser solventados pese a los numerosos intentos de reparación».
Jon U.J., residente en la localidad vizcaína de Arrigorriaga, «adquirió en septiembre de 2019 una lavadora Bosch modelo WDU28540ES por un precio de 1.058 euros. Apenas tres meses después, en diciembre del mismo año, el electrodoméstico se estropeó al salirse un tornillo que impedía que fuera utilizada».
El afectado, según FACUA, «contactó entonces con la empresa, que envió a un técnico para repararla, cambiando la pieza rota. Sin embargo, este fue sólo el primero de los trabajos que se tuvieron que realizar sobre la lavadora».
En enero de 2020, añade FACUA, «pasado un mes exacto del arreglo anterior, el aparato volvió a estropearse exactamente por el mismo motivo: la salida del tornillo, que terminó rompiendo una pieza. El técnico de Bosch acudió de nuevo al domicilio de Jon y procedió a una nueva reparación».
Lejos de quedar en una simple anécdota, explica FACUA, «la lavadora aguantó funcionando sólo seis meses antes de romperse de nuevo. En julio de 2020 el mismo tornillo en cuestión volvió a provocar un problema similar. Bosch la reparó una vez más, y en esta ocasión parecía que todo estaba solucionado».
«Defecto de fábrica»
La lavadora, añade FACUA, «consiguió funcionar durante un año y dos meses antes de volver a romperse en septiembre de 2021, justo al finalizar el periodo de garantía -eran dos años, que han pasado a tres para los aparatos comprados desde enero de 2022-. No obstante, al tratarse de una avería reportada con anterioridad, la garantía seguía vigente para ese problema».
Esta vez «el tornillo no se salió», indica FACUA, que añade que lo que pasó fue «que terminó partiéndose. El diagnóstico del técnico de Bosch fue claro: el problema del tornillo era un defecto de fábrica. El electrodoméstico había quedado inutilizado por esta última rotura, así que se lo llevó para ver si tenía solución y dejó una lavadora ‘de cortesía’ -de prestaciones inferiores- en el domicilio para que Jon pudiera usarla mientras intentaba la reparación».
El afectado, «cansado de una lavadora que no había parado de darle problemas y que ni si siquiera estaba claro que pudiera repararse, decidió contactar con Bosch para pedir la resolución del contrato y la devolución del dinero del aparato. La empresa, sin embargo, no llegó nunca a atender sus reclamaciones».
«Dos años sin respuesta»
Así empezó un «nuevo periodo de dos años en el que Jon intentó por todos los medios que Bosch atendiera a sus pretensiones y le abonara los 1.058 euros que pagó por una lavadora defectuosa. Lavadora que jamás le devolvieron arreglada, ya que la reparación se demostró imposible». Ante el «silencio constante de la empresa», decidió acudir a FACUA Euskadi para que le ayudara a reclamar el reembolso.
El equipo jurídico de la asociación reclamó entonces a Bosch que le abonara los 1.058 euros. «No sólo la lavadora presentaba un defecto de fábrica -acreditado por su técnico- y se había estropeado hasta en cuatro ocasiones, sino que, además, descubrió que se trataba de un modelo sobre el que la propia empresa había lanzado una alerta de seguridad por el posible desprendimiento de una pieza durante su uso».
Para más inri, añade FACUA, «Bosch se había llevado la lavadora defectuosa y le había facilitado una ‘de cortesía’, pero ni siquiera le había ofrecido la posibilidad de entregarle de forma definitiva un electrodoméstico de similar calidad. Además, dado el tiempo que había pasado sin que le dieran una solución, Jon estaba en su derecho de exigir el reembolso».
«Reparación, sustitución o resolución del contrato»
En su escrito, la asociación recordaba que el Real Decreto Legislativo 1/2007, de 16 de noviembre, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios y otras leyes complementarias, señala en su artículo 118 que “si el producto no fuera conforme con el contrato, el consumidor y usuario podrá optar entre exigir la reparación o la sustitución del producto“. Sin embargo, estas opciones deben hacerse en un “plazo razonable y sin mayores inconvenientes para el consumidor“.
De lo contrario, el usuario podrá pedir “la rebaja del precio y la resolución del contrato” -con el correspondiente reembolso de las cantidades acordadas-. Dado que la reparación «había sido imposible y no se había producido ninguna sustitución permanente en un plazo razonable», Jon tenía derecho a exigir «la resolución del contrato y obtener la devolución de los 1.058 euros de la lavadora».
Finalmente, y tras varias reclamaciones de FACUA Euskadi -ya que «Bosch pareció no darse por aludida» con la inicial-, la empresa ha aceptado «resolver en contrato y entregar al afectado el dinero de la lavadora defectuosa; 1.058 euros que Jon ya ha recibido».