Ni idea de por dónde van los vientos, háganse al pensamiento que como la arena en la tormenta del desierto.
La veleta más antigua documentada adornó la Torre de los Vientos en Atenas, representaba al dios griego Tritón y fue construida por el astrónomo Andrónico durante el 48 a.C. Esta figura, tenía la cabeza y el torso de un hombre, pero la cola de un pez. Tritones, sobre todo, fueron las veletas de tiempo hasta el siglo IX d.C., momento en que el Papa Nicolás I decretó que se debía exhibir a un gallo en el domo o aguja de las iglesias Europeas. Consistía en un momento de la profecía de Jesús cuando le dijo a Pedro que el gallo no cantaría a la mañana siguiente (después de la última cena) hasta que éste no le negara 3 veces, y 3 veces negó que le conocía. Así, las veletas constituidas por un gallo han cubierto las agujas de las iglesias durante siglos, tanto en Europa como en América. Es emblema de San Pedro y símbolo de la Resurrección de Cristo.
No obstante, aparecen veletas en algunas representaciones gráficas desde las antiguas civilizaciones, como en Egipto o Mesopotamia. Y la Giralda de Sevilla adopta el nombre por el giraldillo que la corona, constituido a su vez por una estatua con la función de veleta
Saber la dirección del viento ha sido algo fundamental durante años para el trabajo de agricultores, marineros y pescadores, también para la caza y la guerra. Y sigue siéndolo, porque estas medidas descabelladas, adoptadas en las instituciones para gobernar el campo a los que no formamos parte del contubernio judeo-masónico que diría aquel, nos desconciertan. Mucho más que bastante.
Saber lo que se viene, se hace esencial para impedir que determinadas cosas, no vengan y también saber cómo se nos vinieron algunas.
No es un trabalenguas, es un casi juego de palabras para evidenciar que las repeticiones se recuerdan.

Se acaba de inaugurar la Oficina europea de la Inteligencia Artificial (IA) y una de sus funciones será “el desempeño de un papel clave en la aplicación de la recientemente aprobada Ley de IA, especialmente para la de propósito general, fomentando el desarrollo y uso de IA confiable y la cooperación internacional”. Frase literal que unida a la cantidad de oposición con que ha contado la redacción de la Ley, precisamente por la falta de confianza que arroja y las dificultades para su control y gobernanza, me llevan a dar dos pasos para atrás. Otra vez no se trata del qué, sino del cómo y sus consecuencias. Eso sí, aclarar a qué se refieren con eso del papel clave en lo referente al propósito general, no parecen considerarlo necesario y para que lo sea menos, destinan, 4.000 MM, de nuestro dinero, para ayudas para su implantación. Bien, pero si nos hubieran consultado igual habríamos preferido destinar tal cantidad a otras cosas, como incentivar al sector primario, sembrar de seguridad las calles (y no me refiero a las cámaras porque hay ciudades llenas de ellas cuya delincuencia no hace más que incrementarse), reducir las listas médicas y cosas similares, en fin, claramente parece que nuestros dirigentes no quieren examinar nada que interfiera en sus objetivos. El problema no es que hayan olvidado que están ahí para servirnos, las dificultades nos vienen porque se nos olvida a nosotros.
Cómo se formula la pregunta y cuándo, es una estrategia para obtener el resultado deseado. Siempre alerta y siempre pendientes para poder ver lo que está pasando.
Leía estos días, que se está produciendo el aniversario de nuestra entrada en la OTAN, algunos hilos muy interesantes. El PSOE, inicialmente estuvo en contra, cuando la UCD, con el presidente más blanqueado de la historia, nos encadenó a Estados Unidos (EEUU). Uno de sus cometidos fue el de meternos en la ‘Alianza Atlántica’, ¡qué bien suena!, pero a estas alturas donde nada se presenta nuevo bajo el sol, todos sabemos que cuanto más impresionante es el vestido, mayor es el lodo que esconde. En aquellos momentos solo el 18% de la población aprobaba, o no rechazaba, el acuerdo para finalmente no solo conseguir que se aprobara sino hacernos creer a las generaciones posteriores que siempre se quiso y que representó un gran beneficio (a toro pasado nada más lejos). De cómo se ha llegado a esto da para otro artículo y hasta para un libro.
La pregunta en una consulta siempre es clave, como el preámbulo en las Leyes, y fue testada entre expertos psicólogos, centros de información nacionales y extranjeros, sobre todo, durante mucho tiempo para obtener una respuesta positiva, en una población que no quería ni oír hablar de ello.
Entre las tretas empleadas, adicionales a la propaganda, las amenazas de un presidente señalando que abandonaba su candidatura ante las próximas e inminentes elecciones, después de un 23F, o sobre la redacción del preámbulo (falso lo ha demostrado el tiempo) e, incluso de la terminología empleada en la formulación de la pregunta, están cosas como la de sustituir OTAN por ‘Alianza Atlantica’ (nomenclatura desconocida por gran parte de la población), la elección del sí o el no, recogida en distintas papeletas (tendencia hacia lo positivo de la mente humana). Lo grave no es que EEUU traicionara a un supuesto aliado, que éramos nosotros, que también y que sea su modus operandi siempre que favorezca sus designios. Más grave, en mi opinión, es que nuestros gobernantes, y el Rey el primero, así lo hicieran. Se acaba de desclasificar en EEUU que el propio Rey fue informante de la CIA. Ceuta y Melilla nunca entraron en el acuerdo con la ‘Alianza Atlántica’, porque están en África nos dijeron, obviamente nadie mencionó que son territorios pesadamente reclamados, sin derecho alguno, por Marruecos y que éste es socio estratégico de USA con Israel.
El genocidio que se está perpetrando en Gaza es una realidad que confirma el refrán: ni sirvas a quien sirvió, ni pidas a quien pidió. Yemen controlando el mar Rojo la está liando parda y por allí 2MM se manifiestan a favor de Gaza, ¿parecen muchos? No tantos, no. Hasta que sabemos que 2,2MM de inmigrantes están viviendo en España sin trabajar y esos ¿Cuántos son?: Chiribitas se me hacen en el corazón.
Amelia F. Fernández-Pacheco