Llega el 8M, una fecha que aprovechamos para recordar el esfuerzo y la determinación de muchas mujeres que lucharon y se sacrificaron para que todas tuviéramos derechos y nuestra sociedad avanzara cada vez que una de nosotras daba un paso adelante. A lo largo de la historia ha habido grandes hitos que han sido invisibilizados a causa de una sociedad machista, agravio que comenzó a repararse cuando Clara Zetkin, política alemana y feminista, propuso la conmemoración del Día de la Mujer Trabajadora, y que se aprobó en la II Conferencia de la Internacional de las Mujeres Socialistas, celebrada en Copenhague en 1910.
Ese fue el origen del Día Internacional de las Mujeres, ratificado en la Asamblea de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1972. Con esa celebración se atendía una reivindicación de las mujeres trabajadoras, que se hacía extensiva a todas las mujeres, independientemente de sus orígenes sociales, de su situación económica y de su nivel cultural.
Desde entonces, cada año son más los países que se han ido sumando a la celebración de este día y, con ello, a paliar las desigualdades entre sus ciudadanos y ciudadanas, como lo vienen haciendo los gobiernos socialistas, desplegando políticas públicas para dar calidad a la democracia, poniéndolas en el primer lugar de la agenda como política de Estado, lo que es y debe ser asumido por todos los poderes públicos e instituciones, desde el Gobierno de España al Ayuntamiento de Albacete.
Hemos conquistado la igualdad formal, pero tenemos que seguir convenciendo para alcanzar la igualdad real. Es necesario avanzar en corresponsabilidad para que las cargas de los cuidados sean más equilibradas entre hombres y mujeres; para que nosotras no tengamos que renunciar, ni elegir, ni lastrar nuestras carreras profesionales o nuestras vidas personales, y tampoco podemos seguir infrarrepresentadas en los espacios de poder y de toma de decisiones en la economía, en la dirección de las empresas o en la política, porque no es justo, porque queremos ostentar los derechos en su plenitud. De lo contrario, iríamos en sentido inverso al progreso y a la cohesión social.
El PSOE, junto con el movimiento feminista, ha acompañado a las mujeres en sus reivindicaciones y las hemos hecho realidad llevándolas al Boletín Oficial del Estado (BOE). Cuando un socialista o una socialista está al frente de un gobierno, de una responsabilidad pública, se dan las garantías indispensables para que avancemos en igualdad entre todos y todas.
Imprimir una visión feminista en cada acción para reducir brechas, como la salarial y la laboral, es fundamental para que las mujeres ganemos autonomía e independencia económica, que es lo que nos permitirá tomar decisiones en libertad. Los socialistas legislamos para defender los derechos de las mujeres y favorecer su emancipación. Y a ello ha contribuido la Reforma Laboral y la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), medidas que han favorecido de forma indiscutible a las mujeres, que venimos protagonizando la precariedad laboral.
En Albacete vivimos 84.365 mujeres (INE 2021), con lo que somos el 51,2% de la población de nuestro municipio. Somos más, sí, 4.000 mujeres más que hombres, pero encabezamos las listas del desempleo, en concreto, el 62,9% de las personas paradas son mujeres. Las administraciones locales, como nuestro Ayuntamiento, pueden y deben contribuir de manera muy directa en la consecución de la igualdad de oportunidades, ofreciendo recursos públicos de atención a la infancia que faciliten la conciliación de las familias y contribuyan a la corresponsabilidad en los hogares, y liderando proyectos que dinamicen la economía, atraigan inversiones y generen empleo de calidad. Y, por supuesto, diseñando una ciudad que incorpore la perspectiva de género en la planificación urbanística o la movilidad.
No debería haber nada más importante que velar por los Derechos Humanos y construir sociedades donde todos los individuos seamos libres e iguales. Y más en estos momentos, en los que la ultraderecha intenta con fuerza instaurar en la vida pública el negacionismo de la desigualdad estructural que sufrimos las mujeres. A este respecto, no hay que olvidar que la mujer es el sujeto político del feminismo. No sufrimos desigualdad por circunstancias casuales o personales; la desigualdad es estructural, nos afecta a todas y se origina en la construcción social de roles de género asignados al sexo biológico mujer.
Para el PSOE, la lucha por la igualdad tiene una visión global e internacionalista. Mientras haya una sola mujer en el mundo que sufra mutilación genital; que sea obligada a un matrimonio forzoso; que sea víctima de trata o prostitución; que se le niegue o se le coaccione en su derecho al aborto; que sea maltratada, acosada, agredida o asesinada, desde el PSOE no cejaremos en la defensa de nuestros derechos y libertades. Y en este punto, muestro nuestra solidaridad con las albaceteñas que se ven intimidadas con desprecio absoluto cuando acuden a la Clínica Iris a cualquier tipo de tratamiento ginecológico o a ejercer su derecho a la interrupción voluntaria de su embarazo.
Albacete es una ciudad abierta, participativa, solidaria y moderna que atesora un capital humano imprescindible para su progreso, para entender nuestras tradiciones, nuestra cultura, nuestra identidad y para construir un futuro próspero, lleno de oportunidades y de talento: sus mujeres.
¡Qué viva la lucha de las mujeres!
Amparo Torres Valencoso
Portavoz del Grupo Socialista en el Ayuntamiento de Albacete
