Multitud de personas desafiaban al frío este viernes, 8 de marzo, y se movilizaban en Albacete para conmemorar el Día Internacional de la Mujer.
Las calles del centro de Albacete teñían de color violeta, tonalidad adoptada para visibilizar la lucha feminista. Los albaceteños llenaban las calles del centro de la ciudad para reivindicar los derechos de las mujeres y la igualdad.

La manifestación del 8M partía a las 18:00 horas de este viernes de la Plaza de Gabriel Lodares, recorriendo las principales arterias de la ciudad hasta llegar a la céntrica Plaza del Altozano. Un momento para seguir reivindicando la plena igualdad entre hombres y mujeres que era promovida y organizada por la Coordinadora 8M en Albacete.

Una auténtica marea morada que recorría las calles de Albacete al grito de “no tenemos miedo” en este 8M. Numerosos manifestantes participaban en este 8M con carteles en los que se podían leer consignas como “destruye el patriarcado”, “libres y vivas”, “querida amiga: te deseo viva”, “el amor no duele” o “somos el grito de las que ya no tienen voz”.

Manifiesto del Día Internacional de la Mujer en Albacete
A su llegada a la Plaza del Altozano daban lectura al manifiesto del Día Internacional de la Mujer. “El feminismo es uno de los movimientos sociales más importantes que existen, gracias a todas y cada una de las personas que estamos hoy aquí. Nuestra lucha sigue siendo necesaria porque el machismo y la misoginia siguen ocupando un lugar en la sociedad y porque muchas personas afirman, erróneamente, que la igualdad ya está conseguida. Sigue siendo urgente y necesario que sigamos en pie, que nos manifestemos, que gritemos bien alto y que defendamos nuestros derechos”, apuntaban.

Recogía este mismo manifiesto que “al contrario de lo que dicen los índices como el PIB, que se utilizan para medir la riqueza de un país, nuestra economía no solo la sostienen las grandes empresas y las multinacionales. Nuestra economía la sostiene cada mujer que cuida, que limpia, que realiza todo ese trabajo invisibilizado que damos por sentado. Al sistema capitalista le viene genial que los cuidados sean gratuitos y feminizados, pero el 55% de las personas que cotizan a la Seguridad Social actualmente tienen más de 55 años y la crisis de cuidados se intensificará en los años que vienen. Exigimos que se cumpla el Pacto de Cuidados, exigimos que las instituciones estén a la altura y que todas esas mujeres que nos han cuidado tengan una vida y una jubilación dignas. Exigimos la regularización de las mujeres cuidadoras sin posibilidad de jubilación de acuerdo al trabajo que desempeñan, pero también la profesionalización de los cuidados, creando sistemas de cualificación profesional para todas ellas. ¡Exigimos cuidados dignos para todas las personas!”.

Incidían en que “las instituciones siguen obviando las demandas de las mujeres que deciden ser madres y la experiencia materna. Lo que nos precariza no es la maternidad en sí, sino maternar en un sistema capitalista y patriarcal. Exigimos recursos para la crianza, a través de ingresos directos a las familias, como una prestación por menor a cargo digna y urgente, y la ampliación de los permisos de maternidad y paternidad, teniendo en cuenta los procesos sexuales de las mujeres como son el embarazo, parto y postparto, así como la exterogestación y lactancia materna como derecho de quienes decidan lactar. Además, exigimos que estas medidas se apliquen a todas las personas, independientemente del tipo de familia que hayan construido y de su país de origen. Queremos maternidades libres, respetadas y sin violencia obstétrica”. Por este motivo exigían “que se legisle pensando en las criaturas, no en los intereses empresariales”.

Consideraban que “otra de las consecuencias de este sistema capitalista y patriarcal en el que vivimos son las desigualdades sociales. En nuestra salud influye más nuestro código postal que nuestro código genético y, además, también es determinante nuestro género. Las mujeres vivimos más, pero vivimos peor. La evidencia científica ha demostrado que las expectativas sociales y los roles de género asociados a las mujeres aumentan la exposición y el riesgo a distintos tipos de enfermedades alrededor del mundo: la violencia patriarcal, las prácticas de mutilación genital femenina, el VIH/SIDA, el matrimonio infantil, el embarazo adolescente o la malnutrición son ejemplos de problemas de salud pública que impactan e inciden negativamente en la calidad de vida de las mujeres, adolescentes y niñas. Exigimos un sistema de investigación que incorpore mujeres sistemáticamente en los ensayos clínicos de medicamentos, que se tenga en cuenta la fluctuación hormonal propia del ciclo menstrual y que el sistema de salud tenga en cuenta todas estas diferencias a la hora de tratar, recetar e intervenir”. Al respecto exigían desde la Plaza del Altozano “un sistema de salud igualitario”.

Consideraban que “también es necesario que las mujeres dejemos de ser objetos de consumo andantes. Es urgente que se deje de comercializar con nosotras y con nuestros úteros. La trata de personas con fines de explotación sexual y el tráfico de órganos no tiene cabida en la sociedad que queremos. Los hechos y cifras sobre las diferentes formas de violencia contra mujeres y niñas recopilados por ONU Mujeres completan un retrato social espeluznante. 5 millones de mujeres en nuestro país han sufrido a lo largo de su vida violencia física o sexual por parte de un hombre, 2 millones de ellas a manos de sus parejas o exparejas”. En este punto recordaban que “las víctimas de violencia machista tardan ocho años y ocho meses de media en expresar su situación, debemos insistir en la concienciación social, pues el 27% decidió pedir ayuda gracias al apoyo de una persona del entorno”, pidiendo que “nadie mire para otro lado, mirar de frente salva vidas”.

Ponían el punto de mira este 8M en Albacete en dejar a un lado el individualismo y fomentar la sororidad, los espacios de encuentro, de escucha, de ayuda y de confianza. Igualmente, subrayaban que “las mujeres sufrimos más las consecuencias del cambio climático porque tenemos trabajos más precarios, porque abandonamos más los estudios cuando hay que buscar un trabajo para sostener a una familia; porque, ante un cambio en la producción, se nos despide más, porque las olas de calor afectan más a las mujeres embarazadas y a las mujeres con menopausia que a los hombres en esas mismas edades. Además, la ONU afirma que las probabilidades de morir después de un evento climático extremo son 14 veces más altas para las mujeres. Por todo ello, exigimos un compromiso con la sostenibilidad y que se dejen de ignorar las demandas ambientalistas”.

“Las mujeres tenemos derecho a ser parte del desarrollo sostenible y del avance de la tecnología, ámbito que tantísimo dinero mueve. Se deben extinguir los discursos sobre el género en las profesiones, especialmente en aquellas relacionadas con ciencia, tecnología y matemáticas. Solo una sociedad igualitaria tendrá profesionales debidamente formadas y formados que puedan dar respuesta a las exigencias que tendrán las sociedades futuras”, recogía el manifiesto de este 8M. De este modo, recordaban que las mujeres “también somos parte del progreso”, exigiendo “el espacio que nos corresponde como parte de la sociedad”.
Pedían también no mirar hacia otro lado en aquellos países inmersos en todo tipo de conflictos y no dejar atrás a las mujeres que viven en ellos y pueden ser víctimas de cualquier tipo de violencia. Expresaban en la lectura de este manifiesto que “los avances en materia de inclusión en diversidad afectivosexual son celebrados por el movimiento feminista: tanto la conocida como Ley Trans, como la reforma de la Ley de Salud Sexual y Reproductiva y de la Interrupción Voluntaria del Embarazo”. Sin embargo, manifestaban un “profundo rechazo a todas las políticas que defiendan un retroceso en todos esos derechos adquiridos. Están en juego la dignidad y el bienestar de todas las personas a las que por fin, y con años de retraso, se les han reconocido sus derechos. Y todavía queda trabajo por hacer”. De este modo, puntualizaban que “tanto los cuerpos de las mujeres como la identidad de las personas trans no son monedas de cambio de gobiernos retrógrados y ultraconservadores: los derechos de las mujeres, todas las mujeres, son derechos humanos”.

Apostaban por una “educación sexual libre, abierta y de calidad”, considerando que «es la principal barrera para evitar que se sigan perpetrando agresiones sexuales y estereotipos de género, principalmente entre las personas más jóvenes”. Ponían el punto de mira en aspectos como “aprender sobre el consentimiento, el cuerpo y la sexualidad de cada persona hará que tengamos una sociedad más consciente y respetuosa con los demás en términos de identidad, y relaciones más respetuosas, sean del tipo que sean”. De este modo alertaban de que «hay menores de 8 años que ya tienen acceso al porno, y que lo siguen teniendo durante toda su infancia y adolescencia, tomándolo como principal fuente de información”, exigiendo “formación al profesorado y educación sexual en la escuela y todos los ámbitos educativos sin vetos parentales o vetos ideológicos por parte de la comunidad educativa, promoviendo el respeto, la libertad, la autonomía y la igualdad entre las personas.”. Y es que reconocían que “la educación es prevención”.

Por otro lado, trasladaban que “estamos cansadas de tener que incluir este apartado en todos nuestros manifiestos, estamos hartas de tener que señalar a las instituciones por su dejadez”. Exigían al Gobierno de Castilla-La Mancha “que se cumplan las leyes relativas a las interrupciones voluntarias del embarazo. Deben practicarse en hospitales públicos, no puede ser que la especialidad entera de Ginecología sea objetora de conciencia, exigimos respeto por las usuarias. Debemos tener la tranquilidad y el apoyo de las instituciones para interrumpir un embarazo en nuestra región, con las máximas garantías de salud física y mental, y sin ser violentadas por nadie”. Además alertaban de que “se está llevando a cabo una actividad promovida por grupos ultracatólicos en todo el Estado. Desde el 14 de febrero hasta el 24 de marzo, se organizan para acosar y hostigar sistemáticamente a las mujeres en las puerta de las clínicas, a pesar de ser ilegal de acuerdo con la última reforma del Código Penal, mientras las Instituciones no hacen nada”, considerando que “esto es intolerable. ¡Basta ya de acoso en la puerta de la Clínica Iris!”.

Un manifiesto que terminaba con un sonoro “¡viva la lucha de las mujeres!” al que se sumaban los numerosos participantes de en esta manifestación congregados en la céntrica Plaza del Altozano.






































































/FOTOS: Miguel Ángel Romero/