Basilisa Serrano forma parte de la vida de muchas mujeres albaceteñas. Entre agujas y dedales, Basilisa, más conocida como Basi entre sus alumnas, ha enseñado a coser a centenares de mujeres en Albacete en los centros socioculturales de los barrios de la capital albaceteña.
Una mujer humilde que trasmitía sus conocimientos con sus manos casi mágicas, capaces de convertir cualquier pedazo de tela en una obra de arte. Una mujer que forma parte de la historia social albaceteña y que ocupa un lugar muy especial en el corazón de aquellas mujeres que acudían religiosamente cada semana a sus clases en las décadas de los setenta y ochenta.
Una época complicada para las mujeres, en la que apenas salían de sus casas y de sus barrios, y un movimiento social que animaba a las mujeres a salir a sus citas semanales para reunirse y coser de la mano de Basi y otras profesoras que, de manera desinteresada, ponían sus diferentes conocimientos al servicio de las demás. Unas clases de costura que acabaron siendo un pilar para muchas mujeres, ya que no eran unas simples clases, sino un punto de reunión entre amigas y confidentes donde compartían momentos y risas, entre meriendas y telas, en un contexto sociocultural donde la mujer aún seguía relegada a una segundo plano.
Basilisa Serrano fallecía en noviembre de 2022 a sus 89 años, dejando un gran legado en Albacete y una huella imborrable en muchas mujeres albaceteñas. Por este y muchos otros motivos, el Ayuntamiento de Albacete reconocerá su gran labor en la ciudad concediéndole este galardón a título póstumo.
Miguel Yeste, hijo de Basi Serrano,ha recordado la labor de su madre junto a El Digital de Albacete para poner en valor la importancia de contar las pequeñas historias que componen la historia de una ciudad, y es que, gran parte de la historia de Albacete la conforman los albaceteños de a pie que, como Basi, aportaron su granito de arena para que Albacete se convirtiese en la ciudad que conocemos hoy, dejando un legado en ella y haciendo un gran regalo a los albaceteños que vinieron detrás.
El germen de la cultura en los barrios de Albacete
“A finales de los setenta se crean en Albacete las Escuelas Populares”, lo que es la base de la Universidad Popular a día de hoy, cuenta Miguel Yeste, y añade que “había mucha gente por entonces, que no había sido alfabetizada, que no sabía leer ni escribir”. Esto motivó a poner en marcha un proyecto para acercar la cultura a los diferentes barrios de Albacete, que “inicialmente enseñaban a leer y a escribir a gente mayor y también llevaban otro tipo de talleres”, apunta Miguel. Entre esos talleres, se encontraba el de costura y confección, al que Basilisa Serrano dedicó muchos años de su vida, enseñando a otras mujeres a coser.
Gran mayoría de las mujeres de Albacete de la década de los ochenta han pasado por estos talleres de costura y confección, que resultaban casi una parada obligatoria en la época. Varias generaciones de mujeres han compartido numerosos momentos en las aulas de profesoras como Basi, hasta tal punto de que todos los albaceteños contamos con alguien cercano que ha visitado más de una vez estas clases. “Rara es la persona de Albacete que no conoce a alguien que haya pasado por estos talleres”, indica Miguel Yeste.
El tejido asociativo de las mujeres de los barrios de Albacete
“Es difícil ponerse en el contexto de una ciudad que no era lo que es ahora”, apunta Miguel Yeste, y señala la gran importancia de esa labor, ya que “aquellas mujeres apenas salían ni de su casa, ni de su barrio. Llevar cultura y socializar, fue una labor magnífica”. “A parte de la enseñanza de que esas mujeres pudiesen llevar sus propios vestidos, la otra misión, la social, es aún más importante. Luego se juntaban para sus desfiles de modelos y para sus reuniones”, creando una especie de tejido asociativo de las mujeres de los barrios de la ciudad.
“Mi madre se recorría los barrios de Albacete. En una tarde podría dar clase a 80 o 90 mujeres de diferentes barrios”, cuenta Yeste. Muchas de estas mujeres, pasaron de ser compañeras del taller a grandes amigas, gracias a este proyecto.
La acogida de estos talleres fue tal, que no solo impulsó a muchas mujeres a tejer sus propios trajes, sino que revivió tradiciones que la ciudad tenía guardadas en un cajón. A través de talleres como los de Basi, “llegaron proyectos como el carnaval, que se recuperó gracias a los barrios y a estos talleres, y de repente salían más de cien personas con trajes que se habían elaborado en corte y confección”. La Cabalgata de los Reyes Magos fue otra de las grande aportaciones de Basi a la ciudad, ya que los trajes majestuosos que lucen los Reyes Magos en el desfile del cinco de enero “fueron elaborados por los talleres de mi madre. Una labor que ha permanecido”, apunta Miguel.
“Albacete ha sido siempre muy activa, pero tuvo un germen en los años ochenta, cuando las asociaciones de vecinos empezaron a hacer cosas que la sociedad no podía hacer por ellos”, apunta Miguel. A donde no llegan muchas veces las administraciones, llegan las personas, y granito a granito, albaceteñas como Basi han sido una parte fundamental de la historia. Mujeres valientes y desinteresadas, dispuestas siempre a echar una mano y a poner sus conocimientos al servicio de los demás, para hacer una sociedad un poquito mejor.
“Lo que sembró mi madre en su día, de cariño y de cercanía, lo recogió con todo ese grupo de mujeres”, señala Miguel Yeste. Mujeres que tras muchos años de compartir agujas y dedales, se convirtieron en más que un grupo de costura. Un grupo que “fue fiel a sus reuniones”, como indica Miguel, que pasaron de ser compañeras a grandes amigas. Para Basi no fue fácil decir adiós a sus clases y “cuando mi madre se jubiló, quedó como profesora voluntaria de la Universidad Popular junto con más mujeres, que además de alumnas, eran sus amigas”, asegura el hijo de Basi a El Digital de Albacete.
La historia de Albacete la escriben los albaceteños
A veces parece que la historia está escrita desde el punto político o social, pero realmente son sus habitantes los que la hacen realidad, con miles de pequeñas vivencias detrás que conforman la gran historia de una ciudad completa. Por eso, “es muy importante este tipo de reconocimientos, que llevan nombre y apellidos y una historia detrás”, puntualiza Miguel Yeste, y añade que “las personas individualmente hacen la historia de la ciudad, y esas pequeñas historias van sumando”.
Unas manos artesanas, casi mágicas en Albacete
Sobre el reconocimiento, Miguel cuenta que este galardón ha emocionado a su familia. “No te negaré que me recorrió la emoción por el cuerpo. Recuerdo a mi madre con sus manos de artesana, con sus manos mágicas”, manifiesta Miguel Yeste, y añade que “los tres hermanos estamos muy emocionados por el cariño que cualquier persona tiene a una madre, pero sobre todo, a esas manos mágicas”.
Basi era capaz de hacer casi una obra de arte donde había un roto, con unas manos mágicas, como la recuerdan sus hijos. “Mi madre durante el tiempo que estuvo casada trabajaba en casa, bordando ‘para fuera’, hacía juegos de cama y mantelerías, por encargo”, recuerda Miguel, y es que la historia de Basi no se puede contar sin aguja ni dedal.
Además de vestidos y mantelerías varias, Basi bordaba mucho más. Miguel recuerda especialmente como su madre “bordaba todos los banderines que se entregaban antiguamente en los partidos de fútbol”, ya que era muy futbolera, como cuenta su hijo. De esta manera, aquellos banderines que regalaba el Albacete Balompié a los equipos visitantes, venían de las manos artesanas de Basi. De aquellas pequeñas banderas, Miguel guarda con cariño una de aquellas, como recuerdo de su madre.
Una mujer pionera, que compartía sus conocimientos con sus vecinos, cargada de un “optimismo vital, que mantuvo hasta el último de sus días”, tal y como explica Miguel. Una sonrisa que ha quedado grabada en muchas de las mentes de las mujeres con las que compartió clases y confidencias.
La historia de una ciudad, la conforman las personas que viven en ella, y que intentan mejorarla cada día. Miles de pequeñas historias que han aportado su granito de arena para que Albacete sea la ciudad que es hoy. Experiencias y aportaciones como las de Basi, han jugado un papel fundamental en el desarrollo social de Albacete, especialmente entre las mujeres, que en una época en la que estaban relegadas a un segundo plano, consiguieron aunar fuerzas para aprender de mujeres pioneras y valientes como Basi, que de manera desinteresada compartieron sus conocimientos con cientos de mujeres albaceteñas.