La bailarina albaceteña Pilar Fernández se prepara para afrontar una nueva gala con el espectáculo ‘Lágrimas Negras’ en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Innsbruck, en Austria, ciudad en la que vive y baila desde hace seis años. Pilar se formó en el Real Conservatorio de Danza de Albacete y más tarde en el Conservatorio José Antonio Ruiz, para acabar bailando sobre sus puntas en Austria.
Actualmente, Pilar Fernández trabaja en la compañía ‘Limonada’, bajo la dirección artística del bailarín español Enrique Gasa Valga. En unos días, Pilar junto al resto del cuerpo de bailarinas pondrá rumbo a Múnich para dar comienzo a una gira que visitará diferentes países de Europa con los espectáculos ‘Lágrimas Negras’ y ‘El Gran Gatsby’.
Pilar se prepara para realizar una de sus últimas actuaciones en la ciudad austríaca que la ha visto brillar estos últimos años. A diferencia de muchos otros bailarines, Fernández confiesa que no tiene rituales antes de pisar el escenario porque “creo en lo que hago”, y es que a veces, el trabajo diario es la única certeza de los bailarines.
La bailarina albaceteña trabaja en la compañía ‘Limonada’, del bailarín y director español Enrique Gasa Valga, en Innsbruck, ciudad a la que llegó hace seis años para unirse a la compañía ‘Tanz Company Innsbruck’, donde ha bailado durante esos últimos años. Actualmente, se encuentra inmersa en el nuevo espectáculo ‘Lágrimas negras’, que se estrenó en esta ciudad la semana pasada y que llega pisando fuerte. A la vez, Pilar también trabaja en otros espectáculos como ‘Frida Khalo’, ‘Richard Wagner’, ‘Lágrimas Negras’ y ‘El Gran Gatsby’, con el cual viajará la próxima semana para presentarlo en la ciudad alemana de Múnich.
Rumbo a Múnich
La compañía ‘Limonada’ y Pilar Fernández junto a los demás bailarines se preparan para una gira que visitará lugares como Barcelona, Múnich y otras ciudades austríacas, a falta de otras muchas citas por confirmar. Para ello, los bailarines deben buscar la perfección, con lo que ello conlleva, compartiendo Pilar Fernández con El Digital de Albacete su intensa preparación. “Entreno mucho más de lo que parece”, afirma Fernández y añade que “empezamos a las diez de la mañana con una clase de calentamiento, que nos prepara para los ensayos, que son duros. Después, empezamos con los ensayos hasta las seis de la tarde”, explica la bailarina albaceteña. Horas y horas de ensayo que requieren un esfuerzo físico enorme en los bailarines, “pero también mental, hay que aprenderse rápido los pasos, hay que estar atentos, coordinados…”, cuenta Pilar.
De Albacete a Innsbruck
Una jovencísima Pilar, que con tan solo 21 años, hizo las maletas para perseguir el sueño de su vida. Creció y se formó como bailarina en el Real Conservatorio de Danza de Albacete y más tarde en el Conservatorio José Antonio Ruiz, también en la capital albaceteña. Ahora, a sus 27 años, Pilar Fernández cuenta con una trayectoria artística admirable.
Pilar arrancó su andadura cuando aún era muy pequeña en gimnasia rítmica, compaginándolo con el conservatorio de danza. La albaceteña recuerda que tuvo dificultades a la hora de elegir si quería continuar por el ballet clásico o por la danza española, y cuenta que “mi madre quería danza española y le dije que me gustaba mucho más ponerme las puntas, aún viendo el ballet clásico más difícil”, recuerda la joven bailarina.
En esos años, también trabajó bajo la dirección artística de Alicia Cebrián en Albacete, quien la motivó a continuar con la formación superior en Madrid, en el Conservatorio de Danza ‘María de Ávila’. Lo que Pilar no sabía en ese momento, es que ese mismo conservatorio le abriría las puertas a bailar en otros países. “No tenía muy claro que quería hacer, quería continuar con la danza clásica. Hice un año y luego me dijeron de cambiarme a coreografía, más contemporáneo, probé y me encantó” y añade que “me abrió muchas puertas a nivel de movimiento”.
En el mismo Madrid, fue el coreógrafo Ángel Rodríguez, quien le propuso realizar audiciones en Austria “para una producción, que se hacía encima de la montaña, a menos diez grados. Me lancé y vine a hacer la audición”, recuerda la bailarina, y por supuesto, la cogieron. Así fue la primera vez que Pilar Fernández puso un pie en Innsbruck, aún sin saber que sería la ciudad que se convertiría en su casa, ya que “hice la producción y Enrique Gasa, me propuso venir a hacer una audición a la compañía ‘Tanz Company Innsbruck’, donde ha bailado estos últimos años y ha compartido escenario otros bailarines españoles.
La ‘Frida Khalo’ albaceteña
Pilar tiene una carrera sobre las puntas muy amplia y “tengo muchos momentos que recuerdo con cariño”. Para la bailarina, Frida Khalo tiene un valor especial porque “fue un personaje crucial para explotarme a nivel interpretativo, no solo como bailarina sino como actriz” ya que “los bailarines también tenemos que actuar, pero sin hablar”, aclara la bailarina. Pilar recuerda que no fue un proceso fácil y reconoce que “conocer su historia y llevarla a cabo fue todo un reto, pero me encantó”.
La complejidad de la danza es lo que la hace especial y diferente, la capacidad de transmitir sin palabras y que las sensaciones lleguen al público es un valor añadido. Sobre esto, Pilar recuerda otros personajes que “no se tratan de representar un rol, hay momentos de piezas abstractas, interpretar emociones o sensaciones. A veces tenemos que interpretar piezas de diferentes coreógrafos en una misma gala”, explica la albaceteña.
“Cuando no bailo no me reconozco”
Pilar es clara cuando le preguntas por la danza. “Forma parte de mí, cuando no bailo me siento rara, no me reconozco”, sentencia, y añade que “aún estando muy cansada, cuando puedo bailo, aunque sea para volver a reconocerme”, asegura Pilar. “El salir a un escenario y la adrenalina que supone, el bienestar que te genera cuando sale algo a lo que has invertido tanto tiempo, cuando el público te aplaude después de tanto trabajo, creo que es la sensación más bonita de mi vida”, explica Pilar Fernández que reconoce que la danza es su particular “droga sana”, y asegura que “cuando se baila se llega a un estado de éxtasis que otra cosa no te lo va a dar”, de esta manera, la bailarina explica lo que siente cada vez que se sube encima de un escenario.
Pilar Fernández ha cumplido un sueño y puede vivir de su pasión, aunque en España, vivir de la danza es complicado. “Se puede vivir de la danza, pero es un sector un poco precario”, afirma y añade que “no hay ayudas, y por lo tanto tampoco hay tantas oportunidades”, aclara, refiriéndose a la situación de los bailarines en España. “Es una pena, porque hay muy buena educación y buenos profesores. Salen bailarines muy buenos”, señala.
“La gente aquí va al teatro como en España al fútbol”
Sobre la situación de la danza fuera de España, Pilar Fernández cuenta que “la danza fuera es otra cosa, la gente va al teatro como en España al fútbol”, y añade que “en los años que llevo aquí, el teatro siempre ha estado lleno, es brutal. En España, los tickets son baratísimos y no se llenan, aquí la gente paga mucho más por venir a ver danza, porque lo tienen en su cultura y dentro de sus tradiciones, y eso, genera oportunidades y por lo tanto puestos de trabajo”. “Al final, todo es una cadena”, señala la bailarina austríaca de adopción.
En cuanto a los bailarines albaceteños, Pilar Fernández reconoce que “los albaceteños tenemos algo especial dentro de nosotros” y que “cada vez que bailamos y salimos al escenario es tal el disfrute y la buena energía…pues como somos allí”, y afirma que ese ‘algo’ de los albaceteños gusta mucho fuera, “tanto a nivel de danza como a nivel artístico”, manifiesta.
Sobre la cantera en Albacete, Pilar conoce de buena mano el buen hacer en la ciudad y afirma que hay cantera en la capital albaceteña, que cuenta con “muy buenos profesores”, aclara. A los jóvenes bailarines, Fernández los anima a salir fuera para que “esos niños salgan al extranjero, para que viesen que son bonitos y que gustan” y añade que “hay preciosos bailarines albaceteños como Jaime Segura o Esteban Berlanga”.
Continuar bailando, pero desde el corazón
Vivir bailando no siempre es fácil sobre todo “cuando una actividad así se convierte en una obligación, eso es lo peor que puede ocurrir”, afirma Pilar y recomienda a los jóvenes bailarines que “continúen bailando y que lo hagan con el corazón”. Más allá de las presiones existentes y “las que se puedan poner ellos mismos, lo primero es bailar porque te gusta”, afirma Fernández y “si no que busquen en el diccionario la palabra bailar, no creo que en ninguna de las definiciones se defina danza como obligación”, sentencia segura la albaceteña.
Pilar ha llevado Albacete allá por donde ha bailado y confiesa echar de menos la ciudad: “Me encanta mi ciudad, me encantan los albaceteños y me encanta ser albaceteña”, y es que Pilar no puede ocultar que echa de menos Albacete y «a mi gente”, manifiesta. La bailarina cuenta que no puede evitar volver siempre a la ciudad que la vio brillar encima de los escenarios en sus primeras veces y que “los albaceteños tenemos algo especial, quizá el carácter, lo abiertos que somos, cómo incluimos a todo el mundo, lo poco que cuesta disfrutar de una cerveza y hablar de cualquier cosa… es impresionante”, afirma la bailarina.
Pilar Fernández es una de esas mujeres valientes que inspiran. Una bailarina que se ha hecho a sí misma fruto de su esfuerzo y su trabajo, que la ha llevado a brillar en cada escenario que ha pisado. Pilar es un ejemplo de superación para todas aquellas pequeñas bailarinas y bailarines que persiguen sus sueños. Una invitación a continuar bailando, siempre desde el corazón.
La palabra ‘bailar’ según la Real Academia Española es ‘ejecutar movimientos acompasados con el cuerpo, brazos y pies’. Tal y como Pilar afirma, “en el diccionario no pone nada de que sea una obligación”.