Eran en torno a las 09.10 horas de este miércoles, 21 de febrero, y los alumnos de cuarto de la ESO del Colegio Aristos de Albacete acababan de realizar un examen y se disponían a comenzar una clase de Filosofía junto a su profesora, Miriam Espinosa, sin saber que estaban a punto de convertirse en héroes sin capa y de dar la voz de alarma que resultó clave para salvar la vida de una persona.
En un momento dado, los alumnos se percataron de que en una de las ventanas de un edificio de viviendas cuya parte trasera da al patio del Centro Educativo, un joven se había sentado en el alféizar de la ventana y mostraba síntomas inequívocos de querer saltar al vacío con trágicas intenciones. Tras percatarse de los hechos, los jóvenes avisaron a su profesora, quien sin pensarlo lo más mínimo llamó al teléfono de emergencias para avisar de lo que podría estar a punto de suceder y para pedir que lo más rápido posible se desplazaran al lugar de los hechos profesionales cualificados para tratar este tipo de situaciones.
Tras avisar al 112 y haber hecho ya lo que estaba a su alcance para tratar de que todo tuviera un final feliz, la docente pasó a velar por la integridad de sus alumnos y rápidamente bajó las persianas de la clase para evitar que los jóvenes, de entre 15 y 17 años, pudieran ser testigos de unas escenas para nada agradables y que les pudieran marcar psicológicamente de por vida. Una rápida y certera decisión en unos momentos difíciles de gestionar y en los que los nervios estaban a flor de piel en todos los alumnos, y en la propia docente, que con sangre fría supo gestionar de la mejor manera posible para sus chicos la situación que de forma involuntaria les estaba tocando vivir.
Hasta el lugar de los hechos se desplazaron agentes de la Policía Local de Albacete, profesionales sanitarios del SESCAM, varias ambulancias, efectivos de los Bomberos del Ayuntamiento de Albacete y miembros del Cuerpo Nacional de Policía, que fueron los que tomaron la voz cantante a la hora de comunicarse con el joven que se encontraba en el alféizar de la ventana, para a base de psicología, mano izquierda y palabras cercanas que le llevaran a alejarse de sus trágicos pensamientos, le hicieran recapacitar y poner fin de manera voluntaria a una situación que nunca es la solución a una serie de problemas.
Final feliz a la tensa situación vivida en Albacete
Finalmente y por fortuna, los agentes, que primero se comunicaron con el chico desde un piso anexo al que él se encontraba y que después ya pudieron acceder a la vivienda en cuestión, consiguieron que todo tuviera un final feliz y fuesen los sanitarios los que desde ese momento tomaran las riendas para atender y asistir a esta persona.
Volviendo de nuevo a los estudiantes y a su profesora, en conversación con El Digital de Albacete, todos reconocen sentirse tremendamente orgullosos del papel que les ha tocado jugar en esta historia con final feliz, ya que están plenamente convencidos que de no haber sido porque ellos lo vieron y su profesora llamó al 112, el final de la historia sería completamente distinto y mucho más trágico. Salvar una vida les ha cambiado la suya propia y, además, han tomado conciencia de manera directa de lo importante que es ayudar al prójimo cuando éste lo necesita.
Cabe destacar que la situación vivida, aunque no ha sido agradable, ha servido a su profesora para plantearles de manera directa a sus alumnos los problemas que derivan de la salud mental y de las decisiones equivocadas que en un momento dado puede tomar una persona, dejándoles muy claro a los jóvenes que por muchos problemas que uno crea que puede tener, esa nunca es la solución y que es de crucial importancia pedir ayuda a la gente que nos rodea, y si es necesario, a los sanitarios.
Aunque ante tales hechos es complicado que la normalidad regresase con prontitud al aula de cuarto de la ESO del Colegio Aristos de Albacete, con el paso del tiempo la clase ha ido volviendo a su normal discurrir y los chicos han continuado con sus asignaturas y sus enseñanzas, pero sabedores de que han salvado la vida a un chico de 24 años y con una lección muy aprendida: pedir ayuda es la solución cuando se está en problemas. Y no hay otras soluciones, sólo esa, pedir ayuda.
/Fotos: Cedidas a El Digital de Albacete/
