Llamar al pan, pan y al vino, vino; es lo que ha hecho este viernes el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ante las preguntas de los medios sobre si tiene intención de pedir las competencias de inmigración para Castilla-La Mancha como se le ha concedido a Cataluña. No se puede decir más claro, pero que, tal y como ha dicho Page, un partido de extrema derecha catalana, que quiere que los no independentistas seamos extranjeros en Cataluña, pida tener las competencias en inmigración y el presidente de un Gobierno “progresista” trague y se arrodille para poder sacar dos decretos, es, cuanto menos, preocupante. “No tiene nada de progresista”. “Si las competencias las pidiera Vox, todo el mundo se rasgaría las vestiduras”, ha afirmado en este sentido.
Y es que eso de llamar coalición progresista a un conglomerado de partidos que incluye a Junts y al PNV no iba a tardar mucho tiempo en dejar con las vergüenzas al aire al superviviente Sánchez. ¿Cree que Junts va a plantear políticas progresistas en inmigración?, pues está claro que no, ya que como ha dicho Page, es un partido supremacista, cuando no xenófobo. Para Junts, nosotros, los de Albacete, somos extranjeros en Barcelona, Gerona, Lérida o Tarragona. Si hablamos castellano nos deberían expulsar, nuestros hijos no podrían estudiar en castellano en Cataluña… y a estos les ha dado Sánchez las competencias en inmigración…. “Si es que por Puigdemont fuera, yo sería un extranjero, por tanto, tranquilidad no puedo tener ninguna y sobre todo me preocupa que estas cosas sean objeto de mercadeo en el último minuto, porque un país serio no puede estar jugando con las cosas de comer de la manera que se está jugando”, ha ahondado García-Page.
Reconforta escuchar, aunque sea solo a Page, reflexiones que te recuerdan lo que ha sido siempre el PSOE, un partido de Estado, y no una herramienta con la que Pedro Sánchez pretende aferrarse en la Moncloa, aunque para ello venda artículo por artículo de la Constitución en cada votación en la que necesite los votos de Junts, que tal y como pinta esto, con el lío también existente entre Podemos y Sumar, va a necesitarlos en todas las votaciones. A este paso a la Constitución le van a faltar artículos para pisotear. Por cierto, curioso que Yolanda Díaz saque lo de la subida del SMI 48 horas después de que Podemos le tirara para atrás su decreto sobre el paro y 24 horas después de las sonrojantes cesiones a Junts, pero eso es harina de otro costal.
Volviendo al asunto, sorprende que dentro del PSOE solo sea Page el que se atreva a decir alto y claro lo que es una realidad. No me creo que solo él dentro de las filas socialistas piense esto, pero quizás solo él tenga el arrojo y la responsabilidad suficiente para hacerlo. Está claro que se siente, porque lo está, respaldado por los ciudadanos de su tierra, que le han vuelto a otorgar mayoría absoluta. Quizá, otros tengan que callar no vaya a ser que Sánchez se los cepille, ya que sus resultados han llevado al PSOE a la oposición en numerosos ayuntamientos o comunidades autónomas. Pero ahí está Sánchez para recolocar a los fieles a él antes que a su pueblo. Siempre nos quedará un carguito al frente de la Delegación del Gobierno en Castilla-La Mancha o del Ministerio de Fomento. Premiamos a los hooligans, antes que a los capaces.
Sonroja ver lo que está sucediendo, y más pensar en lo que puede llegar a suceder en una relación Pedro Sánchez-Junts en la que los independentistas catalanes están dispuestos a chantajear con absolutamente todo a los españoles para seguir manteniendo con pulso a Pedro Sánchez, que hasta la fecha, no solo ha demostrado que le importa bien poco hacer lo que dijo que nunca haría. También parece estar dispuesto a conceder cualquier cosa en una negociación de diez minutos en un pasillo para seguir en la Presidencia del Gobierno.
Ahora el Gobierno de España en pleno se retira a reflexionar unos días a la finca toledana de Quintos de Mora, una decisión que Page ha conocido por la prensa. Tan sectario parece ser Sánchez que no es capaz de avisar a su único varón con mayoría absoluta de que va a su tierra con todo su Gobierno. Prefiere rodearse de perdedores y perdedoras para trazar las líneas maestras de su acción de Gobierno, cuando, ilusos, la línea se la traza desde Waterloo un huido de la justicia al que va a indultar.
En definitiva, en mi opinión, el Gobierno debería hacer caso a Page y establecer unos límites. No todo vale para seguir gobernando. No hay que arrodillar a un país votación tras votación. Quizá sea más sensato convocar elecciones y explicar a los ciudadanos que no estás dispuesto a ceder en todo.
Termino, sin quitar una coma, con otra de las reflexiones del propio Page y que hago mía “Hoy España está inmersa en una especie de laberintos sin salida. Y los laberintos lo que está muy claro es que nunca te dicen dónde está el norte ni dónde está el sur. Un laberinto es por definición un laberinto y sin salida. Y en donde pareciera que las instituciones del Estado tienen que someterse a una especie de camisa de fuerza.
De verdad, sinceramente, no sé cuánto tiempo va a poderse aguantar esto, ni a qué precio. Pero desde luego lo que es evidente es que hay que poner límite a las cosas. Se puede hablar de mucho, pero bajo ningún concepto se puede jugar con las cuestiones que son estructurales y esenciales. Por ejemplo, la política de fronteras”.
Javier Romero
Director de El Digital de Albacete