Un total de 184 personas se quitaron la vida en Castilla-La Mancha durante 2022, lo que supuso un aumento del 9 por ciento respecto al año anterior y supuso que cada dos días muriera una persona de la región por suicidio, según los datos que ha publicado el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Según ha indicado este miércoles en una nota de prensa la Federación de Salud Mental de Castilla-La Mancha, el suicidio se mantuvo el año pasado como segundo motivo más habitual de muerte por causas no naturales en la región, con más del doble de muertes que las producidas en accidentes de tráfico (75).
En cuanto al género, el 80 por ciento fueron hombres (147) y el 20 por ciento mujeres (37), mientras que por franjas de edad, hubo muertes entre los 15 y 94 años, con el grupo de 55 a 59 en el que más casos se registraron (23).
En el conjunto del país, las muertes por suicidio aumentaron en 2022 por cuarto año consecutivo, con 4.227 fallecimientos, un 5,6 por ciento más que en 2021, lo que mantuvo al suicidio como la primera causa de muerte no natural en España con un incremento de casi el 20 por ciento en los últimos cinco años.
«Los datos muestran que, cada dos días, una persona de nuestra región muere por suicidio, y a nivel nacional son más de once fallecimientos diarios», ha advertido la presidenta de la Federación de Salud Mental Castilla-La Mancha, María Carmen Navarro, quien ha considerado: «Urge romper la tendencia, estas muertes se pueden evitar».
Navarro ha explicado que la mayoría de los suicidios se pueden prevenir, porque según ha argumentado «cuando alguien muere por suicidio, no quiere morir, quiere dejar de sufrir».
Este deseo se debe a problemas «que aunque sean muy graves, se pueden resolver con tiempo y con ayuda de familiares, amistades y profesionales», ha apuntado la presidenta de la Federación de Salud Mental Castilla-La Mancha.
«Hay que entender que cada muerte por suicidio deja una familia rota», ha indicado Navarro, que ha añadido que se calcula que cada caso afecta íntimamente al menos a otras seis personas.
Por lo tanto, «constituye un drama humano y social para las personas directamente afectadas y su entorno», ha subrayado Navarro, que entiende que «lo más urgente es que la salud mental y el problema del suicidio se contemplen dentro de la agenda política y se inviertan recursos para trabajar la emociones de las personas».