¿Las tecnologías están acaparando nuestras vidas? Puede que esta pregunta se la hagan algunas personas al cabo del día. En el trabajo, en las reuniones familiares o en las quedadas con amigos, a día de hoy es muy difícil desconectar por un periodo largo de tiempo del móvil.
Con el paso de los años, las personas se han vuelto más dependientes de estos dispositivos y sería difícil afrontar el día a día sin ellos. Eso no es todo, los móviles han llegado para quedarse en la rutina de los adolescentes y, en algunos casos, pueden causar una dependencia muy negativa, según la etapa de vida que estén afrontando los más jóvenes. Esto es algo de lo que quiere reflexionar el albaceteño Miguel Fernández y crear conciencia a través de su arte.

“Siempre he querido llevar a cabo mis proyectos y mis ideas”
Miguel se marchó a Londres hace ya 10 años para mejorar su inglés, pero el destino quiso que se quedara allí. Miguel estudió Magisterio y empezó en Londres trabajando como asistente de patio en un colegio, hasta que adquirió el inglés necesario para convertirse en tutor. “Durante estos años he hecho más cosas aparte de dedicarme por entero a la enseñanza. Siempre he querido llevar a cabo mis proyectos y mis ideas”.
Este albaceteño busca expresar con sus obras de arte una realidad cada vez más alarmante entre los jóvenes y no tan jóvenes, cómo la tecnología poco a poco se convierte en parte fundamental de su vida y cómo, en algunos casos, puede convertirse en algo negativo. Este albaceteño ha hecho una serie de obras de arte y proyectos interactivos que buscan crear conciencia sobre los desafíos emocionales y psicológicos a los que se enfrentan los más pequeños en esta era digital.

Cómo se dieron a conocer sus obras de arte
A este albaceteño siempre le ha apasionado el arte y durante la pandemia, cuando las clases se impartían de forma online, decidió que era buen momento para dar a conocer su proyecto. “Colgaba murales de lo que hacía por Notting Hill, y uno de ellos fue captado por un periódico de aquí llamado ‘The Independent’ y a partir de ahí empezó a seguirme muchísima gente”, explica Miguel a El Digital de Albacete.
Aunque ganó gran cantidad de seguidores, en ese momento no podía centrarse únicamente en sus obras de arte. “Al ser profesor tienes una serie de responsabilidades bastante grandes. Yo quería que la idea de mi arte se diese a conocer más y veía que estaba estancado si seguía siendo profesor porque no iba tener tiempo para dedicarme al arte. No tenía tiempo para pintar, solo tenía tiempo para corregir ejercicios, hacer reuniones de padres o responder correos”, cuenta.
Miguel quería esperar a tener una oportunidad laboral que le diese más flexibilidad y más tiempo para intentar dar a conocer sus obras. “Cuando eres inmigrante y estás en contacto con otra lengua diferente a la tuya, tienes que ser muy humilde y esperar, tener mucha paciencia”, explica este albaceteño.
En 2021 llegó el cambio que esperaba
Miguel es un apasionado de la horología, ciencia que estudia el tiempo y los relojes, y por esta rama consiguió un trabajo diferente que le ayudó a poder dedicar más horas a su proyecto artístico. “En lugar de estar ayudando a 21 niños en una clase cada año, lo iba a hacer de manera más global, que era lo que siempre había querido y, finalmente, dejé el colegio”, explica Miguel.
En qué consiste el proyecto Mafe
El proyecto Mafe se dedica a utilizar el arte como medio para crear conciencia sobre el impacto de la tecnología en los niños y al mismo tiempo generar fondos para apoyar organizaciones benéficas que tratan este tipo de problemas. En su sitio web aparece una colección de obras de arte en las que se representan los desafíos de crecer en un mundo cada vez más conectado a través de la tecnología.
Con este proyecto “intento retratar la realidad de lo que sucede con las nuevas tecnologías en niños pequeños. Yo no estoy en contra de los teléfonos, ordenadores y de la tecnología, sé que es una herramienta increíble que ha ayudado mucho. Sí estoy en contra de que en niños pequeños menores de 12 años se usen de manera excesiva este tipo de tecnología porque no están preparados, hay muchas cosas a las que no deberían estar expuestos”, explica Miguel a El Digital de Albacete.

“Quiero que mis obras se den a conocer porque tienen un impacto y un atractivo visual muy fuerte”. Miguel insiste en que si la gente compra este tipo de obras de arte se crea conciencia acerca de lo que está pasando en la infancia y la juventud con la tecnología. “La mitad del dinero de sus obras se dona a una ONG inglesa que ayuda a niños con problemas mentales. Es como ayudar a través del arte”, explica este joven.
Este artista cree que se está creando un gran problema y no se está hablando lo suficiente de ello. Miguel cree que existe un falta de concentración muy grande en los niños que pasan mucho tiempo con ciertas tecnologías. “Las personas adultas también estamos engachadas a los móviles, pero el caso de los niños es más peligroso porque aún no tienen razonamiento suficiente para saber qué están haciendo”, explica Miguel.

En sus obras intenta reflejar en lo que se pueden convertir las mentes de los niños, absorbidas por la tecnología. “Mi idea era retratar esto en forma de pintura y de cuadros, lo que retrato son niños con estas tecnologías. Tapo los ojos y los dejo sin color porque no tienen vida, porque están absorbidos por lo que están viendo, mismo color que tienen las manos porque es con lo que están interactuando”, detalla. Miguel explica que le da un poco de respeto vender sus cuadros. Este joven explica la importancia de lo que quiere transmitir con cada obra. “Cuando creo un cuadro quiero que sea una pieza única”, comenta este artista.

El contacto con la Fundación Gasol
A la Fundación Gasol también le llamó la atención estas obras de arte y le pidieron a Miguel que se subastara uno de sus cuadros en Los Ángeles, en un evento de Pau Gasol, pero al final por motivos burocráticos no se pudo realizar. Por ello, Miguel quiere asegurarse de dar con todas las herramientas legales para que sus cuadros puedan traspasar incluso el continente y que su mensaje pueda llegar a más personas.
Su relación con Albacete
Hace ya 10 años que este joven abandonó el barrio de la Feria de Albacete, pero siempre vuelve en Navidad o en verano. Este año ha podido pasar unos días por la Feria de su ciudad natal y cuenta que tiene una sobrina de 4 años y un sobrino que nació en agosto, pero de momento solo puede volver en este tipo de ocasiones a Albacete.
“Si en algún momento el proyecto sigue adelante y puedo estar haciendo esto únicamente y creando conciencia, puede que vuelva y monte un estudio. La vida es mucho más tranquila allí, pero aquí tengo más posibilidades a nivel artístico”, explica Miguel. Además, cuenta que el arte como forma de ganarse la vida no está tan reconocido en España como en Inglaterra. “Cuando vuelvo allí me refiero a los relojes cuando hablo de a qué me dedico aquí”, detalla Miguel.

Miguel es de los que piensa que en un futuro no muy lejano “se va a perder la forma de interactuar del tú a tú”. Una prueba de ello es que muchas relaciones se mantienen gracias a los teléfonos móviles. En definitiva, Miguel quiere crear conciencia y que la gente reflexione sobre hasta dónde puede ser excesivo el empleo de las tecnologías, especialmente para los niños.