Lo insólito y el misterio han tomado muchas veces Albacete y su provincia como escenario, siendo la historia que a continuación les relatamos una de las que más ha dado que hablar por lo extraño de la misma y los tintes milagrosos que la envuelven. Su protagonista, una niña entonces de 4 años, Antonia Tamayo Beteta, siempre lo ha tenido claro y no ha variado su versión: una mujer con un manto blanco la cuidó y la mantuvo con vida durante tres días y tres noches mientras duras heladas protagonizaban aquellos días de invierno en la Sierra del Segura. A continuación, conocemos la historia de la Dama Blanca de Arroyo Sujayar.
El 29 de diciembre de 1979, en la localidad albaceteña de Arroyo Sujayar, una pedanía de Yeste, la pequeña Antonia Tamayo Beteta desapareció mientras jugaba con sus hermanas al escondite. Tras dar aviso su familia de ello a la Guardia Civil, decenas de vecinos de la comarca ayudaron a la Benemérita y a sus padres a buscar a la pequeña durante tres días y tres noches, hasta que por fin consiguieron dar con su paradero y quedaron atónitos con su estado de salud al encontrarla.
La niña, que estaba perfectamente a pesar de las gélidas temperaturas que en esa época del año se viven en la Sierra del Segura, contó a todos que había sido protegida durante el tiempo que había estado perdida por una mujer muy guapa vestida de blanco, que en todo momento la protegió, la resguardó e incluso le dio agua.
En unas declaraciones recogidas por Iker Jiménez en MilenioLive, la joven argumentaba que “estábamos jugando al escondite mis hermanas y yo y de pronto me perdí, hice un agujero en el suelo y allí pasé los tres días y tres noches. Una mujer de pelo blanco y manto blanco me dio agua y me protegió”.

En el mismo documento histórico que sacó a la luz Iker Jiménez, la doctora que atendió en el Hospital de Albacete a la pequeña tras haber sido localizada manifestaba que “el estado de la niña era muy bueno, le habían hecho analíticas y era prácticamente normal. Me llamó la atención por los comentarios que se oían de lo que había ocurrido, y le pregunté si no había tenido frío. Ella me dijo que no, que una mujer de blanco, muy guapa, la había tapado y no había sentido frío. Para mí es una cosa insólita, de ver que en la época del año en la que esto ocurrió no se hubiese alterado el estado general de la niña”.

Otro de los testimonios de esta historia recogido en MilenioLive por Iker Jiménez fue el de el lugareño que la encontró, que no dudó en manifestar que “la recogimos y dijo que una virgen con un manto blanco la tapaba. Yo creo que hubo un ángel con ella”.

La joven Antoñita soportó temperaturas de bajo cero y cuando la encontraron estaba como si nada, manteniendo siempre que la señora de blanco salvó su vida al cuidarla y mimarla mientras estuvo perdida por la Sierra del Segura.
Tras perderse en el monte y no dar con su paradero de inmediato, la desesperación inundó a la familia de Antoñita y a modo de ofrenda y sacrificio para que Dios se compareciera de él y le devolviera a su hija, Saturnino, padre de Antoñita, anduvo descalzo por los abruptos parajes por los que la buscó con las esparteñas al hombro confiando que su dolor se transformara en milagro. Conforme pasaba el tiempo las esperanzas se desvanecían, ya que era humanamente imposible haber soportado al raso la helada que la noche posterior a la desaparición de la pequeña había caído en Yeste, Arroyo de Sujamar y las zonas limítrofes.
Conforme las horas avanzaban las esperanzas disminuían y la Guardia Civil comenzó a barajar la hipótesis del asesinato, centrando más la búsqueda en encontrar un cadáver que una niña con vida, sin embargo, el milagro estaba cerca de obrarse.
Milagro en la Sierra del Segura, en Albacete
A los tres días de desaparecer, el 1 de enero de 1980, Antoñita fue encontrada con vida tres montes más allá de donde había desaparecido y fue encontrada además de viva en perfecto estado de salud, asegurando la niña que había hecho una pequeña oquedad entre una sabina y un enebro y que allí, al raso prácticamente, había pasado todo el tiempo que estuvo desaparecida.
Nadie salía de su asombro por varios motivos, el primero por haberla encontrado viva, pero haberla encontrado además en perfecto estado de salud era un milagro. La niña nunca cambió su versión, una mujer de blanco la arropó, la cuidó y le dio incluso agua para salvar su vida hasta que fue encontrada.
Trasladada al Hospital de Albacete para ser chequeada por los médicos después de ser encontrada, éstos certificaron que se encontraba en un perfecto estado de salud y tildaron lo acontecido de hecho insólito y casi milagroso.
El suceso saltó en su momento a todos los medios de comunicación a nivel nacional y han sido varias veces después la que la historia de Antoñita ha tomado el protagonismo en programas especializados, no saliendo aún de su asombro todos aquellos que escuchan una y otra vez la historia.

Ya de adulta, Antoñita le contó a Iker Jiménez en Milenio 3 que “pasé mucho miedo y pensaba mucho en mi madre. Pasé tres días y tres noches en la sierra y hubo grandes heladas, al día siguiente de aparecer yo cayó un nevazo terrible. Si no hubiera aparecido el día que aparecí, me hubiera muerto seguro. Estaba indefensa y, sin saber explicarlo todavía, alguien me protegió y me dio agua. Mi familia me decía que aparecí incluso con coloretes, como si hubiera estado al lado de una hoguera. Era una señora con un manto blanco quien me protegió”.
/Foto de portada: ABC/