La Fábrica de Harinas es uno de los enclaves históricos más bonitos en Albacete. Esta singular construcción de 1916 destaca por su elegancia y su imponente edificación.
UNA CONSTRUCCIÓN DESTACADA EN ALBACETE
Los muros de la Fábrica de Harinas esconden una historia de más de cien años por donde han transcurrido miles de personas de etapas diferentes. Sus largos pasillos y sus ventanas antiguas recuerdan a un tiempo anterior.
Algunos vecinos en Albacete guardan aún en su memoria retazos de una fábrica recién construida que olía a pintura fresca y donde los coches de caballos esperaban en la puerta a sus transeúntes.
Una Fábrica de Harinas, pero también una parte fundamental de Albacete. Un “edificio modernista, sencillo y elegante con tres plantas, amplio patio y verja de hierro forjado también del gusto modernista. Destaca en su conjunto la escalera volada con pasamanos que remata en sendas cabezas de león”, traslada a El Digital de Albacete la directora del Archivo Provincial, Elvira Valero de la Rosa.
Este antiguo edificio que antaño fue utilizado para el trabajo del almidón “comenzó su edificación en 1916 y el 15 de marzo de 1917 tuvo lugar el alta en la contribución industrial de la fábrica en el Paseo de la Cuba, donde también inaugura don Francisco Fontecha otro negocio: un almacén de fertilizantes con destino a la agricultura. La fábrica dio por acabada su actividad principal en 1989”, transmite la directora del Archivo Provincial.
El BARRIO DE LA INDUSTRIA
Albacete cambia por completo las referencias urbanísticas en 1855 cuyo punto de partida es la llegada del tren ya que “más allá de la ermita de San Antón, todo era un gran despoblado, por lo que esa amplia zona cercana a la estación de ferrocarril fue la ideal para que se asentaran en ella industrias e incluso una barriada para los obreros de la fábrica Fontecha y Cano que fue sufragada por su dueño en el año 1920. Por ello a esa zona se la llamó y se la llama barrio de la industria”, añade Elvira Valero de la Rosa.
Asimismo, el siguiente factor determinante para que se asentaran en Albacete este tipo de negocio fue la llegada de la electricidad a la ciudad en 1888. El resultado de ambas circunstancias “propiciaron un desarrollo basado en el comercio de los productos agrarios y derivados con las zonas de Levante y Madrid”, según la directora del Archivo Provincial.
Debemos añadir a este contexto un hecho coyuntural como fue la Primera Guerra Mundial, en la que “la neutralidad de España benefició a la economía por la exportación de productos agrícolas (alimentos, harinas, alcoholes, vinos, fibras, etc.) ya transformados y elaborados en las nuevas fábricas hacia los países beligerantes”, apunta la directora del Archivo Provincial.
En definitiva, los albaceteños que se dedicaban a esta industria constituyeron una burguesía que se asentó y que construyó nuevas viviendas en la ciudad.
LA FÁBRICA DE HARINAS EN LA ACTUALIDAD
Actualmente, la Fábrica de Harinas es la sede de una parte de la Delegación de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Según transmite la directora del Archivo Provincial de Albacete, “en 1990 el Ayuntamiento de la ciudad adquirió el emblemático edificio con fines públicos para, posteriormente, en el año 2000 cederlo a la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha”.
Dos años después, la representativa construcción comenzó su rehabilitación y un año más tarde tuvo lugar la inauguración del edificio.
Sin embargo, la Fábrica de Harinas no ha perdido su esencia. Sigue siendo una de las construcciones más relevantes e importantes en Albacete, formando parte de la historia de la ciudad y del imaginario colectivo.
