Es una pena que, a medida que vamos creciendo, vayamos perdiendo pasiones por el camino, sobre todo aquellas que tenían que ver con las manualidades. Por suerte, hay artistas que no renuncian a ese niño creativo que disfrutaba pasando horas creando con tijeras y papel, como la albaceteña María del Rosario Mellado. Y es que, gracias a su pasión por el arte del Origami, la consulta de esta pediatra albaceteña está llena de personajes realizados mediante esta técnica milenaria.
María del Rosario nos cuenta que “la papiroflexia es una afición muy temprana. Cuando era una niña me gustaba hacer figuras de papel, como pajaritas, ranas, estrellas, y todo lo que se me pasara por la cabeza. Sin duda, esto es herencia de mi padre, ya que siempre le recuerdo haciendo figuras de papel en cualquier sitio. Podía estar en un bar tomándose un refresco, y de una forma muy natural, cogía una servilleta y empezaba a hacer figuras con ella. Ahora, en la consulta, tengo un cajón secreto donde guardo las pajaritas que voy haciendo, y se las doy a los niños que vienen a la revisión de los 4 y 6 años. A esas edades hay que ponerles vacunas, pero al menos se van contentos con su pajarita”.
Sus inicios en el arte del Origami
El Origami es un arte procedente de Japón, que consiste en el plegado de papel para obtener figuras de formas variadas, muchas de las cuales podrían considerarse como esculturas de papel. “Esta técnica la conocí a través de un trabajo que encargaron a mi hijo para el colegio. Nos gustó tanto a los dos, que cuando llegó el verano comenzamos a hacer figuras. Cuando comenzó el curso, mi hijo lo dejó, pero para mí ya era demasiado tarde. Me había picado el gusanillo de tal manera, que poco a poco se fue convirtiendo en una especie de adicción”, confiesa.
Su afición fue creciendo hasta que las figuras ya no cabían en casa. “Decidí llevármelas a mi consulta de Pediatría, en el centro médico en el que trabajo, donde tengo en la actualidad unas 60 piezas expuestas. A la gente que viene le gustan mucho, y los niños se entusiasman porque ven a sus personajes favoritos. Unos se fijan en los Simpson o los Minions, otros en Hello Kity, pero sobre todo en los superhéroes, como Spiderman, El Capitán América, o Thor. Por otro lado, los padres no solo ven los personajes, sino que además aprecian el trabajo que lleva hacerlos”, celebra.
El personal del centro médico ‘Zona 2’ de Albacete, donde trabaja María del Rosario, ya está acostumbrado a trabajar rodeado de muñecos Origami. Esther Collado, enfermera del centro, reconoce que “le da un toque más colorido y divertido al espacio. Precisamente, todo empezó porque se me ocurrió la idea de comprar unos móviles de animales y estrellas para ponerlos en el techo, y así darle un poco de alegría a la consulta. Se lo comenté a María del Rosario, y me dijo que de comprar nada, que los haría ella. Enseguida empezó a hacer estrellas de papel, ranitas, barcos, y poco a poco fue creciendo la afición, hasta que hizo un pollito saliendo de su cascarón, con la técnica de Origami. A partir de entonces no pudo parar, se fue poniendo nuevos retos cada vez más difíciles, y el resultado ha sido magnífico. Los chiquillos alucinan cuando vienen, se saben los nombres de todos los muñecos, y los padres se sorprenden y me preguntan si realmente es ella la que los hace todos. Desde entonces, los niños llevan mejor eso de venir al médico”, revela.
Su forma de trabajar
En el salón de su casa ha montado el taller de donde salen estás figuras realizadas con la técnica del Origami. María del Rosario asegura que “no falta de nada, hay todo lo necesario. Tengo cientos de papeles de colores, tijeras y guillotina, cola blanca, y mucha ilusión. Me dicen que si es que tengo mucho tiempo libre, y no es así. Lo que pasa es que todo mi tiempo libre lo dedico a esto. Estoy viendo la tele y estoy doblando papel, y si me voy de viaje, me llevo mis materiales en el bolso para poder trabajar donde quiera que esté”.
El papel que utiliza es de solo 80 gramos, como el de los folios comunes, pero al doblarlos adquieren mucha consistencia. La artista pone de relieve que “antes de empezar a montar la figura hay que fabricar las piezas. Así que, según el tamaño del personaje que voy a hacer, primero corto el papel con la guillotina. Si necesito piezas medianas, me salen 32 de un folio, y si son pequeñas, me salen 64 piezas. Después, doblo el papel 9 veces para que coja su firmeza, y empiezo a ensamblar piezas. Una vez terminada la figura, le doy una mano de cola blanca, para darle más consistencia todavía”.
Figuras de todos los tamaños
Las hay de todos los tamaños. Desde las más pequeñas, como R2-D2, la mariquita, o el oso panda, pasando por el tamaño medio, como los superhéroes, y por último las grandes, como Mickey Mouse o la pantera Rosa, que pueden medir unos 45 centímetros. También hay personajes de videojuegos, como Super Mario Bros, o Sonic, una figura que “me llevó mucho trabajo, porque al ser un erizo, tiene la parte trasera llena de espinas. Aunque fue complicado de hacer, valió la pena, ya que a los niños les llama mucho la atención. Las figuras pequeñas puedo tardar de tres a cuatro días en hacerlas, las medianas una semana, y las grandes suelo terminarlas en unos quince días”, refleja.
Ha hecho esculturas de papel que han supuesto un verdadero reto, como la Pantera Rosa o el coche Mercedes descapotable, al que “conseguí que se le movieran las ruedas, y es de la que me siento más orgullosa. Hay algunas que, por su posición y forma, y porque llevan muchas piezas, me han costado más hacerlas, pero al final han salido bien, así que ahora me atrevo con todo. Mi nuevo reto es hacer un tigre muy grande, de cerca de 1.800 piezas muy pequeñas”, concluye. En su pequeño taller casero, María del Rosario recorta de todo, menos su fantasía, imaginación, paciencia y dedicación.