Las calles de Albacete enmudecían al paso de la procesión del Silencio. Un timbal y el entrechocar de las horquillas de los costaleros del Cristo del Consuelo anunciaban la llegada de esta sobrecogedora imagen en la noche de este Jueves Santo.

Al filo de la medianoche la imagen del Cristo del Consuelo salía de la parroquia de la Purísima sumiendo en la oscuridad y en el silencio las calles de la capital por las que discurría. Y es que, la de Jueves Santo es una noche marcada por la oscuridad y el silencio en Albacete.

Alumbrados únicamente por la luz de la primera luna llena de la primavera caminaban junto al Cristo del Consuelo numerosos penitentes en absoluto silencio. Una de las imágenes más llamativas de esta sobria procesión es que estos penitentes acompañaban la imagen del Crucificado ataviados con una austera túnica morada y cargados con una cruz.

La penumbra envuelve Albacete en esta popular procesión
Las calles por las que discurría la procesión del Silencio quedaban sumidas en la oscuridad y el silencio que únicamente rompía un timbal, las horquillas de los costaleros chocando contra el suelo para marcar el ritmo del paso, y las cadenas que algunos penitentes ponían en sus pies.

La del Silencio es una de las procesiones con más solera de la Semana Santa de Albacete, y continúa preservando su esencia, cautivando por su solemnidad cada año a más fieles.

Este año la procesión del Silencio retomaba su recorrido habitual, ya que el año pasado se modificó debido a las obras de peatonalización del centro de Albacete. De este modo, la imagen del Cristo del Consuelo recorría las calles Purísima, Tinte, Teodoro Camino, Avenida de España, Plaza de Gabriel Lodares, Tesifonte Gallego, Marqués de Molins, Plaza del Altozano, San Agustín y Concepción regresando a la parroquia de la Purísima.
/Fotos y Vídeo: Ángel Chacón/






































