MAR ABIERTO | Hace 3 años, 3 

Artículo de opinión de Amelia F Fernández-Pacheco

Estábamos entonces todos encerrados en casa y asustados con la cantinela de los 20 días, día arriba día abajo, de periodo de incubación del covid. No sabías si podías tenerlo, si podían tenerlo tus seres queridos, amigos y conocidos, eso era lo peor, eso y los asintomáticos. Fallecidos al principio no había, sólo eran muertos, contabilizados en la tele por cientos cada día, se daban los resultados como si no fueran personas, solo daños colaterales que acompañaban al gráfico de un nuevo virus sobre el que sólo se sabía que había desbancado por completo a la gripe y que siempre quedaba menos para llegar al pico. El pico y los expertos: ¿se acuerdan?.

Confrontar al Gobierno nacional, regional o local se convirtió nada menos que en la defensa de Cartagena de Indias por Blas de Lezo. Daba igual donde vivieras, todos los gobiernos de cualquier rango y de cualquier país utilizaban el mismo argumentario. Se están viendo muchas cosas y más que se van a ver, las investigaciones no cesan, hay parlamentarios en la UE que parece que sólo la muerte los pueda callar, hay organizaciones nacionales y extranjeras que no tiran la toalla, Project veritas, Liberum, Robert Kennedy Jr., por citar algunos dejándome muchos, se han convertido en buque insignia de la lucha contra la corrupción y la mentira. Veremos cómo avanza la cosa. Lo que está claro es que el coraje moral es una cualidad necesaria para cambiar el entorno y el mundo. Escasea más que el valor en la batalla, pero como las meigas; haberlo, haylo y a nuestro alrededor está. 

Veremos, si, el sistema financiero está en la cuerda floja dicen, por si acaso se suben los tipos y con las consecuencias apechugamos los mortales porque la cuenta se le sigue pasando a nuestros bolsillos. Me pareciera todo una concatenación de actos inducidos, tendentes a modificar el sistema financiero de una vez por todas, control digital de la moneda y de nuestras vidas enteras. En el 2020 el BCE registró el euro digital y últimamente el uso de la ambigüedad aplicado a generar confusión entre las criptomonedas y las monedas digitales de los bancos centrales, ha hecho que me salten todas las alarmas a la vez y con todo el respeto me proyecto en las experiencias, que otro día les contaré, de un profesor que tuve que con 15 años estuvo en la defensa de Berlín, y que viene a colación porque me hablaba de un ruido ensordecedor conformado por sirenas, disparos, bombas, vehículos y gritos humanos que le acompañaron durante las noches de muchos años. No era un nazi, era un niño al que obligaron a coger un fusil como les pasa a los jóvenes ucranianos en algunas zonas del país. Y así me suena eso de la moneda digital, peor que los escándalos que protagoniza la Fiscalía y sobre los que un día haré un hilo empezando desde Felipe González, sin dejarme un sólo Gobierno o un sólo ministro y a ver qué pasa: ¿entrarán a robar en mi casa como en la casa de la jueza?; es un misterio ese como muchos.

Bien, a lo que vamos. Las CBDC son monedas digitales emitidas directamente por el banco central de un Estado con curso legal, obviamente están controladas por los gobiernos o las instituciones supranacionales del estilo del BCE y son todo lo contrario del Bitcoin y otras criptodivisas que se intentan cargar porque representan las transacciones sin permiso de código abierto. 

Necesariamente han de vincularse a las identidades de los usuarios y a los ID digitales y eso significa, por si alguien todavía no lo tiene claro, que se elimina toda posibilidad de privacidad financiera. Toda , junto con la naturaleza descentralizada del dinero físico y se crea un entorno en el que los bancos centrales tienen un control absoluto sobre la vida financiera y no financiera de los ciudadanos. Saben dónde están, qué dinero tienen, de dónde lo ingresan y en qué lo gastan… ¿queremos esto para nosotros?: entiendo que no; dejen de usar los teléfonos para pagar, el Bizum y las tarjetas en la medida de lo posible. Que es cómodo, pues tal vez, yo saco billetes y a pagar y si se acaban o voy al banco o no me gasto lo que no tengo y no vivo como no puedo.

Imaginen que le ponen caducidad al dinero y que lo que no has gastado desaparece de la cuenta o que el sistema decide que has comprado demasiada gasolina, billetes de avión, alcohol, ropa o tabaco y cortan el grifo …. No, la idea es no llegar a eso y cómo: pagando en efectivo. La idea es que no puedan controlarnos y que nosotros podamos seguir controlando a aquellos que nos quieren controlar. No es un trabalenguas, no. Impuesto el dinero digital no podremos seguir ni investigar sus transacciones, porque por muchas sociedades pantalla y testaferros que existan el dinero deja rastros que un experto bien puede seguir y encontrar, el dinero digital les suministrará la opacidad que nos arrebatan a los demás. 

De nosotros depende y todo está por ver, subyace la defensa del dólar por encima de todas las cosas pero del euro también, porque preocupa y mucho la dominación económica de los Brics, recientemente los saudíes reconocieron abiertamente que están dispuestos a utilizar otras monedas, distintas al dólar, para sus transacciones; se han negado a limitar el precio del barril, pero lo que sí contemplan limitar es la producción y además se han sentado con Irán, si China consigue que las diferencias Chiitas y Sunitas que dividen Oriente, dejen de fraccionarlo, definitivamente el mundo habrá cambiado. ¿Podrán el dólar y el euro respaldar con oro y materias primas su valor?.

Disfruten de la semana y hagan la prueba con el efectivo durante un mes y vean cómo les va y si viven a crédito, tal vez este sea un buen momento para dejar de hacerlo y para reorganizar la economía que les ha quitado la libertad. 

Amelia F Fernández-Pacheco

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