‘Almacenes Navarro’, la historia de un icono del comercio en Albacete

Más de 50 años al servicio de los albaceteños

A finales de enero, uno de los establecimientos comerciales más conocidos de la ciudad bajaba la persiana de manera definitiva. Almacenes Navarro, una amplia superficie comercial situada en el corazón de Albacete, se despedía tras más de 50 años de andadura. 

Almacenes Navarro en Dionisio Guardiola 42-44 / Foto cedida Familia Navarro

El cierre se daba a conocer a través de un sincero mensaje, en el que la familia Navarro agradecía el haber compartido con los albaceteños tantos años. “Gracias por la confianza depositada en nosotros durante más de 50 años”, se podía leer en el cartel colocado a las puertas de este comercio situado en la calle Dionisio Guardiola. 

José Navarro Mateo, el impulsor de ‘Almacenes Navarro’

A base de tesón y mucho trabajo, Almacenes Navarro se ha convertido, por mérito propio, en toda una institución en Albacete. Una empresa que nació en una época en la que Albacete no contaba con grandes superficies, siendo uno de los primeros grandes almacenes que abrió sus puertas en la ciudad. El impulsor de estos almacenes, José Navarro Mateo, falleció en mayo de 2021, a los 88 años de edad, dejando huérfana a la empresa que creó. 

José Navarro Mateo – Año 2010 / Foto: Cedida familia Navarro

José Navarro Mateo nació en Bonete en 1933, y desde muy pequeño ya solía ir con su abuelo a vender productos de alimentación por los pueblos de alrededor. Su hijo menor, Francisco Navarro, responsable del departamento administrativo de la empresa, nos cuenta que “se iban desde Bonete con una carreta tirada por una mula, como si de un ultramarinos rodante se tratase. De esta forma, suministraban alimentos a Montealegre del Castillo, Fuente Álamo, Pétrola, Higueruela, o Alpera, entre otros, y también a las pedanías y fincas que estaban aisladas por aquella zona. Unas andanzas que despertaron su vena empresarial desde una edad muy temprana”. 

Calzados Navarro, Almansa / Foto: Cedida familia Navarro

Unos años después, Tomás y Purificación, progenitores de José Navarro Mateo, montaron una empresa de calzado en Almansa. Una fábrica que “tenía muy buenas instalaciones, muchos empleados y un buen nivel de producción. Un negocio próspero que mis abuelos tuvieron que cerrar por la crisis que azotó España tras la llegada de la Guerra Civil. Algo que también les obligó a trasladarse a Albacete, cuando mi padre tenía 11 años de edad”, narra.  

Tomás Navarro Gómez, fundador / Foto: Cedida familia Navarro

Los primeros ‘Almacenes Navarro’

Ya en Albacete, Tomás Navarro instaló un pequeño almacén de curtidos en la calle de la Caba, número 7, que primero se llamó ‘Navalopez’ y luego ‘Almacenes Navarro’. Francisco Navarro pone de relieve que “en aquellos tiempos, el mundo agrícola todavía no estaba mecanizado, por lo que había mucha demanda de material por parte de los guarnicioneros. Estos artesanos fabricaban monturas, arneses y aparejos para los caballos y las mulas, así como aperos de labranza y todo aquello que tenía que ver con la labor de la tierra. A bordo de una moto ‘Montesa’, y más tarde con una furgoneta ‘Dos caballos’, mi padre, que por aquel entonces tenía 17 años, comenzó a trabajar como viajante en el nuevo negocio de mi abuelo, recorriendo los caminos aldeanos para vender curtidos a los guarnicioneros y zapateros de la provincia. Gracias a su gran olfato comercial, enseguida fue expandiéndose a Castilla-La Mancha, y poco a poco a todo el territorio nacional”. 

Almacenes Navarro en la Calle de la Caba / Foto. Cedida familia Navarro

En uno de sus viajes a la zona de Alicante, José Navarro conoció a José Ángel Abellán, también viajante del sector, con el que “entabló una gran amistad, y entre los dos forjaron una alianza comercial, cubriendo así toda Castilla-La Mancha y la zona de Levante”, indica Francisco Navarro, añadiendo que “cuando llegó el cambio de la agricultura de tracción animal, a la de tracción mecánica, tuvieron que reinventarse. Viendo que había mercado, orientaron de nuevo la empresa, pasando de la guarnicionería, a la industria del plástico y los tejidos para todo tipo de tapicerías. Así fue como poco a poco fueron convirtiéndose en almacenistas, ampliando sus estrategias empresariales, y expandiendo el negocio a nivel internacional”. 

Almacenes Navarro en la Calle de la Caba / Foto: Cedida familia Navarro

‘Almacenes Navarro’ en Dionisio Guardiola

Cuando el almacén de la calle de la Caba se quedó pequeño, se trasladaron a uno más grande en Dionisio Guardiola, en la acera de los números impares, donde en la actualidad hay una agencia de viajes. Un local que “pertenecía a unas monjas de Albacete. Siendo fieles a sus orígenes, la primera idea era la de un almacén de tejido para tapicerías, de venta al tapicero, al reparador, y a las tiendas de decoración. Como en ese momento estaba aflorando el tema comercial en la ciudad, mi abuelo y mi padre decidieron añadir secciones y productos, dando así lugar a la primera tienda llamada ‘Almacenes Navarro’, compuesta de tienda y almacén. Por aquel entonces, mi padre, que tenía mucha vista para los negocios y viaja mucho, se dio cuenta del auge que estaban teniendo los centros comerciales en las principales ciudades del país, y se quedó con la idea de montar uno en Albacete. Un centro bonito que tuviera muchas secciones, con suelos de mármol, y que acogiera a todo el público de la ciudad, y también a la gente que viniera de fuera”, detalla. 

Almacenes Navarro en Dionisio Guardiola 39 / Foto. Cedida familia Navarro

Viendo que el negocio funcionaba bien, se fijaron en el local de enfrente, en Dionisio Guardiola, número 44. Francisco Navarro recuerda que “era el año 1976, cuando construyeron ese edificio tan característico con los balcones redondos, que tenía unos locales comerciales abajo. Coincidiendo con el fallecimiento de mi abuelo, sus dos hijos, mi padre y mi tío Enrique, crearon cada uno su razón social. De este modo, el local del número 44 se dividió en dos. Por un lado, mi tío abrió ‘Expotodo’ en la parte en la que Dionisio Guardiola hace esquina con Torres Quevedo, y, por otro lado, mi padre abrió ‘Almacenes Navarro’, en plena calle Dionisio Guardiola”.

Almacenes construcción 1973 / Foto. Cedida familia Navarro

‘Expotodo’ y ‘Almacenes Navarro’

A pesar de que los dos locales comerciales se comunicaban por dentro, ‘Expotodo’ y ‘Almacenes Navarro’ eran dos negocios distintos, en los que cada uno llevaba una línea diferente. Mientras ‘Expotodo’ estaba especializado en mobiliario y decoración, ‘Almacenes Navarro’ se enfocó más en la línea de centro comercial, con infinidad de secciones. Había sección de discos, juguetes, hogar y menaje, videoclub, papelería, marroquinería, caza, y pesca, armería, campo y playa, y hasta una cafetería. “Aunque el suelo, la distribución de espacios, y la decoración fueran diferentes, la gente pensaba que ‘Expotodo’ y ‘Almacenes Navarro’ eran lo mismo. Quizá porque estaban comunicados, o tal vez por la anécdota del nombre en la fachada. En un principio, el rótulo de ‘Almacenes Navarro’ no cabía, por lo que solo se pudo poner ‘Navarro’. Justo a la izquierda se encontraba el rótulo de ‘Expotodo’, así que en la fachada se podía leer ‘Expotodo Navarro’. Es curioso porque, aunque la tipografía fuera diferente, la gente creía que era todo lo mismo”, destaca.

ALMACENES NAVARRO – Interior / Foto. Cedida familia Navarro

‘Almacenes Navarro’, pionero en grandes superficies 

Diez años después, en 1986, cuando el solar de al lado estuvo disponible, José Navarro Mateo amplió el negocio al número 42 de Dionisio Guardiola, convirtiéndose en el centro comercial que hemos conocido hasta su cierre a finales de enero. Un local en el que ya se podía leer en la fachada el nombre de ‘Almacenes Navarro’ al completo. El pequeño de los Navarro apunta que “la apertura fue toda una revolución. Estos grandes almacenes surgieron porque mi padre vio la necesidad de ofrecer al consumidor de Albacete un servicio integral y completo, en el que el cliente pudiera cubrir perfectamente todas sus necesidades de compra con una sola visita, sin necesidad de recorrer distintos establecimientos. Con 5.000 metros cuadrados, dos plantas, diversidad de secciones y un gran almacén en la planta baja, que albergaba el espíritu almacenista del negocio primigenio, se convirtió en la primera gran superficie de Castilla-La Mancha de esas dimensiones”.

José Navarro y Francisca Ruescas, año 1963 / Foto. Cedida familia Navarro

Las nuevas generaciones de ‘Almacenes Navarro’

Francisca Ruescas Tapias, esposa y compañera de vida de José Navarro Mateo, ha sido el apoyo fundamental en todas las aventuras profesionales que emprendió. Juntos inculcaron el valor del trabajo a sus cuatro hijos, desde que estos eran muy pequeños. “Mi hermano mayor, José Luis, fue el primero en entrar a trabajar en el negocio. Él heredó de mi padre el olfato comercial, por lo que, una vez terminados sus estudios, comenzó a viajar, a conocer clientes, a extender las rutas comerciales por toda España, y a abrir nuevas vías en el ámbito de los plásticos y tejidos de tapicería. Luego entraron mis hermanas, que se encargaron de la parte de venta al público del centro comercial. Primero entró Purificación como directora y responsable de compras, convirtiéndose en la auténtica fuerza motriz de la empresa, y más tarde Rosario, que entró como directora comercial del resto de áreas. El marido de mi hermana Rosario, Miguel Crespo Moraga, también entró a trabajar, desempeñando labores de jefe de almacén, y luchando por la empresa como si fuera un hijo más. En mi caso, fui el último en entrar, y aún recuerdo las Navidades de aquellos años, trabajando en la sección de música, mientras mis amigos se divertían por ahí”, refleja.  

Almacenes Navarro Campollano / Foto. Cedida familia Navarro

‘Almacenes Navarro’ en Campollano

Al ver que el almacén de la planta baja del centro comercial ya se quedaba pequeño, a principios de los 2000, se trasladó todo lo dedicado al material para tapicería a una nave en el polígono Campollano. “Teníamos ya en el polígono una fábrica de transformados de poliuretanos que abrió sus puertas a finales de los años 70, llamada ‘Euroespumas’. Todo lo que había allí se trasladó también a la nueva nave, quedando la antigua como almacén. En esta nueva nave llevamos más de 20 años trabajando, y es el motor actual de la empresa, tras el cierre de la tienda de Dionisio Guardiola”, explica.

En 1991, al llegar la edad de su jubilación, José Navarro Mateo constituyó un consejo de administración, del que hizo formar parte a su esposa y a sus 4 hijos. De esta forma, ‘Almacenes Navarro’ siguió hacia delante. “Mi hermano José Luis se quedó al frente de la dirección comercial, hasta que en 2005 decidió emprender su propio negocio, centrándose en el campo de la tapicería para automoción en nivel de exportación internacional. En ese momento me quedé, junto a mi cuñado Miguel, intentando suplir la figura de director comercial. Mi padre, que en esos momentos tenía 72 años, tuvo que reinventarse, poniéndose de nuevo al frente de la nave en Campollano. Enseguida se puso en marcha buscando negocio donde lo hubiera. Me enseñó todo sobre el viaje comercial, y recorrimos países como Portugal o Francia, enseñándome fábricas y presentándome a un sinfín de proveedores. Era una época en la que no había GPS, y en esos inolvidables viajes no podía faltar el mapa de carreteras”, recuerda. 

Francisco y José Antonio / Foto. Cedida familia Navarro

La nueva figura de director comercial

En 2009 entra en la empresa José Antonio Rodríguez Navarro, nieto de José Navarro, e hijo de Purificación que, como dice su tío Francisco, “ha heredado el talento natural y el olfato para los negocios de su abuelo. Un olfato comercial que tenía mi padre, también lo tiene mi hermano José Luis, y ahora ha recaído en mi sobrino José Antonio, que llegó a la empresa y se ganó el puesto de forma natural, porque es algo que lleva dentro. Enseguida nos dimos cuenta de que había vuelto esa figura de director comercial a los almacenes”. Por su parte, José Antonio Rodríguez, pone de relieve que “estar sentado al lado de José Navarro, mi abuelo, era una formación continua. No hacía falta que te explicara las cosas, las aprendías inconscientemente al verle funcionar en su día a día. Tuve la suerte de estar a su lado los últimos 15 años de su vida, compartiendo trabajo, aficiones, y aprendiendo todo de él, algo por lo que me siento muy orgulloso”.

José Antonio Rodríguez es también responsable de la finca ‘La Tejera’ en Balazote, último negocio de José Navarro, que demuestra una vez más que fue un adelantado a su tiempo, y que iba siempre por delante de los acontecimientos, triunfando también en la agricultura. Su nieto remarca que “antes de que llegara el auge del sector ecológico, mi abuelo se quedó con un terreno de labor de secano, y decidió reconvertirlo y enfocarlo al fruto seco de cáscara. De este modo, puso una plantación de 40.000 almendros de almendra ecológica en el año 2009, que sigue funcionando con éxito en la actualidad”. 

ALMACENES NAVARRO / Foto: Cedida familia Navarro

El declive del pequeño comercio, tras la llegada de las grandes superficies

Cuando empezaron a llegar a la ciudad los grandes centros comerciales a nivel nacional, comenzó el declive del pequeño y mediano comercio de Albacete. “A principios de los 2000, ‘Expotodo’ tuvo que cerrar, y se fueron a un local más pequeño, cerca de la punta del parque, al lado de Escolapios. El local se lo alquilaron a los juzgados, y permanecieron en él hasta su traslado al nuevo Palacio de Justicia. Aunque nosotros decidimos continuar con el negocio, inevitablemente se tuvieron que ir cerrando las secciones que ya no funcionaban. Sobre todo, seguimos adelante y con toda la ilusión para que nuestro padre, que luchó por su comercio hasta el final y seguía teniendo allí su despacho y base de operaciones, no asistiera en vida a su cierre. Purificación y Rosario, estuvieron continuamente haciendo compras, dándole rotación a los artículos, renovando temporadas, y a pesar de las dificultades, lograron mantenerlo en pie todos estos años. Han luchado mucho, y han mantenido vivo el legado de José Navarro tras su fallecimiento, hasta el reciente cierre de las instalaciones”, concluye Francisco Navarro. 

Almacenes Navarro / Foto. Cedida Familia Navarro

Desde finales de enero, la calle Dionisio Guardiola está triste, porque el comercio de las banderas y el mapamundi ha echado el cierre tras 50 años de impecable andadura. Siempre nos quedará el recuerdo de José Navarro, cuya inquietud y afán de superación, han quedado latentes en el comercio de Albacete. Un hombre que nunca regateó en sus inversiones, en trabajo y esfuerzo, y sobre todo en la ilusión por ofrecer al público albaceteño los que fueron, en su día, los más importantes almacenes de la región.

Modesto Colorado

Comunicador y cantante de Albacete. Más de 20 años de experiencia en medios de comunicación, especializado en información y reportajes de ámbito cultural.
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