Las aceitunas con sabor Albacete con más de un siglo de historia

La historia de la mítica ‘Aceitunas Adrián’

Con más de 100 años de historia, ‘Aceitunas Adrián’ comenzó su andadura vendiendo aceitunas en un kiosco de madera en la puerta del mercado Municipal, hasta convertirlas en las más famosas de Albacete. Un negocio familiar en el que ya empieza a trabajar la 5ª generación, conservando siempre su sabor y aroma casero tradicional de la tierra. 

Adrián navarro (4ª generación), expresidente, químico, y maestro aderezador de ‘Aceitunas Adrián’, nos cuenta que fue su bisabuelo el que “allá por los años 20 comenzó con la aventura de la aceituna. Años más tarde, su hijo Adrián, mi abuelo, puso las primeras tinajas debajo de la casa donde vivía, comenzando así a cimentar las bases del negocio. Por aquel entonces, se despedía de mi abuela, y se iba con un carro y una mula hasta Sevilla a por aceitunas, algo que le llevaba entre 20 a 30 días de viaje de ida y vuelta. De allí se traía la aceituna sevillana cargada en barriles tipo bocoy de madera. También traía aceituna local de la provincia, más concretamente de la zona de Hellín, Agramón y Sierra del Segura, que luego vendía en un puesto en la plaza mayor”. 

Aceitunas Adrián / Imagen: cedida

En aquella época existían fielatos, unas casetas de cobro instaladas en las entradas de Albacete, en las que “se pagaban unas tasas municipales cuando se entraba en la ciudad con mercancías traídas desde otros lugares. Mi abuelo era muy ‘artista’, y un gran relaciones públicas. Conocido a nivel social, se relacionaba habitualmente con toda la jet set albaceteña de la época, y, gracias a eso, los vigilantes miraban hacia otro lado cuando mi abuelo pasaba con su mercancía por el fielato”, revela. 

Adrián Navarro (1ª Generación)

Un puesto de aceitunas en la Plaza Mayor

Adrián Navarro (2ª generación) montó un puesto en el mercado de la Plaza mayor de Albacete, en el que “además de aceitunas, vendía altramuces, helados y agua de cebada. En aquellos tiempos no había aceitunas en las tiendas, por lo que todo el que quería comprar, tenía que ir al mercado a por ellas. El mercado de la Plaza Mayor era como un gran centro comercial donde iba todo el mundo. Estaba abierto de lunes a sábado por las mañanas, y podías encontrar de todo. Estaban los mejores carniceros, fruteros, y pescaderos de la ciudad, y había hasta limpiabotas, que por unas monedas te dejaban los zapatos relucientes. En un principio, mi abuelo instalaba allí un puesto con hierros y una lona, hasta que mi padre volvió de la guerra, momento en el que cogió las riendas del negocio, consiguiendo la aprobación de un kiosco de madera fijo en el mercado. Sin duda, un gran paso en el progreso de ‘Aceitunas Adrián’. A partir de entonces, el puesto empezó a funcionar muy bien, comenzó a hacer falta más mano de obra, y, con vistas al futuro, mi padre metió a sus dos hermanos pequeños, Celio y Miguel, en el negocio”, indica. 

Kiosko de madera de Aceitunas Adrián / Cedida

La expansión de ‘Aceitunas Adrián’ 

Con Adrián Navarro (3ª generación) comenzó la expansión de ‘Aceitunas Adrián’. “Mi padre era muy serio y trabajador, y con mucha vista para los negocios. Si ya mi abuelo llevaba la contabilidad con la gorra, porque era donde llevaba las facturas de los altramuces o las aceitunas, mi padre ni eso. Él lo llevaba todo en la cabeza y no se apuntaba nunca nada. 

Adrián Navarro junto a su hijo (3ª y 4ª generación)

Desde que era pequeño me inculcó el valor de lo que era tirar hacia delante con el negocio. Un negocio en el que, si trabajabas bien, se podía hacer dinero, y así fue. De este modo, se empezó a ampliar el negocio, primero con un puesto móvil en el antiguo mercado de la Plaza de las Carretas, y más tarde, con otro en un mercado que habilitaron en la zona de las ‘Casas baratas’, por lo que llegamos a tener presencia en los tres mercados que hubo en la ciudad. Estos dos últimos no llegaron a funcionar del todo, y con el tiempo fueron decayendo hasta desaparecer, quedándose solo el de la plaza mayor, que ofrecía más oferta y la gente ya tenía el hábito de ir. Cuando tenía 13 0 14 años, llegué a vender en los tres mercados, junto a mi tío Celio, mi tío Miguel, e incluso con mi padre, que estaba en el de la Plaza Mayor. Allí, además del Kiosco de madera, teníamos un almacén en el edificio de la torre del reloj de la plaza, enfrente de lo que es ahora la chocolatería Valor”, detalla. 

Adrián Navarro y el tío Manuel ( 3ª Generación)

Esto dura hasta principios de los años 80, cuando empiezan a llegar a Albacete las grandes superficies, y el mercado empieza a decaer. “En ese momento quitan el mercado de la plaza Mayor, y lo trasladan al mercado de Villacerrada actual. En la nueva ubicación nos quedamos con dos puestos. Mi padre, con muy buen criterio, instaló uno en cada entrada, para que la gente se topara con ‘Aceitunas Adrián’, entrara por donde entrara. Él sabía que los clientes iban al mercado con la idea inicial de comprar la carne o el pescado, por lo que no podíamos estar escondidos. Teníamos que estar en primera línea de fuego, donde la gente viera el puesto con facilidad, y de paso se llevara unas aceitunas también”, puntualiza. 

Kiosko de olivas / Cedida

Donde veía un hueco, ponía una tinaja

Al principio, el género de ‘Aceitunas Adrián’ se elaboraba en un almacén que tenían en la calle del Sol, pero poco a poco se fueron expandiendo.  “Mi padre donde veía un hueco ponía una tinaja. Cogía un terreno, construía un almacén en los bajos de la edificación, lo llenaba de tinajas de barro para la aceituna, y ya luego hacía casas encima. Así lo hizo en la calle del Sol, donde teníamos debajo el cocedor de altramuces, y más de 100 tinajas para la aceituna. Luego en la calle San Luis, en la que montó un almacén para elaborar la aceituna negra, y más tarde en Joaquín Quijada, con el mismo modus operandi, ampliando así el negocio”, señala. 

Tinajas / Cedida

Estos tres almacenes estuvieron funcionando al mismo tiempo durante varios años, hasta que “mi padre pensó en unificar el negocio. Estábamos todo el día con el carro y la mula de un lado para otro. Se perdía mucho tiempo, y era mucho lío. Además, teníamos las aceitunas negras por un lado, las verdes por otro, los altramuces por otro, y en tres sitios diferentes que había que mantener. Así que, con gran visión de futuro, tuvo la idea de cerrar los tres almacenes y unificar todo en un gran almacén en Campollano. En esta nueva etapa, constituimos una sociedad formada por siete socios: mi padre y dos de sus hijos (Adrián, y Juan), mi tío Celio y dos de sus hijos (Pepe y Celio), y mi tío Miguel. Era la década de los 70, y fuimos pioneros en el polígono, ya que por allí no había casi nada todavía. No teníamos ninguna nave alrededor, tan solo estaba enfrente ‘Laige’, una empresa de costura, que luego desapareció”, recuerda. 

Almacén en los años 70 / Cedida

‘Aceitunas Adrián’ en la actualidad

Ya han pasado más de 50 años desde el traslado a Campollano, tiempo en el que el negocio ha seguido adelante. “De aquellos 7 socios, fallecieron mi padre, y sus dos hermanos, y de los cuatro restantes, tres estamos jubilados, y es mi hermano Juan, quien sigue al frente del negocio en la nave de Campollano. Por otro lado, en el puesto de Villacerrada se ha quedado mi primo, Adrián Navarro, hijo de mi tío Celio, que está modernizando y renovando el negocio, aportándole frescura. Está ofreciendo gran cantidad de pinchos, sacando a la luz nuevas creaciones, aderezos y sabores nuevos, pero siempre con el aroma tradicional de ‘Aceitunas Adrián’. Un ejemplo es el de ‘Las aceitunas de la abuela Catalina’, una receta de mi abuela, o el de una aceituna que ha puesto de moda, la llamada ‘Chupadedos’. Siempre me ha gustado viajar y conocer lugares nuevos, algo que, desde mi jubilación, practico a menudo. En estos viajes, a donde quiera que vaya, voy visitando los puestos de aceituna que me voy encontrando. Después de haber visto muchos, puedo decir que no hay ninguno en todo el mundo como el que tenemos nosotros en Albacete”, concluye. ‘Aceitunas Adrián’, una empresa familiar con sabor Albacete, con más de 100 años de tradición aceitunera, siempre del campo a la mesa. 

Puesto de Aceitunas Adrián en el Mercado de Villacerrada

Modesto Colorado

Comunicador y cantante de Albacete. Más de 20 años de experiencia en medios de comunicación, especializado en información y reportajes de ámbito cultural.
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