La maravillosa colección de esta albaceteña

El pequeño mundo de la albaceteña Isabel Montero

A sus 82 años, la albaceteña Isabel Montero fabrica artesanalmente casitas en miniatura en las que no falta detalle, ya que todo está cuidado al milímetro.

Isabel, que cuenta ya con una increíble colección de casas de muñecas elaboradas por ella misma, explica que “la afición comenzó hace cinco años, cuando vi una casa de muñecas para construir, que salía por entregas de la mano de la editorial ‘Salvat’. Como me quedé prendada, mi marido decidió regalármela todas las semanas. En un principio, lo vi muy difícil y pensé que no sabría hacerlo, pero un día me armé de valor, coloqué el plano en la pared, y poco a poco fui construyéndola”.

El pequeño mundo de la albaceteña Isabel Montero

De este modo, semana a semana, Isabel vivía un momento emocionante mientras su casa de muñecas iba cobrando vida. “Me fui dando cuenta de que lo podía hacer, y de que cada día me gustaba más. Descubrí que se me pasaban las horas volando, fabricándolas y recreando estancias únicas y evocadoras que me hacían sentir muy bien. Así que, como me entretenía tanto, en cuanto la terminé, mi hija Isabel me regaló otra casa para construir”, señala. 

El pequeño mundo de la albaceteña Isabel Montero

Maravillosas viviendas en miniatura con encanto

Desde ese momento, Isabel no ha dejado de crear y decorar maravillosas viviendas en miniatura llenas de encanto. Casas con varias estancias, con su cocina, comedor, salón, baño y dormitorios. Además, todas cuentan con una fachada completa que, mediante un sistema de bisagras, cierra y protege el interior. “Hago desde los cimientos hasta el tejado. Hay que tener en cuenta que, al igual que los edificios de verdad, los cimientos hay que hacerlos bien, porque si no la casa se te puede venir abajo. Además, tengo que tener cuidado al construir la base, porque si varía en unos milímetros, lo demás ya no encajaría bien. A partir del esqueleto, voy creando y le voy dando vida. Por ejemplo, algunos tabiques los hago con cartón pluma, y los huecos de las puertas, e incluso las mismas puertas, las hago a mi gusto. Para los cristales uso unas láminas de plástico duro transparente, las corto y las voy pegando”, detalla. 

Decoración al detalle

Una vez construida la casa, la decora al detalle con todos sus complementos. “Siempre miro revistas de decoración y de diseño de interiores para trasladarlo a mi mundo, y así decorar mis pequeñas casitas. Pienso lo que voy a hacer, y basándome en eso comienzo a decorar. Pinto las paredes o le pongo el papel pintado que le vaya a cada habitación, y después voy colocando los muebles y las cortinas. Tengo que hacer los tapizados de los sofás, montar las sillas, y hasta coso las cortinas, por lo que al final se podría decir que toco todos los palos. Hago de arquitecta, decoradora, diseñadora de interiores, pintora, tapicera, carpintera, y costurera”, revela.

Un trabajo totalmente artesano en el que utiliza todo tipo de materiales, como tela, madera, cartón, o algodón. “A la hora de salir en busca de los materiales me he vuelto asidua a los bazares chinos y a las tiendas de ‘todo a 100’. Si es cierto que hay cosas, como las lámparas, que son difíciles de conseguir, pero mi hija Isabel las pide directamente a China, y en unos días las tengo en casa”, asegura. 

A veces también se atreve a ser encuadernadora, puesto que hace libros en miniatura que coloca en las estanterías de las habitaciones. “Mi hija Isabel, que me ayuda mucho con esto, me saca con el ordenador las hojas reducidas, y luego las voy recortando minuciosamente, pegando, encuadernando y poniéndole todos los detalles. Tengo hecho el libro de ‘Don Quijote de la Mancha’, el de ‘Fábulas’, o el de ‘Mujercitas’, entre otros. Algunos de ellos incluso se pueden leer, y otros son tan sumamente pequeños que es casi imposible”, indica. 

Más de un centenar de pequeñas casas 

Hasta la fecha, Isabel ya ha construido más de un centenar de casas, de las cuales, la mayoría las ha regalado. “En casa me he quedado las más grandes, porque me cuesta desprenderme de ellas. Y es que, una de tres plantas me puede llevar tres meses para hacerla, y al final paso tanto tiempo con ellas que les cojo mucho cariño. Entonces luego hago casitas más pequeñas para regalárselas a familiares y amigos. La gente cercana me dice que tengo que hacer alguna exposición o algo para qué la gente las vea, pero de momento las hago para mí. Además, son muy delicadas y están llenas de cosas, por lo que desplazarlas sería muy difícil”, refleja.

Una afición que “podría estar disfrutando siempre, porque se ha convertido en algo muy especial para mí. Además, estoy un poco delicada de la espalda, y noto que me duele menos desde que lo estoy haciendo. Quieras que no, estoy moviéndome y eso se nota”, concluye. Bienvenidos al pequeño mundo de Isabel: casas con todo lujo de detalles, y un sinfín de ambientes en miniatura.

Modesto Colorado

Comunicador y cantante de Albacete. Más de 20 años de experiencia en medios de comunicación, especializado en información y reportajes de ámbito cultural.
Botón volver arriba