Este miércoles la Plaza de Toros de Albacete acogió la séptima de abono y la que fue la segunda cita con las figuras, pues Morante de la Puebla, Paco Ureña y el triunfador absoluto de San Isidro, Ángel Tellez, hicieron el paseíllo en el coso de la calle Feria.
Los toros fueron de Samuel Flores y Domingo Hernández, tres de cada uno y uno de cada en los tres lotes, en ese nuevo invento llamado ‘Desafío Ganadero’ al que siempre envuelve el tufillo de limpieza de corrales como ya pasara ayer con los astados de Juan Pedro Domecq y Victoriano del Río.
Antes de entrar en materia con lo que fue la corrida y como dato, cabe destacar que en este festejo se incumplió el reglamento taurino de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, redactado en tiempos de José Bono y que impide y prohíbe tajantemente la presencia de políticos en el callejón. Pues bien, esta tarde, en el de la Plaza de Toros de Albacete estuvieron Doña Eva María Masías, alcaldesa de Ciudad Real por Ciudadanos, y José López Carrizo, alcalde de Tarancón (Cuenca) por el PSOE.
Abrió plaza Pernachiquillo, de la ganadería de Samuel Flores, un toro de 581 kilos de peso y bien presentado, negro de capa, nacido en septiembre de 2017 y por tanto cinqueño y herrado con el número 3 en los costados.
No quiso ni verlo Morante de la Puebla en el capote y los tercios de varas y banderillas rozaron el despropósito, pasando José Antonio directamente a la faena de muleta sin realizar brindis alguno y dejando una buena serie de mantazos y grandes dosis de falta de profesionalidad, pues no lo lidió y sólo se lo quitó de enmedio con un bajonazo digno de acabar en el cuartelillo.
Cierto es que el toro no tenía nada, pero el que paga una entrada se merece mucho más y el público se sintió engañado por un Morante de la Puebla que con esa actitud sólo demuestra falta de profesionalidad. Y ahora que vengan a defenderlo esos que por sólo hacer el paseíllo ya le dan dos orejas al de La Puebla.
Hubo pitos para el toro en el arrastre y bronca para el poco profesional Morante de la Puebla.
Para terminar la reseña, decir que la faena de muleta/mantazos de Morante duró escasos 1 minuto y 20 segundos y que el sevillano iba vestido de púrpura y oro.
Amante fue el segundo de la tarde, de la ganadería de Domingo Hernández, negro de capa, de 481 kilos de peso, nacido en marzo de 2018 y herrado con el 21 en los costillares.
Fue el primero del paisano por matrimonio Paco Ureña, que vestido de azul marino y oro dio los primeros lances de capote entre el runrún y los pitos que generó la presentación y las facultades físicas del astado.
Apenas hubo pelea en varas y con un ajustado quite quiso Ureña intentar ir enderezando la tarde, pero Amante no estaba por la labor y colaboró muy poquito, por no decir nada, al igual que pasó en banderillas.
Brindó Ureña al público y comenzó la faena por estatuarios en la boca de riego, escuchándose más de un ¡uy! en los tendidos por lo cerca que se pasó a su noble oponente.
Enseguida se echó la muleta a la zurda y con la del dinero llegaron los mejores lances de una faena que tuvo toreo en redondo de calidad y con mucho temple.
Toro y torero se movían por momentos a cámara lenta en una sintonía perfecta y el público estaba disfrutando con lo que el albaceteño de adopción Ureña estaba cuajando sobre el albero.
Pisó el diestro los terrenos que tocaban y cuando uno se planta ahí es complicado que el animal no tome la muleta, pero es que además cargó la suerte, templó, mandó y en ocasiones bajó tanto la mano que casi la arrastró por la arena.
Derrocho compromiso, torería y buen hacer Ureña, que además dejó una grandísima estocada como preludio de las dos orejas que le fueron concedidas con criterio por el público y la Presidencia. Aquí no hubo regalo como ayer a Manzanares.
El respetable despidió a Amante con palmas durante su arrastre.
Maniatado fue el tercero de la tarde y el que supuso el debut como matador de toros de Ángel Tellez en Albacete, un ejemplar de Domingo Hernández de capa negra y 508 kilos de peso, que estuvo herrado con el número 74 en los costados y que había nacido en septiembre de 2016 y tenía nada más y nada menos que 6 años. Para que luego digan que los ‘Desafíos Ganaderos’ no son limpieza de corrales.
Estuvo voluntarioso en todo momento Ángel Tellez, que tenía ganas de demostrar que lo de San Isidro no fue flor de un día y que no estaba dispuesto a amilanarse por aquello de estar acartelado con dos figuras.
Sin embargo, lo que había delante no era válido para la lidia y el triunfo y poco o nada se pudo ver de Ángel Tellez en el primero de su lote, aparte de voluntad.
Hubo silencio para toro y torero durante el arrastre y tras él.
Tellez vistió de blanco y oro hoy en Albacete.
Tras el intermedio para la merienda llegó el turno de Mediodía, de la ganadería de Domingo Hernández, de casi 6 años al haber nacido en diciembre de 2016, de capa negra, herrado con el número 8 en los costillares y de 553 kilos de peso.
Tras su falta de profesionalidad en el que abrió plaza, Morante fue recibido con pitos, pero todavía fue peor cuando saltó el toro a la plaza, ya que nadie salía a hacer nada y el desconcierto fue total.
Lo que ocurrió fue que por un error en los chiqueros se dio plaza al sobrero en vez de al cuarto, por lo que, como es lógico, Morante y su cuadrilla pasaron de hacerle nada.
La cosa se solucionó abriendo al astado la puerta del patio del arrastre y mandándolo a los corrales.
Tras el despropósito, ahora sí, Mediodía salió al ruedo y Morante no puso muchas ganas, volviendo a conseguir a un público que ya gritaba olé a cada esperpento que hacía con los trastos el diestro sevillano.
Lo que vino después, tres cuartos de lo mismo. Falta de profesionalidad y falta de respeto a un público que de nuevo le hizo sentir su malestar a Morante de la Puebla con sus pitos.
Lo de hoy de Morante en Albacete es para que quede en la memoria de mucha gente y el sevillano no vuelva a pisar esta plaza en mucho tiempo. Todavía hubo gente que le aplaudió, pero si lo que hizo Morante hoy en Albacete lo hace otro tiene que salir escoltado por los GEOS.
Pitanoches fue el quinto de la tarde, de la ganadería de Samuel Flores, herrado con el número 63 en los costados, nacido en septiembre de 2017 y por tanto con 6 años de edad, negro listón de capa y de 586 kilos de peso.
Tras unos insulsos primeros tercios, llegó el turno de la muleta, faena que comenzó Paco Ureña tras brindar al Niño Belén.
Lo intentó todo el torero, pero a pesar de su voluntad no hubo gran lucimiento debido a las escasas condiciones del animal, que aún siendo noblón y sin malicia presentaba una embestida brusca y de poca transmisión.
Valiente, Ureña tragó saliva en más de una ocasión y no estuvo cómodo en la cara del de Samuel Flores.
No tuvo acierto con los aceros el torero nacido en Lorca y todo se descafeinó todavía más.
Hubo pitos para el de Samuel en el arrastre y palmas para Ureña por su voluntad.
Pitanoches fue también el sexto, y no es que hubiera un error, sino que era hijo de la misma vaca que el anterior. En este caso, el astado era de capa tostada chorreada, pesó 553 kilos, llevaba el número 60 en los costados y había nacido en septiembre de 2018.
El de Samuel Flores fue el segundo del lote de un Ángel Tellez que brindó al público antes de comenzar con la muleta y que entendió más o menos bien al de la ganadería de Povedilla, aunque le costó cruzarse y posicionarse en el sitio exacto que requería el toro. Aún así, dejó lances de calidad y conectó con los tendidos a pesar de los altibajos que tuvo su faena con la franela.
Se entregó en exceso en el tramo final y el Samuel se lo echó a los lomos, viviéndose tensos momentos hasta que se levantó por su propio pie ya que en primera instancia se temió lo peor y se pensó que podría haber cornada.
Mató de manera efectiva aunque algo tardía por lo que se demoró la caída del toro, concediéndole el público un trofeo por su entrega, aunque quizá se bajase de nuevo un tanto el listón del rigor dando esa oreja al torero madrileño.
/Fotos: Ángel Chacón/
