La Feria Taurina de Albacete 2022 cruzaba este martes su ecuador y lo hacía con la primera comparecencia de las figuras en los carteles, llegando el turno para El Fandi, Manzanares y Cayetano, que se median a un ‘Desafío Ganadero’ con más alharacas en el nombre que kilos y trapío y en el que se lidiaron 3 toros de Juan Pedro Domecq y otros tantos de Victoriano del Río.
Con cielo velazqueño y amenaza constante de lluvia comenzó puntual el festejo, que lo hizo con la tónica habitual de esta Feria Taurina de Albacete 2022, sin llenar la plaza. Y es que, Casas y Amador se han ganado a pulso en los despachos que en esta Feria previsiblemente solo veamos el ‘no hay billetes’ en un festejo, el del próximo jueves 15. Y aunque algunos quieran disfrazar de éxito que con El Fandi, Manzanares y Cayetano en el cartel se cubran tres cuartos del aforo en la segunda semana de Feria, a todas luces no es así y quizá lo digan porque tienen algo que agradecer a la UTE organizadora del festejo. Y ojo, que en una plaza como la de Albacete en la que prima la estrechez de los asientos, cuando falta el vecino y uno se ensancha en su sitio, el efecto visual hace que parezca que hay más gente de la que realmente hay. Dicho esto, la plaza tampoco se llenó y se ocuparon tres cuartos del aforo. Albacete tiene afición de sobra para llenar con creces la Plaza, pero cuando les planteas carteles sin rematar el aficionado no es tonto. Esta Feria debería servir para que el Ayuntamiento diera un serio aviso a la empresa.
Así pues, llegadas las 18.00 horas y al son de los acordes de la banda de música El Fandi, Manzanares y Cayetano hicieron el paseíllo con elegancia y toreria, pero también con un ojo puesto en el cielo y en los abrigos de la plaza donde se arremolinaban los papelillos, porque por si fuera poco también hacía viento.
De coral y oro con remates en azabache, el Fandi recibió con maestría a ‘Entrenador’, de la ganadería de Victoriano del Río, un ejemplar negro mulato de 493 kilos de peso, herrado con el 108 en los costados y nacido en enero de 2017.
Tras un justito puyazo, El Fandi hizo las delicias del público con las banderillas y comenzó la faena de muleta en los terrenos del tendido 1 tras brindar al público.
Noblón, algo mansote y avacado, ‘Entrenador’ fue sometido por abajo por El Fandi para enseñarle a embestir y a base de mugidos e incómodos cabezazos fue tomando la franela del torero de Granada, que con mucho temple ayudó al toro y evitó que cantara la gallina con el de Victoriano del Río.
Sin apenas tocarle la muleta a El Fandi, el astado se fue rajando a pasos agigantados por su falta de fuerza y el diestro de Granada tuvo que cambiar el estoque simulado por el de acero, dejando una faena incompleta por la falta de oponente y una estocada hasta los gavilanes, que a pesar de ello fue insuficiente para mandar al primero de la tarde al desolladero y El Fandi tuvo que tirar de descabello.
El público reconoció su esfuerzo con una ovación y ahí terminó todo, aunque hubo petición minoritaria desde los tendidos.
‘Trapero’ fue el segundo de la tarde, un toro de 479 kilos de la ganadería de Juan Pedro Domecq, negro de capa, nacido en diciembre de 2017 y herrado con el 100 en los costillares.
Justo antes de su salida comenzó a llover y llegó el habitual remolineo de aficionados buscando la grada cubierta, mientras, de corinto y oro y con suma elegancia, José Maria Manzanares comenzaba su faena con el capote.
Muy falto de fuerza, el de Juan Pedro se llevó un mínimo picotazo y mucho mimo en las banderillas, y aún así llegó pidiendo oxígeno y perdiendo las manos a la muleta.
Captó Manzanares muy pronto el detalle y se ahorró lo del brindis, intentando llevar muy tapado al torete (con menos peso que dos novillos de ayer) y tratando de evitar llevando la muleta alta que cada dos por tres estuviera con las rodillas hincadas en el albero.
Despachó Manzanares al anovillado ejemplar de Juan Pedro con media estocada en todo lo alto y lo mandó al patio de mulillas al mismo tiempo que el sol volvía a asomar entre los nubarrones y daba luz a los tendidos. Paradojas del destino.
Hubo pitos durante el arrastre para el toro y ovación para el diestro, que cariñosamente Manzanares devolvió desde el tercio.
El tercero de la tarde fue ‘Versito’, un castaño de 497 kilos de peso de la ganadería de nuevo de Juan Pedro Domecq, nacido en febrero de 2017 y herrado con el número 67.
Cayetano, de rosa y oro, quiso gustar con el capote y aunque apenas lo consiguió sí arrancó los primeros aplausos de un público que tenía ganas de ver algo de provecho sobre el albero.
Pero con lo que los Juan Pedros llevaban dentro hoy era muy difícil poder ver lo que el público quería, ya que la falta alarmante de fuerza fue la tónica general de los dos ejemplares vistos hasta ahora y por ello también hubo que mimar cuán bebé a ‘Versito’ en varas y banderillas.
Hubo brindis al público desde los medios y muleta a media altura en el tercio definitivo, ya que a poquito que la franela rozara el suelo el de Juan Pedro perdería las manos por su escasa energía.
Por lo menos repetía, eso sí, no iba a ser todo malo, pero al poner en una balanza las virtudes y defectos de ‘Versito’, el plato que se iría más abajo sería el de los defectos.
Así pues, la faena de Cayetano se basó más en tapar defectos y torear de cara a la galería que para los aficionados de verdad, pero con lo que tenía delante tampoco se podía pedir más.
Falló con los aceros el hijo de Paquirri y tuvo que entrar a matar hasta en 3 ocasiones para dejar una estocada casi entera y algo tendida. Hubo ovación para Cayetano y pitos para ‘Versito’.
‘Gitanito’ saltó al ruedo tras el descanso para la merienda y con él se cerró el ‘hat trick’ de flojeras que mandó Juan Pedro Domecq al desafío ganadero, poniéndolo muy fácil así a Victoriano del Río para que el supuesto desafío cayera del lado de los astados que pastan en Guadalix de la Sierra.
De 486 kilos de peso, colorado de capa, herrado con el 53 en los costados y nacido en febrero de 2018, ‘Gitanito’ fue recibido de rodillas con el capote por El Fandi y a la mínima que se le exigió ya perdió las manos.
En el caballo más que una puya se llevó una vacuna y tras un quite por ‘Lopecinas’ llegó el turno de las exigentes banderillas que suele dejar El Fandi, donde el nazarí derrocha su enorme poderío físico y su facilidad con los palitroques.
No hubo brindis viendo El Fandi lo que estaba por venir y podríamos decir que en las banderillas se terminó todo, ya que el Juan Pedro llegó desfondado a la fase principal y El Fandi más que torear sólo pudo pegar muletazos sueltos. Lamentable lo que mandó Juan Pedro Domecq para este martes a Albacete.
Hubo estocada entera por parte de El Fandi al entrar a matar y mandó a su oponente rápidamente al desolladero, recibiendo el reconocimiento del público en forma de una inentendible petición de oreja que hizo saltar las dudas y volver a plantearse el rigor que se supone tiene la afición de Albacete.
Joaquín Coy no la consideró mayoritaria y no hubo oreja regalada para El Fandi.
‘Misterio’ fue el quinto de la tarde, un toro negro mulato de 497 kilos de peso, de la ganadería de Victoriano del Río, nacido en mayo de 2017 y herrado con el número 1.
Con los Juan Pedros ya siendo preparados para el estofado, lo que vino de ahí en adelante no se cayó, tuvo más fuerza y pudo pelear en varas, poniendo mucho más en evidencia lo flojito de los tres ejemplares que presentó Juan Pedro Domecq a un ‘Desafío Ganadero’.
Desestimó Manzanares realizar brindis alguno y tiró de elegancia para sacar al toro a los medios e iniciar la faena de muleta, mostrándose de ahí en adelante muy firme, con profundidad, cargando la suerte y dejando las mejores tandas de muletazos de toda la tarde hasta el momento.
Había entendido muy bien Manzanares a ‘Misterio’ y estaba cuajando una estética y ligada faena, llevando embebido en la franela a un toro que en su sangre llevaba el ir suelto pero que fue sometido a base de temple por el torero de Alicante y raíces hellineras por parte de madre.
Probó Manzanares más el pitón derecho que el izquierdo y a la hora de matar anduvo efectivo tras dejar media estocada cargada de muerte que no tardó en hacer doblar al toro.
Los pañuelos tiñeron de blanco los tendidos de inmediato y era indudable que una oreja merecía, sin embargo, en esta ocasión fue Joaquín Coy el que tiró por los suelos el listón del rigor y regaló la segunda oreja a Manzanares. Increíble, pero cierto. Bajonazo de la Presidencia, que con su decisión desproporcionada regaló la puerta grande al alicantino. Una oreja hubiera sido más que suficiente.
Cerró plaza ‘Misicato’, de Victoriano del Río, con 518 kilos de peso, el que más de todo el encierro, herrado con el 93 en los costados y nacido en febrero de 2018.
Anduvo Cayetano justito con el capote y la emoción llegó en el tercio de varas, donde el toro empujó con fuerza y batió un duro duelo con el picador, que a punto estuvo de ser descabalgado y que si no lo fue no fue por otra cosa que por la ayuda de los matadores.
Tras las banderillas llegó el turno de la muleta, empezando Cayetano la faena sentado en el estribo y pasando después a torear de rodillas.
Se quitó las manoletinas Cayetano para sentirse más asentado en el albero y trató de agradar al respetable, pero si no pisas los terrenos que el toro te pide es complicado que el animal embista como debe y dé todo lo que tiene.
Aguantó el de Victoriano del Río una faena larga, que no buena, y ni abrió la boca, pudiéndole haberle sacado mucho más un Cayetano que estuvo por debajo del nivel del toro.
Mató mal el torero, ya que vistió de guardia al astado, acertando a la primera con el verduguillo y mandándolo al desolladero mientras el público con sus pañuelos le regalaba una oreja tras una esperpéntica decisión que, de nuevo, hace dudar del rigor y seriedad que siempre tuvo esta plaza y que cada vez se ha perdido más.
/Fotos: Ángel Chacón/
