Este 9 de septiembre la Plaza de Toros de Albacete acogió la segunda de abono y la que a la postre fue la primera de las dos novilladas picadas que componen el ciclo septembrino albaceteño.
De los chiqueros salió un encierro de la ganadería albaceteña de Los Chospes, bien presentados en líneas generales y de juego desigual. En lo que al cartel respectó, el albaceteño Cristian Pérez, el iniestense Alejandro Peñaranda y el francés Lalo de María, que debutaba en el coso de la calle Feria y por tanto hizo el pasillo desmonterado, compusieron la terna de ilusionados novilleros.
En lo que al público se refiere, no se llegó a cubrir la mitad del aforo y aunque esto por desgracia es medianamente normal en las novilladas, cada vez hay menos dudas de que esta Feria Taurina de Albacete 2022 será la feria del cemento debido al flojo hacer en los despachos de la UTE Casas-Amador a la hora de confeccionar los carteles y a la benevolencia de Vicente Casañ desde la concejalía de Asuntos Taurinos con lo que los empresarios le presentaron.
Volviendo al festejo de hoy, abrió plaza ‘Entretenido’, que dejó 437 kilos de peso a su paso por la báscula, que presentó capa negra, que estaba herrado con el 57 en los costados y que había nacido en junio de 2019.
Vestido de grosella y plata, Cristian Pérez se fue a la puerta de toriles para recibir al de Los Chospes y lo hizo con una larga cambiada de rodillas a portagayola, saliendo el novillo muy suelto del lance y costando después meterlo en harina. Como curiosidad, cabe destacar que el capote que portaba Cristian Pérez en este primero de la tarde fue propiedad de Roca Rey y así estaba serigrafiado por su envés.
Tras unos tercio de varas y de banderillas aseaditos, brindó Cristian Pérez al público y se fue a los medios para torear firme como un junco y con los pies en una baldosa, arrancando más de un ¡uy! en los tendidos y los primeros aplausos se la tarde.
Con tranquilidad y saber hacer, Cristian Pérez fue ligando muletazos y tandas y lo hizo casi siempre bien, sacando al novillo todo lo que tenía y estando siempre por encima del juego que ofreció el del hierro de la bellota.
Estaba entregado Cristian Pérez con el novillo y a punto estuvo de pagarlo con sangre, ya que en un momento dado el astado se lo echó a los lomos y voló por los aires, preocupando en los primeros instantes a todo el mundo por lo aparatoso de la cogida y porque quedó conmocionado tras el golpe que recibió en la cabeza al caer al suelo.
Rápidamente Cristian Pérez fue trasladado en volandas por su cuadrilla a la enfermería de la Plaza de Toros de Albacete, pero por fortuna nada más llegar al hule recobró la consciencia y aunque renqueante y aturdido, el novillero de Albacete volvió al ruedo para matar al novillo entre la sorpresa y los aplausos del público.
Dolorido y sin estar en plenas condiciones, Pérez demostró que los toreros están hechos de otra pasta y se jugó la vida al entrar a matar.
Tras la faena realizada antes del incidente, el derroche de casta y la buena estocada que dejó, el público premió al novillero de Albacete con una oreja.
Paseó Pérez el trofeo como buenamente pudo y de nuevo se fue a la enfermería para ser atendido por el Doctor Pascual González Masegosa y su equipo médico.
‘Rabanito’ fue el segundo de la tarde, primero del lote del iniestense y ex alumno de la Escuela Taurina de Albacete Alejandro Peñaranda, que vestido de verde botella y oro dejó unos buenos lances con el capote.
Con 463 kilos de peso, negro mulato de capa, herrado con el 62 en los costados y nacido en mayo de 2019, ‘Rabanito’ peleó bien en varas y fue metido incomprensiblemente dos veces al caballo, quedando algo mermado para el tercio de banderillas y lo que estaba por venir.
No hubo brindis de Peñaranda tras el preceptivo saludo y permiso a la Presidencia, yéndose poco a poco y pausadamente a por el novillo para intentar meterlo en los engaños, algo que más o menos consiguió a pesar de la reticencia del de Los Chospes.
Conforme avanzaba la lidia fueron creciendo toro y torero, cuajando Peñaranda varias tandas de calidad y consiguiendo el reconocimiento del público en forma de aplausos.
Sin embargo, ese reconocimiento no llegó desde la banda de música, que no dedicó acorde alguno para el joven novillero a pesar de que los merecía.
Quizá molesto por ello o quien sabe los motivos, Peñaranda cortó muy pronto la faena y cambio el estoque simulado por el de acero y entró a matar, dejando una estocada en el ‘Rincón de Ordóñez’ que de ortodoxa no tuvo nada pero sí de efectiva como suele ser habitual cuando se clava en esa zona semiprohibida.
Rodó el novillo de inmediato y a pesar de la desprendida estocada el público premió al novillero con una oreja, que Alejandro Peñaranda paseó orgulloso dando la vuelta al ruedo.
‘Príncipe’ fue el tercero de la tarde y llegó el turno del francés Lalo de María, que apoderado por José Antonio Campuzano hacia su debut en Albacete con este novillo de Los Chospes de 409 kilos de peso, de capa negra, herrado con el 59 en los costillares y nacido en marzo de 2019.
Aunque su debut con caballos fue hace tan sólo 6 meses en Olivenza, el de Montpellier mostró cualidades con el capote y no tardó en arrancar los primeros aplausos al respetable.
Se le forzó poco al novillo en los tercios de varas y banderillas y tras pedir permiso a la autoridad competente y brindar a un allegado que se encontraba en el callejon, Lalo de María, vestido de tabaco y oro, se fue a por el de Los Chospes frente al tendido 2.
Erguido y con fijeza, el francés aprovechó su gran altura y la longitud de sus brazos para dar mucha profundidad a sus muletazos, tapándole muy bien al toro sus posibles fugas y llevando al de Juan Fernando Moreno Román a los terrenos que quería el de Montpellier.
Sin embargo, De María no estaba sabiendo conectar bien los muletazos y la falta de ligazón le estaba privando de hacer un toreo con más quilates y por ende de conectar con el público.
Hijo del ganadero francés Cristophe Lambert y de la rejoneadora Marie Sara, el que fuera alumno de la Escuela Taurina de Sevilla a pesar de sus raíces transpirenaicas se fue aturullando conforme avanzaba la lidia y lejos de ir a mejor fue todo lo contrario, llegando incluso a estar muy cerca de ser cogido debido al sinsentido con el que hizo algunas cosas en la cara del novillo.
Por si fuera poco, marró con los aceros de manera estrepitosa al ser presa de los nervios y emborronó todavía más su actuación en el primero de su lote y tercero de la tarde.
En el arrastre hubo silencio para el novillo y tras él idéntico resultado para el novillero.
Infiltrado vía intravenosa y con un parte médico que presagiaba la rotura de una o varias costillas, Cristian Pérez saltó al ruedo para dar lidia al cuarto de la tarde tras el intermedio para la merienda y lo hizo tremendamente dolorido a pesar de los analgésicos, muestra del tremendo traumatismo torácico que sufrió el novillero de Albacete; tal y como indicaron fuentes del Equipo Médico de la Plaza de Toros consultadas por El Digital de Albacete.
‘Tirano’ fue el cuarto de la tarde, herrado con el 22 en los costados, nacido en noviembre de 2018, negro de capa y de 412 kilos de peso.
Tiró Cristian Pérez de garra y dejó unos bellos lances con el capote, demostrando que a pesar de las heridas no quería guardarse nada para sí y que si tras la corrida se tenía que ir al hospital quería hacerlo saliendo por la Puerta Grande en vez de por la del patio de caballos.
Tras el tercio de varas y el de banderillas, donde se desmonteró por su buen hacer Julien Karim, Cristian Pérez comenzó de rodillas la faena de muleta y enseguida demostró que quería sobreponerse a las dificultades y aprovechar la oportunidad que tenía este viernes en Albacete.
Ligó, templó y mandó Pérez sobre el novillo, dejando grandes muletazos y muestras de que su etapa novilleril debe ir encarando la recta final a sus 27 años.
Estaba entregado Cristian Pérez y toreando muy bien sobre el albero de la Plaza de Toros de Albacete, en perfecta sintonía con el público y cuajando una faena que si la culminaba como mandan los cánones con la espada le serviría para abrir de par en par la puerta grande de su plaza, de la Plaza de Toros de Albacete.
La suerte suprema no salió tan bien como Pérez hubiera deseado y tras pinchar en su primera acometida dejó más de media estocada en la segunda, sirviendo aunque de manera lenta para que el de Los Chospes terminara doblando.
La petición de trofeos fue mayoritaria y Pérez cortó la segunda oreja de la tarde y se ganaba con justicia el derecho de salir por la puerta grande.
Hubo petición de vuelta al ruedo para el novillo, pero Joaquín Coy no lo estimó así y el de Los Chospes fue despedido entre una sonora ovación durante el arrastre.
El quinto de la tarde fue ‘Mensajero’, nacido en diciembre de 2018, herrado con el número 12 en los costados, castaño de capa y que dejó 406 kilos de peso a su paso por la báscula.
El primer tercio, el de varas y el de banderillas discurrieron con rapidez y sin nada digno de mención ya que el novillo tenía escasa ms fuerzas y se le mimó al máximo para intentar que llegara lo mejor posible a la muleta, un tercio que comenzó tras el brindis de Peñaranda a Sergio Felipe, novillero albaceteño que ha tenido que cortar su temporada debido a una lesión en su hombro derecho después de un percance en Herencia (Ciudad Real) el pasado 20 de agosto.
Justito de fuerza y falto de bravura, ‘Mensajero’ No cumplió eso de no hay quinto malo y no mostró cualidades altamente aprovechables, aunque Alejandro Peñaranda trató de sacarle todo lo que el de Los Chospes llevaba dentro y corría por su sangre.
Erró Peñaranda con los aceros y el descabello y si había el más mínimo atisbo de que el de Iniesta pudiera volver a tocar pelo, todo se disolvió como un azucarillo en un vaso de agua en la suerte suprema.
Pitos para el novillo en el arrastre y ovación para Alejandro Peñaranda, que recogió los aplausos del respetable desde el tercio.
Cerró plaza ‘Tirano’, que llevó idéntico nombre que el cuarto al ser hijo de la misma vaca, mostrando capa negra, habiendo nacido en mayo de 2019, estando herrado con el 76 en los costados y que mostró un peso en la tablilla de 428 kilos de peso.
Abanto y escurridizo, Tirano poco quiso saber del capote de Lalo de María, al que le costó meter en harina al correoso de Los Chospes.
Tras un picotazo en el caballo y un tercio de banderillas sin forzar, Lalo empezó la faena de muleta con unos ayudados por alto frente al tendido 2 y poco a poco se fue abriendo buscando terrenos menos escondidos y más abiertos.
No estaban cómodos ni el toro ni el torero y su idilio tenía próxima la fecha de caducidad, cortando el francés por lo sano y yéndose a buscar los aceros tras un par de tandas bastante flojas.
Tal fue el panorama, que el toro se echó al suelo por aburrimiento y costó que se levantara para que el novillero francés entrara a matar.
Después de varios intentos, Tirano se fue al desolladero entre pitos y Lalo de María salió a pie por el patio de caballos sin haber demostrado lo mínimo exigible en una plaza como la de Albacete.