Las peluquerías denuncian la delicada situación que atraviesa el sector, declarado esencial, y exigen reducir el IVA del 21 al 10 por ciento, entre otras medidas, para atraer clientela y sobrellevar los elevados costes, evitando así que el negocio de la imagen personal se encamine hacia la economía sumergida.
«Es incuestionable que vamos hacia la economía sumergida porque las personas que se han dado de baja o han cerrado su negocio tienen que seguir viviendo», lamenta el presidente de la Federación de Empresarios de Peluquería y Centros de Estética de Castilla-La Mancha, Andrés Ronco, en una entrevista.
Con motivo del Día Internacional del Peluquero, que se celebra este 25 de agosto, Ronco reivindica una profesión que «contribuye a la mejora de la apariencia física y cuidado personal» y a unos profesionales que, en su día a día, son confidentes y un apoyo inestimable para sus clientes.
Propietario de una peluquería en Toledo que emplea a tres trabajadores, destaca los equilibrios que debe hacer para «dejar de lado» sus necesidades en un entorno cada vez más precario y, una vez dentro del salón, «ponerse la capa de Superman» y crear un ambiente «relajado y óptimo» para el cliente, que trae de casa sus propios problemas.
Tras los cortes, los lavados y los tintes, se esconde un sector «gravemente herido» que, en palabras de Ronco, se debe a la «desidia, falta de consideración e indiferencia» del Ejecutivo central, pese a tratarse de un servicio que ha participado de manera «directa» y activa durante la pandemia.
En los momentos más cruentos de la crisis sanitaria, él y muchos compañeros de profesión cedieron a los sanitarios todos los guantes, capas, protectores y mandiles de los que disponían, además de abrir el local fuera de su horario habitual para atender a los colectivos más vulnerables, como las personas mayores, para reducir al máximo las posibilidades de contagio.
Por todo ello, el presidente de la Federación de Empresarios de Peluquería y Centros de Estética de Castilla-La Mancha insiste en que el sector necesita «un empujón» por parte de los gobernantes que pasa por rebajar once puntos el IVA, bajar el «disparatado» precio de la luz y reconocer las enfermedades que afectan al sector.
«Sería un balón de oxígeno muy importantes dadas las circunstancias actuales», reconoce, a lo que se suma otra de las reclamaciones del sector, una bajada en los precios de la electricidad y los carburantes, lo cual «se agradecería muchísimo», dado que los costes se han disparado un 15 % respecto al año pasado.
La crisis energética es la guinda que completa los «graves» problemas del sector, compuesto por unos 15.000 peluqueros en Castilla-La Mancha, que se ve obligado a hacer auténticos malabares para llegar a fin de mes, una «maratón muy dura de atravesar» que ha generado un retroceso en cuanto a la creación de empleo, advierte.
Todo ello, sumado a la menor asistencia de la clientela ante las dificultades económicas, genera un caldo de cultivo que propicia que algunos peluqueros prescindan de darse de alta como empresario o autónomo y comience a trabajar «en negro», que «dramatiza» aún más la situación de esta profesión.
Para evitar esta práctica, ante la que se manifiesta «totalmente en contra», Ronco considera que el sector debe ir «de la mano» con las administraciones y el Gobierno debe facilitar «herramientas» para frenarlo.
El empresario defiende que las peluquerías y centros de estéticas conforman un sector de contratación de trabajo «muy fructífero» y que está «muy bien amueblado» en España, gracias al cual el Ejecutivo llevó a recaudar, allá por 2016, unos 5.000 millones de euros al año.
Frente a los difíciles tiempos que han venido, Ronco rinde homenajes a sus compañeros de profesión y asegura que «transmitir una buena imagen siempre genera posibilidad» y critica que «desgraciadamente» las autoridades no les reconoce como, en su opinión, se merecen, con lo que cometen «un grave error»